CRONOLOGÍA MAHLERIANA
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
27 de junio:
A ultimísima hora y contradiciendo lo expresado en la carta del día anterior Mahler decide no ir a Toblach. El 27 de junio toma un tren a Viena desde donde viajará lo antes posible a Tobelbad.
28 de junio: Recién llegado a Viena, Gustav escribe a Alma:
Bien, mi Almscherl, solo estas líneas y ya pronto estaré contigo. Todo está yendo bien y mañana estaré liberado. Estoy muy contento con los editores. Esta vez el trabajo ha sido mucho más fácil y más agradable que nunca.
Aquí me he encontrado con noticias favorables sobre ti, gracias a Dios. En Munich estaba empezando a sentirme muy deprimido.
Marcharé dentró de dos días (jueves). En el mismo tren que tomamos la última vez (almuerzo en el coche comedor). Te pediría que me enviases un coche (uno pequeño) a recogerme en la estación. Esta vez tomaré la precaución de no cortarme el pelo (lo haré más adelante aunque ya lo tengo demasiado largo). Apenas puedo esperar a tenerte entre mis brazos. Pero te pido por Dios ¡Sé razonable! No esperes de mi ninguna nueva sinfonía. Tienen que salir por si solas. Si se fuerzan no vendrán o serán simples suites. Permaneceré hasta el domingo y tras la cena marcharé para Graz camino de Toblach en el tren nocturno que ya he reservado. Tú estarás sola nuevamente por unos días pero mamá se unirá a ti el martes. Ese es el plan, creo que está bien pensado.
Y ahora mi adiós, mi Almscherl. Sé “buena conmigo” cuando llegue.
Tu Gustl.
El corte de pelo hace referencia al verano anterior en el que Mahler se cortó el pelo tan corto en Toblach, que Alma fue casi incapaz de reconocerlo.
30 de junio: Mahler parte de Viena a Tobelbad donde permanece dos días con su familia. Desde allí envía una postal a su suegra informándole del buen estado de salud en que ha encontrado a Alma: “En breves palabras: encontré a Almschi mucho más fresca y robusta. Estoy convencido de que su tratamiento le ha hecho mucho bien. Por favor, intenta que permanezca aquí todo el tiempo necesario (pues parece que tiene dudas sobre la duración de la estancia).”
Poco más sabemos de esa breve estancia en Tobelbad. Por el tono de las cartas que Mahler escribió a Alma tras abandonar el balneario, los días de convivencia en Tobelbad fueron relajados y los problemas brillaron por su ausencia. Mahler conoció a Gropius pero en absoluto pudo imaginar lo que estaba sucediendo entre éste y Alma.
A ultimísima hora y contradiciendo lo expresado en la carta del día anterior Mahler decide no ir a Toblach. El 27 de junio toma un tren a Viena desde donde viajará lo antes posible a Tobelbad.
28 de junio: Recién llegado a Viena, Gustav escribe a Alma:
Bien, mi Almscherl, solo estas líneas y ya pronto estaré contigo. Todo está yendo bien y mañana estaré liberado. Estoy muy contento con los editores. Esta vez el trabajo ha sido mucho más fácil y más agradable que nunca.
Aquí me he encontrado con noticias favorables sobre ti, gracias a Dios. En Munich estaba empezando a sentirme muy deprimido.
Marcharé dentró de dos días (jueves). En el mismo tren que tomamos la última vez (almuerzo en el coche comedor). Te pediría que me enviases un coche (uno pequeño) a recogerme en la estación. Esta vez tomaré la precaución de no cortarme el pelo (lo haré más adelante aunque ya lo tengo demasiado largo). Apenas puedo esperar a tenerte entre mis brazos. Pero te pido por Dios ¡Sé razonable! No esperes de mi ninguna nueva sinfonía. Tienen que salir por si solas. Si se fuerzan no vendrán o serán simples suites. Permaneceré hasta el domingo y tras la cena marcharé para Graz camino de Toblach en el tren nocturno que ya he reservado. Tú estarás sola nuevamente por unos días pero mamá se unirá a ti el martes. Ese es el plan, creo que está bien pensado.
Y ahora mi adiós, mi Almscherl. Sé “buena conmigo” cuando llegue.
Tu Gustl.
El corte de pelo hace referencia al verano anterior en el que Mahler se cortó el pelo tan corto en Toblach, que Alma fue casi incapaz de reconocerlo.
30 de junio: Mahler parte de Viena a Tobelbad donde permanece dos días con su familia. Desde allí envía una postal a su suegra informándole del buen estado de salud en que ha encontrado a Alma: “En breves palabras: encontré a Almschi mucho más fresca y robusta. Estoy convencido de que su tratamiento le ha hecho mucho bien. Por favor, intenta que permanezca aquí todo el tiempo necesario (pues parece que tiene dudas sobre la duración de la estancia).”
Poco más sabemos de esa breve estancia en Tobelbad. Por el tono de las cartas que Mahler escribió a Alma tras abandonar el balneario, los días de convivencia en Tobelbad fueron relajados y los problemas brillaron por su ausencia. Mahler conoció a Gropius pero en absoluto pudo imaginar lo que estaba sucediendo entre éste y Alma.
Psanquin- administrador
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Fecha de inscripción : 16/03/2008
Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
30 de junio:
Mahler parte de Viena a Tobelbad donde permanece dos días con su familia. Desde allí envía una postal a su suegra informándole del buen estado de salud en que ha encontrado a Alma: “En breves palabras: encontré a Almschi mucho más fresca y robusta. Estoy convencido de que su tratamiento le ha hecho mucho bien. Por favor, intenta que permanezca aquí todo el tiempo necesario (pues parece que tiene dudas sobre la duración de la estancia).”
Poco más sabemos de esa breve estancia en Tobelbad. Por el tono de las cartas que Mahler escribió a Alma tras abandonar el balneario, los días de convivencia en Tobelbad fueron relajados y los problemas brillaron por su ausencia.
Mahler conoció a Walter Gropius pero en absoluto pudo imaginar lo que estaba sucediendo entre éste y Alma, ni mucho menos que el joven arquitecto sería con el paso del tiempo el próximo marido de Alma.
2 de julio: Mahler concluye su breve estancia en Tobelbad sin mayor noticia. Como debe tomar el tren nocturno en Graz, Mahler aprovecha la tarde para reunirse con dos viejos amigos y admiradores que vivían en dicha ciudad, Ernst Decsey y Julius von Weiss-Osborn. Este último había dirigido el 14 de marzo Das klagende Lied en Graz, concierto del que en su día dimos detalles en esta cronología.
Afortunadamente contamos con la crónica de Decsey de dicho encuentro:
“Una noche lluviosa Mahler llegó a Graz. Pasamos unas horas inolvidables. Mahler era un enamorado de la vetusta arquitectura de la ciudad. En tiempos, en una tarde de invierno [el de 1906, cuando Mahler dirigió su Tercera] subimos juntos la nevada ladera hasta el Schlossberg para contemplar las antiquísimas casas.
Cuando observó el renacentista Krebsenkeller se mostró conmovido: “¡Qué pena que ya he hecho La fierecilla domada! Hubiera situado a Petruccio aquí, de pié, Kate allí y Bianca más allá...” decía mientras ubicaba en el patio del local los personajes de la ópera de Goetz. No había forma de llevárselo a otro sitio.
Pero el día que llegó desde Tobelbad era bien distinto; había de continuar esa misma noche hacia Munich [confusión de Decsey, pues Mahler partía hacia Toblach]. Se mostraba asombrosamente tranquilo y transfigurado; muy afectuoso conmigo y con Weis-Ostborn. Nos habló de América y de los abusos en la aduana. Insinuó que le gustaría que hubiese algún problema con su contrato para no tener que volver. Lo vimos cansado, cansado de América, y más preocupado de lo habitual con su salud. Nos mostró sus cigarrillos sin nicotina diciendo “no dañan la salud”. Pidió café descafeínado.
Le hablé sobre el joven compositor Joseph Marx, gran admirador de Mahler. “Esta admiración surgió a raíz de la canción del prisionero en la torre [Der Schildwache Nachtlied]” le expliqué –escribe Decsey. Mahler respondió agradecido y algo conmovido: “Esta canción no tuvo mucho éxito en Berlín cuando se estrenó. Pero un artista es como un arquero en la noche. Dispara sus flechas hacia la oscuridad sin saber si llegarán hasta alguien, pero lo cierto es que éstas siempre alcanzan un destino.
Le pregunté a fondo sobre el funcionamiento de las orquestas americanas. En general consideraba que las naciones de estirpe inglesa no tenían el suficiente temperamento, ni el sentimiento necesario para la música. Sin embargo decía que los noventa y séis músicos que actuaban al mandato de su batuta le prestaban mayor atención de lo que nunca le había hecho ninguna otra orquesta antes. [...] Del Don Quijote de Strauss habló con aprecio desde el entendimiento de un músico. “Don Quijote es una obra maestra” concluyó. “Por supuesto el elemento descriptivo es secundario. La obra es fundamentalmente un poema sinfónico, ¡pero hecho con tal arte que todo se transforma en sonido; deja de existir la materia sólida!” [...] También evocó la producción de Salome que no había conseguido presentar en Viena. Nunca se había encontrado con tanta resistencia; incluso cuando ya estaba a punto de ponerse marcha fue nuevamente prohibida. “Sé quien estaba detrás de su prohibición”, dijo Mahler, “¡Los monjes!”.
Desconocemos en que momento pero por la conversación está claro que Weis-Ostborn había estudiado a fondo la partitura de la Octava. Así le pregunta a Mahler por los intervalos melódicos de séptima en el pasaje Tu septiformis munere de la Parte I y sobre el retorno al re mayor sobre las palabras Er kehrt zurück. Mahler confesó que esos aspectos le habían pasado inadvertidos a la vez que “se reía ante nuestro entusiasmo”. Por otra parte confesó que no tenía ni idea a qué se referían los expertos cuando hablaban de “banalidad”. “¿Qué es banal?” preguntaba. “Uno simplemente debe escribir aquello que siente”.
Mahler sin duda disfrutó este relajado y estimulante encuentro pero no quedó más remedio que interrupirlo pues debía tomar el tren nocturno a Toblach. Antes de partir escribió a Alma esta postal desde la estación:
Q.A. Llegué en medio de un diluvio y marcho en medio de un diluvio. D.y O. me recibieron como si fueran un comité de bienvenida acompañándome triunfalmente a la posada donde el ambiente fue de lo más distendido. Su conocimiento detallado de las Obras Completas de Mahler fue de los más emotivo. Acabamos cantando temas de las sinfonías y de las canciones. Decidimos fundar una Sociedad Mahler con varias placas conmemorativas.
¡Hasta pronto! ¡Escribe!
G.
Mahler parte de Viena a Tobelbad donde permanece dos días con su familia. Desde allí envía una postal a su suegra informándole del buen estado de salud en que ha encontrado a Alma: “En breves palabras: encontré a Almschi mucho más fresca y robusta. Estoy convencido de que su tratamiento le ha hecho mucho bien. Por favor, intenta que permanezca aquí todo el tiempo necesario (pues parece que tiene dudas sobre la duración de la estancia).”
Poco más sabemos de esa breve estancia en Tobelbad. Por el tono de las cartas que Mahler escribió a Alma tras abandonar el balneario, los días de convivencia en Tobelbad fueron relajados y los problemas brillaron por su ausencia.
Mahler conoció a Walter Gropius pero en absoluto pudo imaginar lo que estaba sucediendo entre éste y Alma, ni mucho menos que el joven arquitecto sería con el paso del tiempo el próximo marido de Alma.
2 de julio: Mahler concluye su breve estancia en Tobelbad sin mayor noticia. Como debe tomar el tren nocturno en Graz, Mahler aprovecha la tarde para reunirse con dos viejos amigos y admiradores que vivían en dicha ciudad, Ernst Decsey y Julius von Weiss-Osborn. Este último había dirigido el 14 de marzo Das klagende Lied en Graz, concierto del que en su día dimos detalles en esta cronología.
Afortunadamente contamos con la crónica de Decsey de dicho encuentro:
“Una noche lluviosa Mahler llegó a Graz. Pasamos unas horas inolvidables. Mahler era un enamorado de la vetusta arquitectura de la ciudad. En tiempos, en una tarde de invierno [el de 1906, cuando Mahler dirigió su Tercera] subimos juntos la nevada ladera hasta el Schlossberg para contemplar las antiquísimas casas.
Cuando observó el renacentista Krebsenkeller se mostró conmovido: “¡Qué pena que ya he hecho La fierecilla domada! Hubiera situado a Petruccio aquí, de pié, Kate allí y Bianca más allá...” decía mientras ubicaba en el patio del local los personajes de la ópera de Goetz. No había forma de llevárselo a otro sitio.
Pero el día que llegó desde Tobelbad era bien distinto; había de continuar esa misma noche hacia Munich [confusión de Decsey, pues Mahler partía hacia Toblach]. Se mostraba asombrosamente tranquilo y transfigurado; muy afectuoso conmigo y con Weis-Ostborn. Nos habló de América y de los abusos en la aduana. Insinuó que le gustaría que hubiese algún problema con su contrato para no tener que volver. Lo vimos cansado, cansado de América, y más preocupado de lo habitual con su salud. Nos mostró sus cigarrillos sin nicotina diciendo “no dañan la salud”. Pidió café descafeínado.
Le hablé sobre el joven compositor Joseph Marx, gran admirador de Mahler. “Esta admiración surgió a raíz de la canción del prisionero en la torre [Der Schildwache Nachtlied]” le expliqué –escribe Decsey. Mahler respondió agradecido y algo conmovido: “Esta canción no tuvo mucho éxito en Berlín cuando se estrenó. Pero un artista es como un arquero en la noche. Dispara sus flechas hacia la oscuridad sin saber si llegarán hasta alguien, pero lo cierto es que éstas siempre alcanzan un destino.
Le pregunté a fondo sobre el funcionamiento de las orquestas americanas. En general consideraba que las naciones de estirpe inglesa no tenían el suficiente temperamento, ni el sentimiento necesario para la música. Sin embargo decía que los noventa y séis músicos que actuaban al mandato de su batuta le prestaban mayor atención de lo que nunca le había hecho ninguna otra orquesta antes. [...] Del Don Quijote de Strauss habló con aprecio desde el entendimiento de un músico. “Don Quijote es una obra maestra” concluyó. “Por supuesto el elemento descriptivo es secundario. La obra es fundamentalmente un poema sinfónico, ¡pero hecho con tal arte que todo se transforma en sonido; deja de existir la materia sólida!” [...] También evocó la producción de Salome que no había conseguido presentar en Viena. Nunca se había encontrado con tanta resistencia; incluso cuando ya estaba a punto de ponerse marcha fue nuevamente prohibida. “Sé quien estaba detrás de su prohibición”, dijo Mahler, “¡Los monjes!”.
Desconocemos en que momento pero por la conversación está claro que Weis-Ostborn había estudiado a fondo la partitura de la Octava. Así le pregunta a Mahler por los intervalos melódicos de séptima en el pasaje Tu septiformis munere de la Parte I y sobre el retorno al re mayor sobre las palabras Er kehrt zurück. Mahler confesó que esos aspectos le habían pasado inadvertidos a la vez que “se reía ante nuestro entusiasmo”. Por otra parte confesó que no tenía ni idea a qué se referían los expertos cuando hablaban de “banalidad”. “¿Qué es banal?” preguntaba. “Uno simplemente debe escribir aquello que siente”.
Mahler sin duda disfrutó este relajado y estimulante encuentro pero no quedó más remedio que interrupirlo pues debía tomar el tren nocturno a Toblach. Antes de partir escribió a Alma esta postal desde la estación:
Q.A. Llegué en medio de un diluvio y marcho en medio de un diluvio. D.y O. me recibieron como si fueran un comité de bienvenida acompañándome triunfalmente a la posada donde el ambiente fue de lo más distendido. Su conocimiento detallado de las Obras Completas de Mahler fue de los más emotivo. Acabamos cantando temas de las sinfonías y de las canciones. Decidimos fundar una Sociedad Mahler con varias placas conmemorativas.
¡Hasta pronto! ¡Escribe!
G.
Psanquin- administrador
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Fecha de inscripción : 16/03/2008
Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Psanquin escribió:...Cuenta Cadra como la conversación con Mahler la mantenían en francés pues éste insistía en practicar este idioma siempre que tenía ocasión...
Me ha sorprendido esta imagen de Mahler hablando en francés, y buscando las palabras que no le venían para hablar del Don Quijote de Strauss.. No sé por qué, pero nunca he puesto a Mahler en relación directa con la cultura francesa, sino en otra onda distinta. No me le imagino poniendo música a un ciclo de poemas de Mallarmé...
Y este pequeño detalle me ha hecho preguntarme: además del alemán, ¿qué otras lenguas hablaba Mahler? Se puede decir que era ya en su época un hombre de mundo. Sin embargo, creo que en Nueva York no hablaba inglés. ¿Es cierto? ¿Lo entendería quizá? ¿Y hablaba, o entendía al menos, algo del checo de su tierra natal? Por supuesto, italiano o español eran para él lenguas de otro planeta...
Siempre pienso en Mahler como un hombre muy culto, y firmemente anclado en la cultura alemana.. Aunque sea salirse del tema, además de Rückert , ¿qué títulos de libros sabemos que leía Mahler? ¿Filosofía? ¿Qué novelas leyó..? ¿Cervantes? ¿Tolstoi? ¿Rabelais???
Ludovyk- Cantidad de envíos : 1008
Fecha de inscripción : 16/03/2008
Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Ludovyk, me alegra que sigas la cronología. Sí, a mi también me resultó curiosa la imagen de Mahler expresándose en francés. Muchas preguntas; intento responder hasta donde llego, que no es mucho sobre todo así, de memoria.
Es de suponer que poco pudo trabajar ese idioma hasta su etapa americana dónde sin duda lo aprendió, pues el trato por ejemplo con el comité de la orquesta era inevitablemente en inglés. Sin embargo La Grange se inclina a pensar que ni mucho menos se defendía bien en el idioma.
Sobre el francés sí parece lógico pensar que sus conocimientos eran mucho más amplios y sistemáticos pues sin duda era la segunda lengua que un alemán de la época mínimamente culto debía dominar.
Y del checo Mahler no tenía ni idea. No se hablaba ni se enseñaba en su familia, ni en la escuela. Cuando un desconocido Janacek le envió Jenufa a la Hofoper la respuesta de Mahler fue pedirle que tradujese el texto.
Sin embargo sí estudió el húngaro durante su etapa en Budapest aunque desconozco su fluidez en esa lengua.
En italiano seguro que también se manejaba algo; pues aunque el repertorio italiano en la Hofoper no solía dirigirlo sí tenía en su repertorio unas cuantas óperas en ese idioma.
El inglés me consta que empezó a estudiarlo cuando durante su etapa de Hamburgo es invitado a dirigir en Londres, en el Covent Garden, varias óperas de Wagner. Cosechó un gran éxito; de hecho fue invitado con insistencia al años siguiente, pero Mahler prefirió no sacrificar sus "vacaciones" de verano. Vacaciones entre comillas pues realmente era la necesidad de componer lo que le hizo rehuir la suculenta oferta.Y este pequeño detalle me ha hecho preguntarme: además del alemán, ¿qué otras lenguas hablaba Mahler? Se puede decir que era ya en su época un hombre de mundo. Sin embargo, creo que en Nueva York no hablaba inglés. ¿Es cierto? ¿Lo entendería quizá? ¿Y hablaba, o entendía al menos, algo del checo de su tierra natal? Por supuesto, italiano o español eran para él lenguas de otro planeta...
Es de suponer que poco pudo trabajar ese idioma hasta su etapa americana dónde sin duda lo aprendió, pues el trato por ejemplo con el comité de la orquesta era inevitablemente en inglés. Sin embargo La Grange se inclina a pensar que ni mucho menos se defendía bien en el idioma.
Sobre el francés sí parece lógico pensar que sus conocimientos eran mucho más amplios y sistemáticos pues sin duda era la segunda lengua que un alemán de la época mínimamente culto debía dominar.
Y del checo Mahler no tenía ni idea. No se hablaba ni se enseñaba en su familia, ni en la escuela. Cuando un desconocido Janacek le envió Jenufa a la Hofoper la respuesta de Mahler fue pedirle que tradujese el texto.
Sin embargo sí estudió el húngaro durante su etapa en Budapest aunque desconozco su fluidez en esa lengua.
En italiano seguro que también se manejaba algo; pues aunque el repertorio italiano en la Hofoper no solía dirigirlo sí tenía en su repertorio unas cuantas óperas en ese idioma.
A bote pronto aparte de los que citas hay una trilogía sin duda clave: Nietzsche, Goethe y por supuesto Dostoievsky. También Schopenhauer, mucha filosofía griega, etc.Siempre pienso en Mahler como un hombre muy culto, y firmemente anclado en la cultura alemana.. Aunque sea salirse del tema, además de Rückert , ¿qué títulos de libros sabemos que leía Mahler? ¿Filosofía? ¿Qué novelas leyó..? ¿Cervantes? ¿Tolstoi? ¿Rabelais???
Psanquin- administrador
- Cantidad de envíos : 8413
Fecha de inscripción : 16/03/2008
Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Pues, hombre, Mahler interpretó unas cuantas obras de Debussy y creo que le tenía en gran estima.....
gustavo- Cantidad de envíos : 3368
Fecha de inscripción : 10/11/2009
Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
3 de julio:
Mahler parte de madrugada desde Graz a su ansiada Toblach en el tren nocturno. Un largo periplo en busca del ansiado descanso en sus venerados Dolomitas del Sur-Tirol.
Tras los exigentes ensayos de mayo y junio Gustav llegaba a Toblach relajado y tranquilo; la obra y la interpretación habían colmado sus expectativas y alejado las no pocas incertidumbres que ésta había generado.
Aunque como hemos visto Gustav le había dicho a Alma que este verano no esperase más sinfonías de él la inspiración era un impulso que Mahler no podía reprimir –buen ejemplo es el verano de 1906 en el que llegaba a su retiro en Maiernigg agotado y sin propósito de componer y sin emebargo se vió impulsado a escribir en un tiempo record la Octava- Mahler pronto iniciaría en Toblach la escritura del complejo y denso primer movimiento de una nueva sinfonía, obra predestinada a permanecer inconclusa.
Nada más llegar a Toblach Mahler escribe a su nuevo editor Emil Hertzka:
“Por fin estoy aquí, disfrutando mi espléndido aislamiento. (Mis intestinos también se están portando bien). Pero con las prisas del viaje se me olvidó traer alguna música conmigo. Ya he enviado un cable a Universal Edition pero como no quiero demorarlo le escribo, mi querido Director, para pedirle que me envíe lo más rápido posible unas cantatas de Bach, la Misa en si menor, Walpurgisnacht de Mendelssohn y algunas cosas de Reger, al menos de las que haya publicado en Universal Edition ¿Ha también publicado alguna misa de Haydn, Mozart o Schubert? Si lo ha hecho, me gustaría tenerlas.
¿Requiem de Cherubini? Beethoven, Batalla de Waterloo (o como se llame), Christus de Liszt.
Perdone por las molestias querido Hertzka, pero la culpa es suya por tratarme como un viejo amigo. De paso, si tiene alguna novedad interesante, se lo agradecería, si ahora o más adelante, me mantiene informado, ya que me gustaría tener algo nuevo para mis programas.”
5 de julio: Carta a Alma desde Toblach.
Queridísima Almschili
Nuestras primas del campo están felizmente unidas, Como siempre les gusta cortejarse justo debajo de mi ventana (estoy durmiendo en mi vieja habitación, increíblemente acogedora). Tan pronto me traslade a mi cabaña en el bosque sin duda me seguirán allí. En el piso de abajo tenemos a un nervioso chiquillo que pasa la mayor parte del día berreando.
Nuestros felices Bibis son unos villanos inseparables que se pasan el día escabulléndose mientras se burlan con sus chillones sonidos¡Ah, si al menos estos paisanos trajesen al mundo hijos sordomudos! ¡La vida en el campo sería entonces una alegría! Aparte de esto todo es maravilloso aquí de nuevo y me sienta de maravilla.
Querida, no tengo:
1) Manzanas
2 La gran lámpara para el piano
3) La llave del cofrecillo Wertheim
4) Mis calcetines largos
No sé donde están.
Carl estuvo esta mañana y dejó aquí su caja de pinturas. Se unirá a nosotros en una semana.
¡Ninguna palabra tuya! Almschi ¿No encuentras cinco minutos para enviarme una postal?.
Hoy Rottenberg se presentó aquí. Y sí, lo olvidaba, recibimos una gran cesta de huevos, vegetales, lechugas, etc, desde Krumpendorf (evidentemente de los Grünwalds) y una segunda cesta con unos veinte pollos.
Las dos doncellas se han adaptado muy bien. Que alivio librarnos de Kathi. Era una sirvengüenza.
Tuve que aportar otras 12 coronas a la Bachverein. Adjunto las facturas de Gerold y la Bachverein.
Confío que Mammerl ya se ha unido a vosotras ¡Eso te hará sentirte mejor de nuevo! Te animará, lo sé.
Cariñosos saludos a las dos de Gustav.
P.D. ¿Cómo le va a Gucki? Podrías al menos enviarme noticas sobre ella.
Mahler parte de madrugada desde Graz a su ansiada Toblach en el tren nocturno. Un largo periplo en busca del ansiado descanso en sus venerados Dolomitas del Sur-Tirol.
Tras los exigentes ensayos de mayo y junio Gustav llegaba a Toblach relajado y tranquilo; la obra y la interpretación habían colmado sus expectativas y alejado las no pocas incertidumbres que ésta había generado.
Aunque como hemos visto Gustav le había dicho a Alma que este verano no esperase más sinfonías de él la inspiración era un impulso que Mahler no podía reprimir –buen ejemplo es el verano de 1906 en el que llegaba a su retiro en Maiernigg agotado y sin propósito de componer y sin emebargo se vió impulsado a escribir en un tiempo record la Octava- Mahler pronto iniciaría en Toblach la escritura del complejo y denso primer movimiento de una nueva sinfonía, obra predestinada a permanecer inconclusa.
Nada más llegar a Toblach Mahler escribe a su nuevo editor Emil Hertzka:
“Por fin estoy aquí, disfrutando mi espléndido aislamiento. (Mis intestinos también se están portando bien). Pero con las prisas del viaje se me olvidó traer alguna música conmigo. Ya he enviado un cable a Universal Edition pero como no quiero demorarlo le escribo, mi querido Director, para pedirle que me envíe lo más rápido posible unas cantatas de Bach, la Misa en si menor, Walpurgisnacht de Mendelssohn y algunas cosas de Reger, al menos de las que haya publicado en Universal Edition ¿Ha también publicado alguna misa de Haydn, Mozart o Schubert? Si lo ha hecho, me gustaría tenerlas.
¿Requiem de Cherubini? Beethoven, Batalla de Waterloo (o como se llame), Christus de Liszt.
Perdone por las molestias querido Hertzka, pero la culpa es suya por tratarme como un viejo amigo. De paso, si tiene alguna novedad interesante, se lo agradecería, si ahora o más adelante, me mantiene informado, ya que me gustaría tener algo nuevo para mis programas.”
5 de julio: Carta a Alma desde Toblach.
Queridísima Almschili
Nuestras primas del campo están felizmente unidas, Como siempre les gusta cortejarse justo debajo de mi ventana (estoy durmiendo en mi vieja habitación, increíblemente acogedora). Tan pronto me traslade a mi cabaña en el bosque sin duda me seguirán allí. En el piso de abajo tenemos a un nervioso chiquillo que pasa la mayor parte del día berreando.
Nuestros felices Bibis son unos villanos inseparables que se pasan el día escabulléndose mientras se burlan con sus chillones sonidos¡Ah, si al menos estos paisanos trajesen al mundo hijos sordomudos! ¡La vida en el campo sería entonces una alegría! Aparte de esto todo es maravilloso aquí de nuevo y me sienta de maravilla.
Querida, no tengo:
1) Manzanas
2 La gran lámpara para el piano
3) La llave del cofrecillo Wertheim
4) Mis calcetines largos
No sé donde están.
Carl estuvo esta mañana y dejó aquí su caja de pinturas. Se unirá a nosotros en una semana.
¡Ninguna palabra tuya! Almschi ¿No encuentras cinco minutos para enviarme una postal?.
Hoy Rottenberg se presentó aquí. Y sí, lo olvidaba, recibimos una gran cesta de huevos, vegetales, lechugas, etc, desde Krumpendorf (evidentemente de los Grünwalds) y una segunda cesta con unos veinte pollos.
Las dos doncellas se han adaptado muy bien. Que alivio librarnos de Kathi. Era una sirvengüenza.
Tuve que aportar otras 12 coronas a la Bachverein. Adjunto las facturas de Gerold y la Bachverein.
Confío que Mammerl ya se ha unido a vosotras ¡Eso te hará sentirte mejor de nuevo! Te animará, lo sé.
Cariñosos saludos a las dos de Gustav.
P.D. ¿Cómo le va a Gucki? Podrías al menos enviarme noticas sobre ella.
Psanquin- administrador
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Fecha de inscripción : 16/03/2008
Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
7 de julio:
Mahler celebra su quincuagésimo cumpleaños en Toblach en absoluta soledad y despreocupación, aunque la llegada de un aluvión de correo le hace darse cuenta del significado de la ocasión.
Una de las cartas que se conserva corresponde a Arnold Schönberg. Fue escrita el 5 de julio desde su residencia en Viena, en Hietzinger Hauptstrasse 113.
Mi querido Herr Direktor,
Su cincuenta cumpleaños es una magnífica ocasión para decirle algo que siempre he querido expresarle; la alta estima que siento hacia usted. No puedo dejar de recordar, con no poca consternación, que hace años a menudo le molestaba con mis discrepancias. Me doy cuenta de lo equivocado que actuaba arrojando mis opiniones sobre usted en vez de escucharle cuando hablaba y así dejarme enriquecer por algo más importante que las ideas; la voz de una gran personalidad. Aunque mis opiniones no siempre vibrasen de acuerdo con el espíritu de lo que usted decía –aunque sólo fuese en matices- sé que siendo más joven que usted tenía el derecho a ser diferente, incluso aunque esto implicase el caer en la imperfección, pues uno debe aprender por su propia experiencia y no dejarse convencer por la teoría; pero hay una cosa que debería haber admitido incondicionalmente: la esencia que irradia de la grandeza, ese algo innombrable que he sentido de forma tan evidente en su presencia y que es para mi la fuerza del genio; algo de cuya existencia y efecto mis sentidos son claramente conscientes.
Y si he sin embargo discrepado de usted ¿Por qué ha sido? No lo sé ¿Quizás fue por ignorancia, quizás por testarudez? Quizás incluso fue por amor, pues a pesar de todo siempre le he temido. Podría ser una reacción amor que produce odio.
Desde hace tanto tiempo he deseado escribirle esta carta o mejor dicho, he sopesado el escribirle esta carta. Si para mi es vergonzoso el no haberle entendido desde un principio, aun es más vergonzoso haber provocado su ira.
Sólo tengo una disculpa: ya no era un joven; me encontraba demasiado absorto en mi propio desarrollo. Quizás acepte esto como razón. Y quizás contará en mi favor mis actuales sentimientos hacia usted, hacia su trabajo; la profundidad con que le venero en todos los aspectos.
Lo que le deseo en su cincuenta cumpleaños es que pronto esté de vuelta en nuestra amada y odiada Viena, y que esto sea para bien. Que pueda disfrutar viviendo aquí; que le apetezca realmente dirigir aquí y que no lo haga simplemente por que la masa no se lo merece, o que no le apetezca hacerlo pero que lo haga para darnos placer a aquellos que lo merecemos. Sea como fuere ¡Qué esté de vuelta entre nosotros pronto! Y que usted, a quien se le han dado tantos motivos de disgusto, acepte mi devoción y que esta sirva de bálsamo a las heridas causadas por los miopes (pues eso es lo que eran y no maliciosos). Sé que si usted volviera a Viena estaría rodeado de tanta veneración que olvidaría su antiguo y justificado resentimiento.
Es mi más intensa esperanza y deseo que esto suceda pronto. Desde luego me sentiría feliz si hubiese contribuido a ello.
Con mi más sentida devoción y admiración.
Arnold Schönberg
Uno de los telegramas de felicitación llegó del gravemente enfermo Siegfried Lipiner; Mahler al momento respondió a este telegrama (que como todas las cartas de Lipiner a Mahler no se conserva):
“Mi queridísimo Siegfried,
Cuando se ha empezado a acumular una pila de telegramas de felicitación he empezado a jurar y maldecir (imagínate el tiempo que puede llevar redactar simplemente un acuse de recibo a cada uno de ellos), pero cuando llegó el tuyo, me puse tan feliz que me animé a contestar al resto. Ya que el tuyo está sellado desde el Reichsrat entiendo que has vuelto a tu antigua rutina de trabajo, con lo que evito preguntarte si de nuevo tu vida recuerda a la de un ser humano y si los terribles efectos del tratamiento con radio han desaparecido ¿Dónde irás este verano y cuándo? Por favor házmelo saber en una postal, sólo una palabra. Como todos los años he escapado hasta aquí para estar solo todo el verano y muy particularmente este día. Es siempre difícil sentirse bien con uno mismo. Aunque me temo que la experiencia no sirve para nada pues cada año invariablemente tengo que presentarme a mi mismo. Pero probablemente esto sólo le sucede a gente que lleva una vida como la que yo siempre he llevado, en la que uno se quema a pasos vertiginosos.
Mis ensayos en Munich y Leipzig fueron muy satisfactorios; sólo ahora empiezo a pensar que la interpretación del 12 de septiembre finalmente será un hecho. Sería maravilloso que asistieses. Pienso que reconocerías en la obra parte de tu propia mente. El himno, muy especialmente, podría haber nacido de tu propia alma.”
En un último párrafo Mahler se centra en la crisis de la Hofoper: “Creo que hasta el otoño nada se sabrá; seguro me vuelven a preguntar”.
No sólo llegaron hasta Toblach cartas y telegramas sino que con motivo del cincuenta aniversario aparecieron artículos, ensayos y tributos de todos los tipos. De Lipiner llegó un poema Der Musiker spricht escrito especialmente para la ocasión. En opinión de Bruno Walter este poema había expresado perfectamente la visión que Mahler tenía de la inmortalidad así como las conversaciones que éste había tenido con Lipiner.
Otro homenaje llegó en forma de un artículo escrito por Ernst Decsey en el Neue freie Presse. Decsey empieza recordando cuanto detestaba Mahler las ceremonias oficiales, celebraciones y aniversarios y como con su sempiterna “simplicidad” encontraba estas ocasiones “aburridas” y “carentes de seriedad”. Continúa describiendo la incansable obstinación de Mahler, su fé naive y su amor por la naturaleza y por los distantes sonidos de la música militar; aspectos todos presentes en sus obras:
“Su arte es un arte verdaderamente confesional. Su virtuosística técnica es pura y simple reverencia. No es el simple efecto vacío: sólo desde el respeto por el arte puede el artista logar los últimos y más altos objetivos; su contenido musical es una declaración. No llama a nadie; simplemente demanda ser buscado, buscado por los incondicionales de estos tiernos placeres, por los compañeros de estos profundos sufrimientos. Este arte no puede ser una moda pasajera ya que vive para el futuro. Como Schopenhauer correctamente expresó, uno debe permanecer en pié ante él como si fuese un rey y esperar que se dirija a uno.”
El crítico del Deutsche Arbeit Felix Adler también destacó el aniversario de Mahler con un amplio artículo en el cual ofreció un resumen de cada una de las sinfonías en orden cronológico. En una larga introducción caracterizó el lenguaje musical de Mahler acentuando su pasión, vehemencia y absoluta autenticidad y dirigiendo la atención a sus aspectos beethovenianos y a la “fascinante fuerza demoníaca” de su personalidad. Como Decsey, Adler destacó que el arte de Mahler era ajeno a las modas, apuntando que usaba los modernos recursos y técnicas de su época, pero nunca con un fin descriptivo o ilustrativo, pues no era su objetivo –como sucedía con Reger- el querer trasladar esa técnica al material temático más inofensivo e arcaico.
En el mismo número del Neue freie Presse apareció un artículo de Guido Adler titulado Gustav Mahler: Ein Freundeswort zum 50.Geburtstag . Escrito desde un puunto de vista humano y personal, Adler comenta: “Sólo tengo un deseo, que siendo mayor que usted, no pueda vivir para ver la obra de su vida completada”.
Un tributo especialmente significativo es el escrito por Georg Göhler en la revista berlinesa Die Musik y titulado Über die Stellung zu Mahlers Kunst. El propio Mahler lo destacó por su lucidez en una carta posterior a Alma.
Se abre destacando como Mahler, ignorado por sus contemporáneos, seguía su propio camino indiferente, escribiendo no para sus contemporáneos sino para el futuro:
“Es una buena noticia que a pesar del frenético ritmo de vida de nuestro tiempo un fenómeno como el de Gustav Mahler pueda emerger. Estamos ante una persona que tiene cincuenta años y ha escrito diez sinfonías y sin embargo frente a otros compositores apenas cuenta prácticamente nada en el panorama musical de hoy. Todos los grandes músicos son músicos del futuro. Los que ahora son celebrados con muchos aspavientos por sus coetáneos reciben su recompensa demasiado pronto, siendo en la mayoría de los casos cazadores de popularidad de escaso valor perdurable.
Es algo, repito, positivo el que el caso de Mahler demuestre, como el de Beethoven, Schubert, Wagner, Bruckner, Wolf, Liszt, Brahms y tantos más, que en el futuro, a pesar de la influencia de la publicidad, habrá un mundo de paz y serenidad en el que sólo los grandes puedan florecer.”
Göhler considera que la música de Mahler es probablemente “moderna” pero no “complicada” ni “difícil de entender” ni “inaccesible”. Sin embargo todo el mundo ha de aproximarse a ella como si fuese todas estas cosas a la vez. De hecho:
“La música de Mahler procede, a un nivel verdaderamente naive, directamente del sonido, de las notas individuales y no de una idea o programa. Lo que pinta o describe Mahler no es algo superficial, ni tampoco aspira a ningún logro artístico o técnico sino que su contenido es simplemente sonoro; sonidos que despiertan en los oyentes los mismos sentimientos que llenaban a su creador en el momento de la composición. Es una música radiofónica que no necesita cables a través de los cuales enviar sus vibraciones y despertar vibraciones similares en sus oyentes. Estos receptores naturales que son estimulados siempre que escuchamos una melodía popular, sea esta de Haydn, Mozart o Schubert, no se reactivan si la música no es natural o, en otras palabras, si la música carece de vida. De hecho hemos cesado de buscar esta llama en muchas creaciones artísticas contemporáneas ya que los largos años de experiencia nos han demostrado que los medios artificiales son necesarios en el arte de hoy.”
Por tanto Göhler pensaba que la música de Mahler debía ser escuchada “con un oído inocente” de tal forma que con “el sentido intacto, natural, uno la escuche puramente como música”. Las “largas” sinfonías de Mahler sólo resultaban dilatadas para aquellos que mostraban una “falta de energía espiritual, una falta de capacidad de concentración”. Göhler afirmó que los gustos actuales habían sido pervertidos por las “anormalidades sexuales” y la “teatralidad rimbombante” con el resultado de que se hacía difícil disfrutar el mensaje y la experiencia humana contenida en las sinfonías de Mahler. Los oyentes, pervertidos de esta manera:
“No pueden entender como en la música de Mahler todos los sentimientos y las experiencias humanas están siempre interrelacionadas con las fuerzas externas a los seres humanos, y como cada detalle es una reflexión sobre un algo superior y universal. Todavía más difícil para estos oyentes es discernir hasta que grado las miles de voces de la naturaleza y del bosque, del mar, de las noches estrelladas y la soledad de las montañas; los sonidos de la primavera y del verano madurando van a escucharse en esta música, de una forma inexplicable, imposible de ser determinada mediante un programa racional pero siempre presente, siempre viva para aquellos que los conocen.”
Consecuentemente, desde el punto de vista de Göhler, la Naturlaut –el sonido de la naturaleza o el sonido natural- era la clave a la música de Mahler la cual, como las obras de Goethe, Schiller, Hebbel y Wagner combinaba “la comprensión artística más penetrante con una simplicidad creativa, totalmente infantil.”
Mahler se sintió tan identificado y conmovido con esta defensa que no sólo se lo transmitiría a Alma sino que también le respondería a su autor:
“Su artículo realmente me ha emocionado; no creo que nadie nunca haya defendido mi causa de forma tan exhaustiva y sin necesidad de verborrea.”
Un mes más tarde en el periódico muniqués Der Kunstwart Göhler publicaría un sustancioso artículo en el cual elaboró las mismas ideas. En él insiste como a diferencia de sus contemporáneos Mahler no tenía especial prisa en que sus obras fuesen interpretadas; al contrario, estaba dispuesto a esperar el tiempo necesario:
“¿Por qué razón? Podemos esperar tranquilamente que pasen veinte, treinta años… Cuando el artista ha escrito su obra, necesita como mínimo una buena interpretación para convencerse de que ha elegido los medios adecuados para presentar sus ideas. Pero entonces, en ese momento en que la obra para él está completa, acabada ¿por qué imponer a los otros un arte que realmente no necesitan?”
Desde el punto de vista de Göhler, Mahler era una “personalidad” más que un “compositor moderno”. No tenía interés en seguir “programas” o en describir hechos extramusicales, pero se implicaba absolutamente con las “cuestiones espirituales”, con “los problemas más nobles de la vida”:
“Mahler avanzó en solitario siguiendo las huellas de los más grandes artistas de todos los tiempos, buscando por si mismo resolver el eterno problema de todo gran arte, el de establecer la conexión íntima entre lo humano y lo divino, lo terrenal y lo celestial, y en definitiva sondear el sentido de la vida. Todas estas sinfonías de Mahler son como los poemas de Goethe, como las sinfonías de Beethoven; encuentros de un artista con la vida, con todo un mundo […]
Estamos ante el único compositor vivo que se ha atrevido a asumir estas arduas cuestiones con extrema seriedad, que sin cuestionarse por el éxito o hacer la mínima concesión a la moda del día ha permanecido fiel a su solitario y espinoso camino. El único cuyo sendero creativo muestra un desarrollo constante, una creciente profundidad. Ha sobrevivido a todas las tentaciones por que tenía por delante una meta, una tarea vital; por que su idealismo sin concesiones le obligaba a seguir hacia delante… Mahler ve todas las cosas bajo la luz de un mundo más puro el cual está imbuido por lo sobrehumano, fuerza divina por su santidad, espíritu que todo lo anima.”
Göhler concluye alabando a la Octava, una obra que conocía a fondo por su dirección de dos de los coros implicados. Dice: “En la nueva obra aprendemos tras años de privación a creer en un arte que se acerca a lo profético, que nos aleja de la confusión y de los errores de la vida, transportándonos al reino del espíritu”.
Un tercer artículo de Göhler, todavía más exaltado, sería publicado en en el librito de homenaje al compositor preparado por Paul Stefan y que sería lanzado durante el estreno de la Octava en Munich.
“La imaginación de Mahler es como la de Beethoven; siempre va más allá de lo humano hasta el infinito, y con similar fuerza demoníaca. Lo demoníaco, como todo lo impulsivo, anti-artístico, por supuesto no está de moda en la actualidad. Por tanto la forma tan característica en que Mahler se expresa está condenada a ser malentendida actualmente.
El propio Mahler ha dicho que nunca intenaría expresar en música nada que pudiese decirse sólo en palabras. El elemento oscuro, insoslayable de la psique humana es lo que habita en el reino de la música. Y en el caso de los grandes artistas toda la imaginación se dirige hacia lo metafísico. Y esto es lo que les diferencia claramente del sensacinalismo vigente. Del éxito efímero de gente en la que el aspecto trascendental está totalmente ausente o penosamente poco desarrollado.
Todo esto es más acusado en los que están animados por el espíritu, en aquellos que crean a partir de la fuerza de su imaginación. Sus obras son de hecho una lucha constante contra lo absoluto, un continuo deseo de superar las debilidades humanas, una liberación de los grilletes que atenazan al ser humano.
Pero mientras Wagner, por ejemplo –para quien el problema se reducía al de la redención- intentaba establecer un equilibrio entre lo real y lo ideal en el sentido de la filosofía de Schopenhauer, Mahler partió del optimismo expresado grandiosamente por Beethoven en su Novena; es decir, logró un equilibrio entre la forma y la idea, entre el hombre y lo absoluto a través del poder de la imaginación. “Sí” es la respuesta a todo lo que la vida ofrece; nada humano carece de interés pero todo ha de ser considerado en el contexto del universo y elevado más allá de la aleatoriedad de la vida diaria.
Todas las sinfonías de Mahler son estaciones hacia el Monte de la Purificación.”
La conclusión de Göhler asume un tono profético:
“Más allá de la imaginación artísitica Mahler también posee una personalidad artística -¡rara combinación!- lo cual es inusitado en un tiempo en el cual cada una de estas cualidades por separado ya son una terra incognita.
En otro orden de cosas, Mahler es asombrosamente a-contemporáneo ¡Siempre que es equiparado con la docena de “modernos” no puedo evitar reírme! Uno se pregunta como se siente en tal compañía quien es tan diferente de ella como lo es la luna que orbita en torno a la tierra del sol.
¡Qué radicalmente diferente es su técnica, incluso de orquestación (por no hablar de su melodía, armonía, ritmo) de la de sus contemporáneos! Él no es su coetáneo ¡Cómo Goethe no era contemporáneo de Kotzebue!
No hay nada en Mahler que esté hecho al dictado de la moda; todas sus obras son ajenas a la castración, a las deformidades, al emborronamiento. En lugar de un laberinto de colores, le define la claridad, la línea, el contorno.
Mientras Mahler no puede esperar de su tiempo ningún reconocimiento como compositor -¡y esto no cambiará a corto plazo!- el futuro obtendrá lo máximo de él. Su tiempo llegará. Lo que las próximas décadas digan de él es lo de menos; el continuará creando. Alguien que a la edad de cincuenta, sin mirar a uno u otro lado, ha permanecido fiel a si mismo, ha escrito ocho sinfonías como las que él ha escrito, ha luchado por alcanzar el absoluto más allá del humano y se ha dedicado devotamente al santo espíritu del arte, ¡tal hombre puede estar convencido de su propia inmortalidad!"
Este tributo como decíamos apareció en el libro Gustav Mahler: Ein Bild seiner Persönlichkeit in Widmungen editado por Paul Stefan. Junto con la biografía, también escrita por Stefan, iban ambos a salir a la venta coincidiendo con el estreno de la Octava en Munich. Según el propio Stefan este volumen abarcaría los siguientes apartados: “el desarrollo de su personalidad, el fenómeno Mahler, el joven director de ópera, el director de escena maduro, el director en la cima de su carrera y el compositor”.
El volumen contenía contribuciones de Arthur Schnitzler, el artículo de Göhler citado, una Freundeswort de Guido Adler, tributos más breves de Richard Strauss (diez líneas), Conrad Ansorge, Alfredo Casella, Paul Dukas, Anna Bahr-Mildenburg (una página, como los dos anteriores), Ferdinand Gregori, Gerhard Hauptmann, Alfred Roller (18 líneas), Max von Schillings, Hugo von Hoffmansthal (16 líneas). Otros textos más largos evocaban aspectos concretos de la carrera de Mahler como el caso de Angelo Neumann sobre Praga, Max Steinitzer sobre Leipzig, Marie Gutheil-Schoder (Viena) y Oskar Fried (sobre Mahler en América). Hans Pfitzner, Julius Bittner y Anna von Mildenburg aportaron reminiscencias personales del trabajo de Mahler como director de ópera. El libro también contenía amplios capítulos sobre las actividades pasadas de Mahler: Hermann Mahler por ejemplo escribió Mahler und das deutsche Theater, Carl Hagemann Der Fall Mahler als Kulturaltragödie y el trabajo ampliamente comentado de Georg Göhler Der Kunstler und seine Zeit. Stefan Zweig aportó un amplio poema Der Dirigent; Max Burckhardt Der Fall Mahler als Politicum y Bruno Walter envió una extensa carta pública sobre las obras de Mahler; su estilo y contenido.
Este mismo día Mahler encuentra tiempo para enviar una nueva carta a Alma:
Queridísima Almschi,
Ha sido maravilloso recibir tu carta.
Si te he entendido correctamente, Gucki tiene una sobreproducción de ácido úrico ¿Pero no es demasiado joven como para tener estos problemas? ¿Qué vas a hacer? ¿Puede ser tratada con una dieta racional? Sea como sea te pido que nunca le obligues a comer nada contra su voluntad. Comer excesivamente también puede producir demasiado ácido úrico (probablemente sea la causa principal del problema). Los niños bien saben cuando han comido suficiente.
La vida aquí es una maravilla; sería como vivir en el paraíso si no fuese por el horrible ruido que me está convirtiendo en un misántropo. Cuando esta gente conversa parece una bandada de loros histéricos. La madre, con su voz casposa es especialmente nauseabunda.
Por otra parte, no puedo imaginar otro sitio tan aislado y a la vez tan próximo al mundo exterior, tan bello y tan saludable. He estado haciendo tranquilos paseos sólo, comiendo, leyendo, caminando, observando. Mis funciones corporales están en perfecto orden. Los criados son maravillosos. Agnes puede ser terriblemente estúpida, pero eso no me molesta ya que es obediente y me sirve en lo que le pido.
Los cielos han estado lloviéndome volúmenes de Rosegger. Mammerl se ha superado de nuevo. Realmente quiero darle los libros, pero no importa, ella puede leerlos –de otro modo yo tendría que leerlos en casa.
Por favor trasládale mi agradecimiento, también por sus bonitas palabras. Su carta y las tuyas son las únicas que me producen verdadero placer. A pesar de todas las prohibiciones y recomendaciones me he visto prácticamente inundado por telegramas y postales sin sentido. Consuélate sabiendo que me encuentro mucho mejor ahora que hace diez años. Esta dieta, que continuaré haciendo, ha sido mi salvación. Estoy convencido, y no deberías dudarlo.
Querida Almschili, una vez más te pido:
1. URGENTEMENTE necesito la llave de la caja fuerte Wertheim
2. las lámparas
3. no puedo encontrar mis calcetines largos
4. no tengo manzanas
5. el termo (con agua caliente, sería inmensamente beneficioso para mi ¿Dónde puedo conseguir uno?
Mahler celebra su quincuagésimo cumpleaños en Toblach en absoluta soledad y despreocupación, aunque la llegada de un aluvión de correo le hace darse cuenta del significado de la ocasión.
Una de las cartas que se conserva corresponde a Arnold Schönberg. Fue escrita el 5 de julio desde su residencia en Viena, en Hietzinger Hauptstrasse 113.
Mi querido Herr Direktor,
Su cincuenta cumpleaños es una magnífica ocasión para decirle algo que siempre he querido expresarle; la alta estima que siento hacia usted. No puedo dejar de recordar, con no poca consternación, que hace años a menudo le molestaba con mis discrepancias. Me doy cuenta de lo equivocado que actuaba arrojando mis opiniones sobre usted en vez de escucharle cuando hablaba y así dejarme enriquecer por algo más importante que las ideas; la voz de una gran personalidad. Aunque mis opiniones no siempre vibrasen de acuerdo con el espíritu de lo que usted decía –aunque sólo fuese en matices- sé que siendo más joven que usted tenía el derecho a ser diferente, incluso aunque esto implicase el caer en la imperfección, pues uno debe aprender por su propia experiencia y no dejarse convencer por la teoría; pero hay una cosa que debería haber admitido incondicionalmente: la esencia que irradia de la grandeza, ese algo innombrable que he sentido de forma tan evidente en su presencia y que es para mi la fuerza del genio; algo de cuya existencia y efecto mis sentidos son claramente conscientes.
Y si he sin embargo discrepado de usted ¿Por qué ha sido? No lo sé ¿Quizás fue por ignorancia, quizás por testarudez? Quizás incluso fue por amor, pues a pesar de todo siempre le he temido. Podría ser una reacción amor que produce odio.
Desde hace tanto tiempo he deseado escribirle esta carta o mejor dicho, he sopesado el escribirle esta carta. Si para mi es vergonzoso el no haberle entendido desde un principio, aun es más vergonzoso haber provocado su ira.
Sólo tengo una disculpa: ya no era un joven; me encontraba demasiado absorto en mi propio desarrollo. Quizás acepte esto como razón. Y quizás contará en mi favor mis actuales sentimientos hacia usted, hacia su trabajo; la profundidad con que le venero en todos los aspectos.
Lo que le deseo en su cincuenta cumpleaños es que pronto esté de vuelta en nuestra amada y odiada Viena, y que esto sea para bien. Que pueda disfrutar viviendo aquí; que le apetezca realmente dirigir aquí y que no lo haga simplemente por que la masa no se lo merece, o que no le apetezca hacerlo pero que lo haga para darnos placer a aquellos que lo merecemos. Sea como fuere ¡Qué esté de vuelta entre nosotros pronto! Y que usted, a quien se le han dado tantos motivos de disgusto, acepte mi devoción y que esta sirva de bálsamo a las heridas causadas por los miopes (pues eso es lo que eran y no maliciosos). Sé que si usted volviera a Viena estaría rodeado de tanta veneración que olvidaría su antiguo y justificado resentimiento.
Es mi más intensa esperanza y deseo que esto suceda pronto. Desde luego me sentiría feliz si hubiese contribuido a ello.
Con mi más sentida devoción y admiración.
Arnold Schönberg
Uno de los telegramas de felicitación llegó del gravemente enfermo Siegfried Lipiner; Mahler al momento respondió a este telegrama (que como todas las cartas de Lipiner a Mahler no se conserva):
“Mi queridísimo Siegfried,
Cuando se ha empezado a acumular una pila de telegramas de felicitación he empezado a jurar y maldecir (imagínate el tiempo que puede llevar redactar simplemente un acuse de recibo a cada uno de ellos), pero cuando llegó el tuyo, me puse tan feliz que me animé a contestar al resto. Ya que el tuyo está sellado desde el Reichsrat entiendo que has vuelto a tu antigua rutina de trabajo, con lo que evito preguntarte si de nuevo tu vida recuerda a la de un ser humano y si los terribles efectos del tratamiento con radio han desaparecido ¿Dónde irás este verano y cuándo? Por favor házmelo saber en una postal, sólo una palabra. Como todos los años he escapado hasta aquí para estar solo todo el verano y muy particularmente este día. Es siempre difícil sentirse bien con uno mismo. Aunque me temo que la experiencia no sirve para nada pues cada año invariablemente tengo que presentarme a mi mismo. Pero probablemente esto sólo le sucede a gente que lleva una vida como la que yo siempre he llevado, en la que uno se quema a pasos vertiginosos.
Mis ensayos en Munich y Leipzig fueron muy satisfactorios; sólo ahora empiezo a pensar que la interpretación del 12 de septiembre finalmente será un hecho. Sería maravilloso que asistieses. Pienso que reconocerías en la obra parte de tu propia mente. El himno, muy especialmente, podría haber nacido de tu propia alma.”
En un último párrafo Mahler se centra en la crisis de la Hofoper: “Creo que hasta el otoño nada se sabrá; seguro me vuelven a preguntar”.
No sólo llegaron hasta Toblach cartas y telegramas sino que con motivo del cincuenta aniversario aparecieron artículos, ensayos y tributos de todos los tipos. De Lipiner llegó un poema Der Musiker spricht escrito especialmente para la ocasión. En opinión de Bruno Walter este poema había expresado perfectamente la visión que Mahler tenía de la inmortalidad así como las conversaciones que éste había tenido con Lipiner.
Otro homenaje llegó en forma de un artículo escrito por Ernst Decsey en el Neue freie Presse. Decsey empieza recordando cuanto detestaba Mahler las ceremonias oficiales, celebraciones y aniversarios y como con su sempiterna “simplicidad” encontraba estas ocasiones “aburridas” y “carentes de seriedad”. Continúa describiendo la incansable obstinación de Mahler, su fé naive y su amor por la naturaleza y por los distantes sonidos de la música militar; aspectos todos presentes en sus obras:
“Su arte es un arte verdaderamente confesional. Su virtuosística técnica es pura y simple reverencia. No es el simple efecto vacío: sólo desde el respeto por el arte puede el artista logar los últimos y más altos objetivos; su contenido musical es una declaración. No llama a nadie; simplemente demanda ser buscado, buscado por los incondicionales de estos tiernos placeres, por los compañeros de estos profundos sufrimientos. Este arte no puede ser una moda pasajera ya que vive para el futuro. Como Schopenhauer correctamente expresó, uno debe permanecer en pié ante él como si fuese un rey y esperar que se dirija a uno.”
El crítico del Deutsche Arbeit Felix Adler también destacó el aniversario de Mahler con un amplio artículo en el cual ofreció un resumen de cada una de las sinfonías en orden cronológico. En una larga introducción caracterizó el lenguaje musical de Mahler acentuando su pasión, vehemencia y absoluta autenticidad y dirigiendo la atención a sus aspectos beethovenianos y a la “fascinante fuerza demoníaca” de su personalidad. Como Decsey, Adler destacó que el arte de Mahler era ajeno a las modas, apuntando que usaba los modernos recursos y técnicas de su época, pero nunca con un fin descriptivo o ilustrativo, pues no era su objetivo –como sucedía con Reger- el querer trasladar esa técnica al material temático más inofensivo e arcaico.
En el mismo número del Neue freie Presse apareció un artículo de Guido Adler titulado Gustav Mahler: Ein Freundeswort zum 50.Geburtstag . Escrito desde un puunto de vista humano y personal, Adler comenta: “Sólo tengo un deseo, que siendo mayor que usted, no pueda vivir para ver la obra de su vida completada”.
Un tributo especialmente significativo es el escrito por Georg Göhler en la revista berlinesa Die Musik y titulado Über die Stellung zu Mahlers Kunst. El propio Mahler lo destacó por su lucidez en una carta posterior a Alma.
Se abre destacando como Mahler, ignorado por sus contemporáneos, seguía su propio camino indiferente, escribiendo no para sus contemporáneos sino para el futuro:
“Es una buena noticia que a pesar del frenético ritmo de vida de nuestro tiempo un fenómeno como el de Gustav Mahler pueda emerger. Estamos ante una persona que tiene cincuenta años y ha escrito diez sinfonías y sin embargo frente a otros compositores apenas cuenta prácticamente nada en el panorama musical de hoy. Todos los grandes músicos son músicos del futuro. Los que ahora son celebrados con muchos aspavientos por sus coetáneos reciben su recompensa demasiado pronto, siendo en la mayoría de los casos cazadores de popularidad de escaso valor perdurable.
Es algo, repito, positivo el que el caso de Mahler demuestre, como el de Beethoven, Schubert, Wagner, Bruckner, Wolf, Liszt, Brahms y tantos más, que en el futuro, a pesar de la influencia de la publicidad, habrá un mundo de paz y serenidad en el que sólo los grandes puedan florecer.”
Göhler considera que la música de Mahler es probablemente “moderna” pero no “complicada” ni “difícil de entender” ni “inaccesible”. Sin embargo todo el mundo ha de aproximarse a ella como si fuese todas estas cosas a la vez. De hecho:
“La música de Mahler procede, a un nivel verdaderamente naive, directamente del sonido, de las notas individuales y no de una idea o programa. Lo que pinta o describe Mahler no es algo superficial, ni tampoco aspira a ningún logro artístico o técnico sino que su contenido es simplemente sonoro; sonidos que despiertan en los oyentes los mismos sentimientos que llenaban a su creador en el momento de la composición. Es una música radiofónica que no necesita cables a través de los cuales enviar sus vibraciones y despertar vibraciones similares en sus oyentes. Estos receptores naturales que son estimulados siempre que escuchamos una melodía popular, sea esta de Haydn, Mozart o Schubert, no se reactivan si la música no es natural o, en otras palabras, si la música carece de vida. De hecho hemos cesado de buscar esta llama en muchas creaciones artísticas contemporáneas ya que los largos años de experiencia nos han demostrado que los medios artificiales son necesarios en el arte de hoy.”
Por tanto Göhler pensaba que la música de Mahler debía ser escuchada “con un oído inocente” de tal forma que con “el sentido intacto, natural, uno la escuche puramente como música”. Las “largas” sinfonías de Mahler sólo resultaban dilatadas para aquellos que mostraban una “falta de energía espiritual, una falta de capacidad de concentración”. Göhler afirmó que los gustos actuales habían sido pervertidos por las “anormalidades sexuales” y la “teatralidad rimbombante” con el resultado de que se hacía difícil disfrutar el mensaje y la experiencia humana contenida en las sinfonías de Mahler. Los oyentes, pervertidos de esta manera:
“No pueden entender como en la música de Mahler todos los sentimientos y las experiencias humanas están siempre interrelacionadas con las fuerzas externas a los seres humanos, y como cada detalle es una reflexión sobre un algo superior y universal. Todavía más difícil para estos oyentes es discernir hasta que grado las miles de voces de la naturaleza y del bosque, del mar, de las noches estrelladas y la soledad de las montañas; los sonidos de la primavera y del verano madurando van a escucharse en esta música, de una forma inexplicable, imposible de ser determinada mediante un programa racional pero siempre presente, siempre viva para aquellos que los conocen.”
Consecuentemente, desde el punto de vista de Göhler, la Naturlaut –el sonido de la naturaleza o el sonido natural- era la clave a la música de Mahler la cual, como las obras de Goethe, Schiller, Hebbel y Wagner combinaba “la comprensión artística más penetrante con una simplicidad creativa, totalmente infantil.”
Mahler se sintió tan identificado y conmovido con esta defensa que no sólo se lo transmitiría a Alma sino que también le respondería a su autor:
“Su artículo realmente me ha emocionado; no creo que nadie nunca haya defendido mi causa de forma tan exhaustiva y sin necesidad de verborrea.”
Un mes más tarde en el periódico muniqués Der Kunstwart Göhler publicaría un sustancioso artículo en el cual elaboró las mismas ideas. En él insiste como a diferencia de sus contemporáneos Mahler no tenía especial prisa en que sus obras fuesen interpretadas; al contrario, estaba dispuesto a esperar el tiempo necesario:
“¿Por qué razón? Podemos esperar tranquilamente que pasen veinte, treinta años… Cuando el artista ha escrito su obra, necesita como mínimo una buena interpretación para convencerse de que ha elegido los medios adecuados para presentar sus ideas. Pero entonces, en ese momento en que la obra para él está completa, acabada ¿por qué imponer a los otros un arte que realmente no necesitan?”
Desde el punto de vista de Göhler, Mahler era una “personalidad” más que un “compositor moderno”. No tenía interés en seguir “programas” o en describir hechos extramusicales, pero se implicaba absolutamente con las “cuestiones espirituales”, con “los problemas más nobles de la vida”:
“Mahler avanzó en solitario siguiendo las huellas de los más grandes artistas de todos los tiempos, buscando por si mismo resolver el eterno problema de todo gran arte, el de establecer la conexión íntima entre lo humano y lo divino, lo terrenal y lo celestial, y en definitiva sondear el sentido de la vida. Todas estas sinfonías de Mahler son como los poemas de Goethe, como las sinfonías de Beethoven; encuentros de un artista con la vida, con todo un mundo […]
Estamos ante el único compositor vivo que se ha atrevido a asumir estas arduas cuestiones con extrema seriedad, que sin cuestionarse por el éxito o hacer la mínima concesión a la moda del día ha permanecido fiel a su solitario y espinoso camino. El único cuyo sendero creativo muestra un desarrollo constante, una creciente profundidad. Ha sobrevivido a todas las tentaciones por que tenía por delante una meta, una tarea vital; por que su idealismo sin concesiones le obligaba a seguir hacia delante… Mahler ve todas las cosas bajo la luz de un mundo más puro el cual está imbuido por lo sobrehumano, fuerza divina por su santidad, espíritu que todo lo anima.”
Göhler concluye alabando a la Octava, una obra que conocía a fondo por su dirección de dos de los coros implicados. Dice: “En la nueva obra aprendemos tras años de privación a creer en un arte que se acerca a lo profético, que nos aleja de la confusión y de los errores de la vida, transportándonos al reino del espíritu”.
Un tercer artículo de Göhler, todavía más exaltado, sería publicado en en el librito de homenaje al compositor preparado por Paul Stefan y que sería lanzado durante el estreno de la Octava en Munich.
“La imaginación de Mahler es como la de Beethoven; siempre va más allá de lo humano hasta el infinito, y con similar fuerza demoníaca. Lo demoníaco, como todo lo impulsivo, anti-artístico, por supuesto no está de moda en la actualidad. Por tanto la forma tan característica en que Mahler se expresa está condenada a ser malentendida actualmente.
El propio Mahler ha dicho que nunca intenaría expresar en música nada que pudiese decirse sólo en palabras. El elemento oscuro, insoslayable de la psique humana es lo que habita en el reino de la música. Y en el caso de los grandes artistas toda la imaginación se dirige hacia lo metafísico. Y esto es lo que les diferencia claramente del sensacinalismo vigente. Del éxito efímero de gente en la que el aspecto trascendental está totalmente ausente o penosamente poco desarrollado.
Todo esto es más acusado en los que están animados por el espíritu, en aquellos que crean a partir de la fuerza de su imaginación. Sus obras son de hecho una lucha constante contra lo absoluto, un continuo deseo de superar las debilidades humanas, una liberación de los grilletes que atenazan al ser humano.
Pero mientras Wagner, por ejemplo –para quien el problema se reducía al de la redención- intentaba establecer un equilibrio entre lo real y lo ideal en el sentido de la filosofía de Schopenhauer, Mahler partió del optimismo expresado grandiosamente por Beethoven en su Novena; es decir, logró un equilibrio entre la forma y la idea, entre el hombre y lo absoluto a través del poder de la imaginación. “Sí” es la respuesta a todo lo que la vida ofrece; nada humano carece de interés pero todo ha de ser considerado en el contexto del universo y elevado más allá de la aleatoriedad de la vida diaria.
Todas las sinfonías de Mahler son estaciones hacia el Monte de la Purificación.”
La conclusión de Göhler asume un tono profético:
“Más allá de la imaginación artísitica Mahler también posee una personalidad artística -¡rara combinación!- lo cual es inusitado en un tiempo en el cual cada una de estas cualidades por separado ya son una terra incognita.
En otro orden de cosas, Mahler es asombrosamente a-contemporáneo ¡Siempre que es equiparado con la docena de “modernos” no puedo evitar reírme! Uno se pregunta como se siente en tal compañía quien es tan diferente de ella como lo es la luna que orbita en torno a la tierra del sol.
¡Qué radicalmente diferente es su técnica, incluso de orquestación (por no hablar de su melodía, armonía, ritmo) de la de sus contemporáneos! Él no es su coetáneo ¡Cómo Goethe no era contemporáneo de Kotzebue!
No hay nada en Mahler que esté hecho al dictado de la moda; todas sus obras son ajenas a la castración, a las deformidades, al emborronamiento. En lugar de un laberinto de colores, le define la claridad, la línea, el contorno.
Mientras Mahler no puede esperar de su tiempo ningún reconocimiento como compositor -¡y esto no cambiará a corto plazo!- el futuro obtendrá lo máximo de él. Su tiempo llegará. Lo que las próximas décadas digan de él es lo de menos; el continuará creando. Alguien que a la edad de cincuenta, sin mirar a uno u otro lado, ha permanecido fiel a si mismo, ha escrito ocho sinfonías como las que él ha escrito, ha luchado por alcanzar el absoluto más allá del humano y se ha dedicado devotamente al santo espíritu del arte, ¡tal hombre puede estar convencido de su propia inmortalidad!"
Este tributo como decíamos apareció en el libro Gustav Mahler: Ein Bild seiner Persönlichkeit in Widmungen editado por Paul Stefan. Junto con la biografía, también escrita por Stefan, iban ambos a salir a la venta coincidiendo con el estreno de la Octava en Munich. Según el propio Stefan este volumen abarcaría los siguientes apartados: “el desarrollo de su personalidad, el fenómeno Mahler, el joven director de ópera, el director de escena maduro, el director en la cima de su carrera y el compositor”.
El volumen contenía contribuciones de Arthur Schnitzler, el artículo de Göhler citado, una Freundeswort de Guido Adler, tributos más breves de Richard Strauss (diez líneas), Conrad Ansorge, Alfredo Casella, Paul Dukas, Anna Bahr-Mildenburg (una página, como los dos anteriores), Ferdinand Gregori, Gerhard Hauptmann, Alfred Roller (18 líneas), Max von Schillings, Hugo von Hoffmansthal (16 líneas). Otros textos más largos evocaban aspectos concretos de la carrera de Mahler como el caso de Angelo Neumann sobre Praga, Max Steinitzer sobre Leipzig, Marie Gutheil-Schoder (Viena) y Oskar Fried (sobre Mahler en América). Hans Pfitzner, Julius Bittner y Anna von Mildenburg aportaron reminiscencias personales del trabajo de Mahler como director de ópera. El libro también contenía amplios capítulos sobre las actividades pasadas de Mahler: Hermann Mahler por ejemplo escribió Mahler und das deutsche Theater, Carl Hagemann Der Fall Mahler als Kulturaltragödie y el trabajo ampliamente comentado de Georg Göhler Der Kunstler und seine Zeit. Stefan Zweig aportó un amplio poema Der Dirigent; Max Burckhardt Der Fall Mahler als Politicum y Bruno Walter envió una extensa carta pública sobre las obras de Mahler; su estilo y contenido.
Este mismo día Mahler encuentra tiempo para enviar una nueva carta a Alma:
Queridísima Almschi,
Ha sido maravilloso recibir tu carta.
Si te he entendido correctamente, Gucki tiene una sobreproducción de ácido úrico ¿Pero no es demasiado joven como para tener estos problemas? ¿Qué vas a hacer? ¿Puede ser tratada con una dieta racional? Sea como sea te pido que nunca le obligues a comer nada contra su voluntad. Comer excesivamente también puede producir demasiado ácido úrico (probablemente sea la causa principal del problema). Los niños bien saben cuando han comido suficiente.
La vida aquí es una maravilla; sería como vivir en el paraíso si no fuese por el horrible ruido que me está convirtiendo en un misántropo. Cuando esta gente conversa parece una bandada de loros histéricos. La madre, con su voz casposa es especialmente nauseabunda.
Por otra parte, no puedo imaginar otro sitio tan aislado y a la vez tan próximo al mundo exterior, tan bello y tan saludable. He estado haciendo tranquilos paseos sólo, comiendo, leyendo, caminando, observando. Mis funciones corporales están en perfecto orden. Los criados son maravillosos. Agnes puede ser terriblemente estúpida, pero eso no me molesta ya que es obediente y me sirve en lo que le pido.
Los cielos han estado lloviéndome volúmenes de Rosegger. Mammerl se ha superado de nuevo. Realmente quiero darle los libros, pero no importa, ella puede leerlos –de otro modo yo tendría que leerlos en casa.
Por favor trasládale mi agradecimiento, también por sus bonitas palabras. Su carta y las tuyas son las únicas que me producen verdadero placer. A pesar de todas las prohibiciones y recomendaciones me he visto prácticamente inundado por telegramas y postales sin sentido. Consuélate sabiendo que me encuentro mucho mejor ahora que hace diez años. Esta dieta, que continuaré haciendo, ha sido mi salvación. Estoy convencido, y no deberías dudarlo.
Querida Almschili, una vez más te pido:
1. URGENTEMENTE necesito la llave de la caja fuerte Wertheim
2. las lámparas
3. no puedo encontrar mis calcetines largos
4. no tengo manzanas
5. el termo (con agua caliente, sería inmensamente beneficioso para mi ¿Dónde puedo conseguir uno?
Psanquin- administrador
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Muy bueno este capítulo de la cronología mahleriana, realmente conmovedora la carta de Schönberg. Psanquin, gracias de nuevo por tu dedicación y constancia para con este excelente hilo. Al final, que curiosas y divertidas me han resultado las peticiones de Gustav a Alma, sobre todo la tercera: “no puedo encontrar mis calcetines largos” . Siempre me han parecido curiosas y graciosas las expresiones cotidianas en los grandes personajes de la historia, uno tiene esa imagen tan grande de estos genios que al leer cosas por el estilo cae uno en cuenta de las necesidades tan básicas y personales que tenían, evidentemente las mismas que tenemos todos lo mortales, e incluso me atrevo a decir que algunos de estos grandes genios tenían necesidades y caprichos que resultan excesivos, casi infantiles. Beethoven era uno de los que me resultaban infantiles al leer sus peticiones y caprichos, en nada se parecían sus reflexiones y creaciones con la cotidianidad en la que vivía.
Moreno- Cantidad de envíos : 1407
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Gracias por tus ánimos Moreno y por tus reflexiones Estos días que estoy de Rodríguez estoy aprovechando el tiempo libre en casa para intentar ponerme al día pues la semana que viene estaré una semana fuera. A ver si dejo julio completo antes de marchar.
Psanquin- administrador
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Psanquin, tengo una curiosidad ¿Qué opinaba Mahler sobre la Noche Transfigurada de Schönberg? Existe algún intercambio de cartas con información al respecto, algún escrito en donde Mahler opine sobre la obra.
Moreno- Cantidad de envíos : 1407
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Moreno, no he visto tu mensaje hasta ahora, sorry. Ayer fuimos a Santiago a ver a la Mahler Chamber Orchestra; por cierto también vino el Wanderer Bergamasco. Espero que los paparazzi me envíen algo; hubo imágenes comprometedoras. Como el año pasado, la orquesta impresionante, un Rolls-Royce.
Sí, Mahler conocía a fondo la obra de Schönberg; éste era una figura relevante en el círculo de compositores vieneses. Así Mahler acudió a los ensayos de una interpretación de la Noche Transfigurada por Rosé y sus colegas; fascinándole la obra. Más adelante pudo asistir a los ensayos -las continuas veladas en la ópera le impedían acudir a tantísimos conciertos- de Pelleas; en este caso siguiendo la obra con la partitura. Y por supuesto los famosos incidentes en el estreno del primer cuarteto de Schönberg o en una interpretación de la Kammersymphonie.
Sí, Mahler conocía a fondo la obra de Schönberg; éste era una figura relevante en el círculo de compositores vieneses. Así Mahler acudió a los ensayos de una interpretación de la Noche Transfigurada por Rosé y sus colegas; fascinándole la obra. Más adelante pudo asistir a los ensayos -las continuas veladas en la ópera le impedían acudir a tantísimos conciertos- de Pelleas; en este caso siguiendo la obra con la partitura. Y por supuesto los famosos incidentes en el estreno del primer cuarteto de Schönberg o en una interpretación de la Kammersymphonie.
Psanquin- administrador
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Psanquin, me llamaron esta tarde, me han comentado que esta misma noche te dejan las fotos en el lugar acordado...por cierto también vino el Wanderer Bergamasco. Espero que los paparazzi me envíen algo; hubo imágenes comprometedoras.
Moreno- Cantidad de envíos : 1407
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
8 de julio:
Mi Almscherl,
Mis dedos están lesionados de escribir tantas cartas; se había acumulado tal número que no podía aplazarlas. Te contaré cuando vengas.
Los dibujos de Gucki son una delicia. Me hicieron reír hasta que lloré. La idea de las cinco paralelas no es una prueba. Más bien de lo contrario; de que la imaginación y el sentido artístico de Hodler son los de un niño. Sin caer en la crítica diría: Hodler puede ser una figura artística señera pero Gucki, con su encantadora imaginación no confirma esa hipótesis.
Almscherl, te imploro que permanezcas todo el tiempo que necesites. Estás en el buen camino de la recuperación, pero si sufrieses una recaída asegúrate de que al menos sigues en buenas manos. Si no tienes la paciencia para continuar me temo que el verano se nos interrumpirá como sucedió el año pasado. Ahora que Mammerl está contigo estás en buenas manos. Hoy el tiempo fue bueno por vez primera: cada día agradezco a mi angel de la guarda que no estés aquí. He estado tiritando como un perro o como una liebre de las nieves o (si estos no tiritan) como nuestro amigo Pollak.
El artículo que Göhler ha escrito sobre mi es el mejor y más perfecto que nunca he leído. Te lo envío, no por esa razón sino por que he observado algo que he subrayado en rojo ¡Es sublime! ¡Sin duda debes leerlo! Uno podría explicarlo como selección genética, supervivencia de los más fuertes o cualquier otro término que los académicos consideren ¡pero éste es mi territorio! ¡El espíritu creador, querida! Es tan conmovedor como una Sinfonía Coral, una Missa Solemnis o una Octava Sinfonía (¡perdón por la arrogancia!).
Mis más cariñosos saludos para vosotras. Gracias a Mammerl por las maravillosas nueces; dile que las que traje de Munich están todas rancias.
Tu Gustav.
PD. Últimamente el comportamiento del viejo Trenker ha sido más pelota de lo que podrías imaginar.
La referencia a Hodler se debe a su cuadro Die Eurythmie que fue comentado por Alma en su misiva previa.
Mi Almscherl,
Mis dedos están lesionados de escribir tantas cartas; se había acumulado tal número que no podía aplazarlas. Te contaré cuando vengas.
Los dibujos de Gucki son una delicia. Me hicieron reír hasta que lloré. La idea de las cinco paralelas no es una prueba. Más bien de lo contrario; de que la imaginación y el sentido artístico de Hodler son los de un niño. Sin caer en la crítica diría: Hodler puede ser una figura artística señera pero Gucki, con su encantadora imaginación no confirma esa hipótesis.
Almscherl, te imploro que permanezcas todo el tiempo que necesites. Estás en el buen camino de la recuperación, pero si sufrieses una recaída asegúrate de que al menos sigues en buenas manos. Si no tienes la paciencia para continuar me temo que el verano se nos interrumpirá como sucedió el año pasado. Ahora que Mammerl está contigo estás en buenas manos. Hoy el tiempo fue bueno por vez primera: cada día agradezco a mi angel de la guarda que no estés aquí. He estado tiritando como un perro o como una liebre de las nieves o (si estos no tiritan) como nuestro amigo Pollak.
El artículo que Göhler ha escrito sobre mi es el mejor y más perfecto que nunca he leído. Te lo envío, no por esa razón sino por que he observado algo que he subrayado en rojo ¡Es sublime! ¡Sin duda debes leerlo! Uno podría explicarlo como selección genética, supervivencia de los más fuertes o cualquier otro término que los académicos consideren ¡pero éste es mi territorio! ¡El espíritu creador, querida! Es tan conmovedor como una Sinfonía Coral, una Missa Solemnis o una Octava Sinfonía (¡perdón por la arrogancia!).
Mis más cariñosos saludos para vosotras. Gracias a Mammerl por las maravillosas nueces; dile que las que traje de Munich están todas rancias.
Tu Gustav.
PD. Últimamente el comportamiento del viejo Trenker ha sido más pelota de lo que podrías imaginar.
La referencia a Hodler se debe a su cuadro Die Eurythmie que fue comentado por Alma en su misiva previa.
Psanquin- administrador
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Psanquin escribió:
De Lipiner llegó un poema Der Musiker spricht escrito especialmente para la ocasión. En opinión de Bruno Walter este poema había expresado perfectamente la visión que Mahler tenía de la inmortalidad así como las conversaciones que éste había tenido con Lipiner.
¿Se ha rescatado ese poema? ¿Alguien lo ha leído o sabe de él?
Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Saludos Fernando. Sí, en una tesis realizada sobre Lipiner un par de décadas más tarde se recuperó el poema. Curiosamente La Grange no lo incluye ni como apéndice; dice que por su contenido esotérico, bastante confuso. Esta noche en casa te busco más detalles.
Psanquin- administrador
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Hartmut von Hartungen y su tesis es de 1932
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
9 de julio:
Queridísima Almschi,
¡Otros dos días sin una palabra de ti! No lo entiendo. El tiempo aquí es asqueroso. Si sigue así no será muy adecuado para Gucki. Desafortunadamente no has respondido a mis preguntas. Por tanto no hace mucha diferencia que te diga que Agnes me avisa de que nos estamos quedando sin café (Café Hag). Las dos “doñas” parecen pensar que el café descafeinado es bueno para el organismo.
De todos modos estoy muy satsifecho con ambas. Son voluntariosas y atentas. Rottenberg, pobre diablo, se aburre en Landro, así que viene a verme en ocasiones. No le culpo, pero me distrae.
El aislamiento aquí es realmente celestial. En estos momentos intercambio unas cartas bastante ácidas con Nueva York. Estamos teniendo una buena discusión que desafortunadamente me está quitando mucho tiempo. Te mostraré las cartas cuando vengas. Hay una larga carta de Lilli Lehman y otra de Lilly Lieser. Las guardaré hasta tu vuelta. Te envío el artículo de Bodanzky para que veas como el entusiasmo y la buena voluntad pueden inspirar a un músico pinitos literarios o incluso llevar a un iletrado a citar en latín.
Almschi, podrías mejorar, escribir más, responder a mis preguntas “sé buena conmigo”.
Tú Gustav
P.D. Pollack irá a Tobelbad
La discusión de Mahler con Nueva York se debía a la negociación de la minuta de los veinte conciertos adicionales que iba a dirigir la próxima temporada. Ya que su contrato estipulaba un máximo de 45 conciertos Mahler pedía un extra de 25.000 dólares mientras que el comité sólo le ofrecía 20.000. La disputa finalizaría con una solución de compromiso, 23.000 $.
En esta fecha también escribe Gustav a su suegra, Anna Moll, más preocupado de lo habitual: “¡Qué mazazo la carta de Almschi de hoy! Al poco llegó una segunda carta algo más tranquilizadora y muy especialmente tú propia encantadora carta, con lo que me sentí un poco mejor hasta el punto de convencerme de que puedo seguir aquí sin preocuparme. Pero me siento terriblemente triste por la reincidencia de este tormento. Yo vivo aquí, como sabes, de mis cartas con Alma pues junto a ti ocupa todos mis pensamientos.
¡Qué suerte tenemos al contar contigo! Y no lo digo por egoismo, porque si en vez de ayudarnos con tanta dulzura, fueses tú la que necesitases ayuda sería una alegría poder devolverte todo lo que constantemente recibimos de ti. Inisisto: ¡Qué afortunados somos contando contigo!
¡Ahora debemos de hacer todo lo posible para que Alma se reponga y recupere las fuerzas de nuevo! Me había olvidado completamente de mi cumpleaños con lo que sólo vuestras cartas recordándomelo de forma tan repentina me hicieron sonreir, pensando en lo poco importante que ese día me resulta y sin embargo con que cariño lo recordáis vosotras. Miles de gracias por tus dulces palabras, sigue siendo así conmigo, amiga y madre (así lo ha querido el peculiar dictado del destino)".
El cariño y la confianza que Mahler muestra hacia su suegra contrasta con la actitud de la misma en todo el affaire de Alma con Gropius. Sin ir más lejos el día anterior Alma ha viajado en secreto a Viena, aprovechando que Gropius ha dejado el balneario durante unos días por ocupaciones laborales en Berlín. En esos días sucede casi con toda seguridad el encuentro entre la madre de Alma y Walter Gropius.
Lo cierto es que Anna Moll no sólo es conocedora desde un principio de la relación de su hija sino que la facilitará, por ejemplo sirviendo de receptora de las cartas escritas por Gropius a Alma y viceversa, correspondencia que afortunadamente se conserva en su totalidad y que nos ofrece una imagen de la relación mucho más auténtica de la que Alma inventó en sus Erinnerungen y Mein Leben.
Queridísima Almschi,
¡Otros dos días sin una palabra de ti! No lo entiendo. El tiempo aquí es asqueroso. Si sigue así no será muy adecuado para Gucki. Desafortunadamente no has respondido a mis preguntas. Por tanto no hace mucha diferencia que te diga que Agnes me avisa de que nos estamos quedando sin café (Café Hag). Las dos “doñas” parecen pensar que el café descafeinado es bueno para el organismo.
De todos modos estoy muy satsifecho con ambas. Son voluntariosas y atentas. Rottenberg, pobre diablo, se aburre en Landro, así que viene a verme en ocasiones. No le culpo, pero me distrae.
El aislamiento aquí es realmente celestial. En estos momentos intercambio unas cartas bastante ácidas con Nueva York. Estamos teniendo una buena discusión que desafortunadamente me está quitando mucho tiempo. Te mostraré las cartas cuando vengas. Hay una larga carta de Lilli Lehman y otra de Lilly Lieser. Las guardaré hasta tu vuelta. Te envío el artículo de Bodanzky para que veas como el entusiasmo y la buena voluntad pueden inspirar a un músico pinitos literarios o incluso llevar a un iletrado a citar en latín.
Almschi, podrías mejorar, escribir más, responder a mis preguntas “sé buena conmigo”.
Tú Gustav
P.D. Pollack irá a Tobelbad
La discusión de Mahler con Nueva York se debía a la negociación de la minuta de los veinte conciertos adicionales que iba a dirigir la próxima temporada. Ya que su contrato estipulaba un máximo de 45 conciertos Mahler pedía un extra de 25.000 dólares mientras que el comité sólo le ofrecía 20.000. La disputa finalizaría con una solución de compromiso, 23.000 $.
En esta fecha también escribe Gustav a su suegra, Anna Moll, más preocupado de lo habitual: “¡Qué mazazo la carta de Almschi de hoy! Al poco llegó una segunda carta algo más tranquilizadora y muy especialmente tú propia encantadora carta, con lo que me sentí un poco mejor hasta el punto de convencerme de que puedo seguir aquí sin preocuparme. Pero me siento terriblemente triste por la reincidencia de este tormento. Yo vivo aquí, como sabes, de mis cartas con Alma pues junto a ti ocupa todos mis pensamientos.
¡Qué suerte tenemos al contar contigo! Y no lo digo por egoismo, porque si en vez de ayudarnos con tanta dulzura, fueses tú la que necesitases ayuda sería una alegría poder devolverte todo lo que constantemente recibimos de ti. Inisisto: ¡Qué afortunados somos contando contigo!
¡Ahora debemos de hacer todo lo posible para que Alma se reponga y recupere las fuerzas de nuevo! Me había olvidado completamente de mi cumpleaños con lo que sólo vuestras cartas recordándomelo de forma tan repentina me hicieron sonreir, pensando en lo poco importante que ese día me resulta y sin embargo con que cariño lo recordáis vosotras. Miles de gracias por tus dulces palabras, sigue siendo así conmigo, amiga y madre (así lo ha querido el peculiar dictado del destino)".
El cariño y la confianza que Mahler muestra hacia su suegra contrasta con la actitud de la misma en todo el affaire de Alma con Gropius. Sin ir más lejos el día anterior Alma ha viajado en secreto a Viena, aprovechando que Gropius ha dejado el balneario durante unos días por ocupaciones laborales en Berlín. En esos días sucede casi con toda seguridad el encuentro entre la madre de Alma y Walter Gropius.
Lo cierto es que Anna Moll no sólo es conocedora desde un principio de la relación de su hija sino que la facilitará, por ejemplo sirviendo de receptora de las cartas escritas por Gropius a Alma y viceversa, correspondencia que afortunadamente se conserva en su totalidad y que nos ofrece una imagen de la relación mucho más auténtica de la que Alma inventó en sus Erinnerungen y Mein Leben.
Última edición por Psanquin el 5/8/2010, 00:57, editado 1 vez
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
¡Muchas gracias, Pablo! Alguna vez me gustaría leer ese poema, sólo por curiosidad.
Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Psanquin, sencillamente mereces la medalla "Mahler" de la década por este trabajo.
¡Cuánto material para recopilar!, y cuantas horas gastadas en entregarnos desinteresadamente esto que es único. Seguiré atento a tus órdenes para cualquier ayuda sobre la enfermedad final de GM. Igualmente lo hago extensivo a del Río por su inicio y aporte también. Un abrazo, Carlos
¡Cuánto material para recopilar!, y cuantas horas gastadas en entregarnos desinteresadamente esto que es único. Seguiré atento a tus órdenes para cualquier ayuda sobre la enfermedad final de GM. Igualmente lo hago extensivo a del Río por su inicio y aporte también. Un abrazo, Carlos
carlos pareja obregon- Cantidad de envíos : 355
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Gracias a los dos. Con un mes de vacaciones por delante intentaré ponerme al día definitivamente
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
10 de julio:
Queridísima,
Los últimos tres días los he pasado en medio de una gran ansiedad –no entiendo por qué no tienes las fuerzas necesarias para enviarme una postal. Si necesitase expresar mi resentimiento hacia ti, si fuera capaz de hacerlo, dejaría de escribirte ¿Pero como podría tratar así a una “niña mujer”? Escribe aunque te cueste. Todavía no me has dicho dónde están las llaves del cofre Wertheim. Y esto es tan importante para mi. Ahora, por favor, dime el día de tu llegada. Trenker necesita también saberlo para preparar el carruaje.
No te queda más remedio que contestar.
Carl todavía no ha llegado ni tampoco me ha comunicado nada. Ayer llegaron dos cartas de Mamma para él. También recibí un mensaje inesperado de Julius [Korngold] pidiéndome una entrevista para el Neue freie Presse. Le respondí muy claramente.
Los niños son muy ruidosos. A juzgar por el ruido que hace, el pequeño debe estar destetado con chucrut y carne de cerdo. Estas bestias necesitan una buena paliza. Incluso los terneros recién nacidos son tratados mejor. Pero hay muchos más ruidos. Los dos chicos, a pesar de lo dulce y adorables, me distraen con su extraña charlateneria y sus juegos ruidosos. Al menos si Gucki estuviese aquí podría llorar con un ojo y reír con el otro.
¡Cambia! Besos para todos de Gustav.
11 de julio:
Mahler ya ha recibido por correo la amplia selección de música para las semanas de verano que le había pedido a su editor Hertzka nada más llegar a Toblach (ver 3 de julio). En relación a ella le escribe nuevamente:
“Como el Bruckner ya lo tengo le devuelvo los volúmenes. En compensación me debe enviar lo antes posible las obras completas de Brahms publicadas por Universal Edition (me interesan especialmente, todas las canciones y las obras para piano incluyendo las obras a cuatro manos).”
Queridísima,
Los últimos tres días los he pasado en medio de una gran ansiedad –no entiendo por qué no tienes las fuerzas necesarias para enviarme una postal. Si necesitase expresar mi resentimiento hacia ti, si fuera capaz de hacerlo, dejaría de escribirte ¿Pero como podría tratar así a una “niña mujer”? Escribe aunque te cueste. Todavía no me has dicho dónde están las llaves del cofre Wertheim. Y esto es tan importante para mi. Ahora, por favor, dime el día de tu llegada. Trenker necesita también saberlo para preparar el carruaje.
No te queda más remedio que contestar.
Carl todavía no ha llegado ni tampoco me ha comunicado nada. Ayer llegaron dos cartas de Mamma para él. También recibí un mensaje inesperado de Julius [Korngold] pidiéndome una entrevista para el Neue freie Presse. Le respondí muy claramente.
Los niños son muy ruidosos. A juzgar por el ruido que hace, el pequeño debe estar destetado con chucrut y carne de cerdo. Estas bestias necesitan una buena paliza. Incluso los terneros recién nacidos son tratados mejor. Pero hay muchos más ruidos. Los dos chicos, a pesar de lo dulce y adorables, me distraen con su extraña charlateneria y sus juegos ruidosos. Al menos si Gucki estuviese aquí podría llorar con un ojo y reír con el otro.
¡Cambia! Besos para todos de Gustav.
11 de julio:
Mahler ya ha recibido por correo la amplia selección de música para las semanas de verano que le había pedido a su editor Hertzka nada más llegar a Toblach (ver 3 de julio). En relación a ella le escribe nuevamente:
“Como el Bruckner ya lo tengo le devuelvo los volúmenes. En compensación me debe enviar lo antes posible las obras completas de Brahms publicadas por Universal Edition (me interesan especialmente, todas las canciones y las obras para piano incluyendo las obras a cuatro manos).”
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
13 de julio: A pesar de las vacaciones la comunicación con Gutmann generada por el estreno de la Octava sigue siendo continua. Este día Mahler escribe:
Querido amigo,
Por un penique, por una libra, ¡pero por cuantos miles!
Perfecto, de acuerdo, pero debo poder realizar ensayos adecuados con el coro en cuestión el día 2 de septiembre en Viena y el 3 de septiembre en Leipzig. Viajaría en el tren nocturno a Leipzig el 2 y a Munich el 3, donde estaría listo el 4 para preparar todo de cara al 5. El primer ensayo general será el 10 de septiembre –sábado a las 9 de la mañana. Me temo que perderemos la mañana ubicando a los intérpretes. Sería importantísimo que de antemano cada cantante tenga asignado su asiento.
Por favor recuerde que el primer trompeta requiere un músico first rate [en inglés en el original], ya que esta pequeña parte tiene los pasajes más difíciles –es enormemente aguda- de toda la sinfonía. Debe ser capaz de tocar:
en fa mayor. Debe tenerse esto en cuenta cuando sea contratado. Y no olvides preparar el sustituto para el rol de Mayr o quizás enviarme el sustituto a Toblach. Así evitamos que si algo le sucede a Mayr no haya que cancelar los conciertos.
Last not least [también en inglés] –no pierda las particellas. No hay más ya que la obra será publicada tras la interpretación.
¿Qué quiere decir: “La sala será dispuesta un poco de acuerdo a sus deseos”?
Espero de verdad verle aquí pronto.
Con mis mejores deseos.
Mahler
P.D. Las noticias sobre Viena son ridículas. El Münchener Neueste Nachrichten no me ha pedido ningún comentario con lo que no he hecho ninguno.
También en relación con la planificación de los ensayos Mahler escribe sobre estas fechas una carta a Franz Schalk:
Querido amigo,
Antes de nada muchas gracias por el telegrama, envío y carta a Munich, los cuales me tranquilizaron. Sobre el ensayo del 3 de septiembre no le veo sentido a las informaciones de Gutmann. Tras todo lo que se ha dicho y hecho parece como si no fuese bien recibido en el ensayo de la Wiener Singverein; pretendidamente por que temen nuevamente que acudan pocos cantantes. Que absurdo, si en el último ensayo justo antes de partir el número era mínimamente decente. Por mi parte estoy especialmente interesado en ensayar una vez más con la Singverein antes de los ensayos finales en Munich pues ellos han aceptado ir adelante con sólo dos días de ensayos. Eventualmente acepté esta situación pues puedo acabar el trabajo con la orquesta, los solistas y los niños en los ensayos precedentes y así concentrarme únicamente en los coros. Por tanto hágame saber, querido Schalk, que le parece el ensayo del 3 de septiembre tal como me habían prometido. Yo haré mis arreglos en función de esto.
¿Y qué se sabe de los refuerzos? ¿Puedo confiar en usted sin dudarlo? El Festhall es horriblemente grande. Aunque el sonido conseguido es bueno es fácil que se pierda en la sala.
Mis mejores saludos a usted y a su mujer. Le escribo a su dirección de Viena pues no sé dónde está pasando el verano.
Sinceramente suyo,
Gustav Mahler,
Toblach a.d. Südbahn
14 de julio:
En este día Mahler le envía a Alma un recorte de la prensa. Se trata de un artículo publicado a principios de julio sobre el monumento a la memoria de la emperatriz Elisabeth (“Sisi”) en el Stadtpark de Viena el cual fue inaugurado el 4 de junio de 1907. Este es el lacónico texto que lo acompaña:
Este artículo fue escrito por Carl. Dijo que debería enviártelo.
Querido amigo,
Por un penique, por una libra, ¡pero por cuantos miles!
Perfecto, de acuerdo, pero debo poder realizar ensayos adecuados con el coro en cuestión el día 2 de septiembre en Viena y el 3 de septiembre en Leipzig. Viajaría en el tren nocturno a Leipzig el 2 y a Munich el 3, donde estaría listo el 4 para preparar todo de cara al 5. El primer ensayo general será el 10 de septiembre –sábado a las 9 de la mañana. Me temo que perderemos la mañana ubicando a los intérpretes. Sería importantísimo que de antemano cada cantante tenga asignado su asiento.
Por favor recuerde que el primer trompeta requiere un músico first rate [en inglés en el original], ya que esta pequeña parte tiene los pasajes más difíciles –es enormemente aguda- de toda la sinfonía. Debe ser capaz de tocar:
en fa mayor. Debe tenerse esto en cuenta cuando sea contratado. Y no olvides preparar el sustituto para el rol de Mayr o quizás enviarme el sustituto a Toblach. Así evitamos que si algo le sucede a Mayr no haya que cancelar los conciertos.
Last not least [también en inglés] –no pierda las particellas. No hay más ya que la obra será publicada tras la interpretación.
¿Qué quiere decir: “La sala será dispuesta un poco de acuerdo a sus deseos”?
Espero de verdad verle aquí pronto.
Con mis mejores deseos.
Mahler
P.D. Las noticias sobre Viena son ridículas. El Münchener Neueste Nachrichten no me ha pedido ningún comentario con lo que no he hecho ninguno.
También en relación con la planificación de los ensayos Mahler escribe sobre estas fechas una carta a Franz Schalk:
Querido amigo,
Antes de nada muchas gracias por el telegrama, envío y carta a Munich, los cuales me tranquilizaron. Sobre el ensayo del 3 de septiembre no le veo sentido a las informaciones de Gutmann. Tras todo lo que se ha dicho y hecho parece como si no fuese bien recibido en el ensayo de la Wiener Singverein; pretendidamente por que temen nuevamente que acudan pocos cantantes. Que absurdo, si en el último ensayo justo antes de partir el número era mínimamente decente. Por mi parte estoy especialmente interesado en ensayar una vez más con la Singverein antes de los ensayos finales en Munich pues ellos han aceptado ir adelante con sólo dos días de ensayos. Eventualmente acepté esta situación pues puedo acabar el trabajo con la orquesta, los solistas y los niños en los ensayos precedentes y así concentrarme únicamente en los coros. Por tanto hágame saber, querido Schalk, que le parece el ensayo del 3 de septiembre tal como me habían prometido. Yo haré mis arreglos en función de esto.
¿Y qué se sabe de los refuerzos? ¿Puedo confiar en usted sin dudarlo? El Festhall es horriblemente grande. Aunque el sonido conseguido es bueno es fácil que se pierda en la sala.
Mis mejores saludos a usted y a su mujer. Le escribo a su dirección de Viena pues no sé dónde está pasando el verano.
Sinceramente suyo,
Gustav Mahler,
Toblach a.d. Südbahn
14 de julio:
En este día Mahler le envía a Alma un recorte de la prensa. Se trata de un artículo publicado a principios de julio sobre el monumento a la memoria de la emperatriz Elisabeth (“Sisi”) en el Stadtpark de Viena el cual fue inaugurado el 4 de junio de 1907. Este es el lacónico texto que lo acompaña:
Este artículo fue escrito por Carl. Dijo que debería enviártelo.
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Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
15 de julio:
Mahler escribe a su hermana Justine en respuesta a su felicitación de cumpleaños:
¡Queridísima Justi!
En primer lugar quiero agradecerte tu regalo que no podía haber sido elegido mejor. Tus dedos deben haber volado.
Ya sabes que me estoy convirtiendo en un contertulio inútil. Especialmente ahora; sin embargo debo ser lo más silencioso con el exterior. Los distintos portadores de buenos deseos que por aquí han aparecido se habrán dado cuenta de esto. Pero después de todo y como principio he declarado al verano mi tiempo.
De todos modos uno no puede encontrar la paz en el mundo. Sea como fuere “siempre hay algo”.
He dispuesto con Gutmann que Arnold toque en el concierto de Munich ¿No le ha dicho nada todavía? Espero muchísimo de él y además será muy agradable trabajar de nuevo juntos durante unos días. Sin duda te veré allí también. No sé si Gucki se irá con vosotros o si pronto vendrá aquí con Alma –las noticias de Tobelbad llegan a cuentagotas. Tobelbad no le ha hecho ningún bien a la pequeña ¿Lo sabías ya? ¿No?
Ahora, una vez más muchas gracias, queridísima Justi, y mejores deseos para vosotros de tu Gustav.
P.D.: No me llegó la carta de Ledetsch. Tomo nota de tu crónica y haré algo cuando Alma llegue.
Este mismo día Mahler escribe una carta a Freund pidiendo que del contrato extraiga la clausula por la que se comprometía a entregar a Universal Edition sus próximas obras: "Es probablemente una cuestión secundaria pues no es mi intencion dejar UE pero aun así me irrita cada vez que pienso en ello.”
Mahler aprovecha para mostrar su satisfacción con la copia de la respuesta que Freund ha escrito a las pretensiones del comité de Guarantors. Como hemos contado, estos a los pocos días del cumpleaños de Mahler le habían comunicado que únicamente le concedían una paga extra de 5.000$ por dirigir 20 conciertos adicionales la próxima temporada: “He enviado la carta Flinsch sin hacer ningún cambio. No creo que Charlton tenga nada que ver con esto. Es solamente la simplicidad y el egoismo brutal de esta gente que ignora el punto de vista de la persona con la que discrepan. Veremos que respuesta nos dan”.
Las pretensiones de Mahler eran desde luego razonables pues la carga de conciertos aumentaba enormemente. Su primera intención había sido dimitir pero a estas alturas del año no era muy aconsejable. Por otra parte le habían llegado noticias de que el comité “había puesto su atención en Weingartner, quien estaría disponible la próxima temporada y por tanto ya estaba moviendo sus hilos en América”. Mahler no tenía ninguna intención de dejar en manos de Weingartner, un colega por el cual no tenía especial afinidad, una orquesta a la que había dedicado tanto tiempo y esfuerzo.
Finalmente Mahler le comunica a Freund que ha completado las correcciones de la Cuarta Sinfonía obra que interpretará la temporada próxima en Nueva York.
Estos retoques no serían incluidos en la edición de la partitura hasta 1963, en la Edición Crítica de Erwin Ratz.
16 de julio:
Una esplendorosa Alma llega por fin a Toblach. Se abre sin duda el capítulo más amargo en la vida de Mahler.
La comunicación con Gropius tendría lugar por carta para lo cual Alma contrataría un apartado postal en la oficina de correos de la vecina Alt-Schluderbach -a tres kilómetros de Toblach. Allí recogería la correspondencia de Gropius –dirigida a nombre de la cómplice Anna Moll- y le enviaría sus propias misivas.
Mahler escribe a su hermana Justine en respuesta a su felicitación de cumpleaños:
¡Queridísima Justi!
En primer lugar quiero agradecerte tu regalo que no podía haber sido elegido mejor. Tus dedos deben haber volado.
Ya sabes que me estoy convirtiendo en un contertulio inútil. Especialmente ahora; sin embargo debo ser lo más silencioso con el exterior. Los distintos portadores de buenos deseos que por aquí han aparecido se habrán dado cuenta de esto. Pero después de todo y como principio he declarado al verano mi tiempo.
De todos modos uno no puede encontrar la paz en el mundo. Sea como fuere “siempre hay algo”.
He dispuesto con Gutmann que Arnold toque en el concierto de Munich ¿No le ha dicho nada todavía? Espero muchísimo de él y además será muy agradable trabajar de nuevo juntos durante unos días. Sin duda te veré allí también. No sé si Gucki se irá con vosotros o si pronto vendrá aquí con Alma –las noticias de Tobelbad llegan a cuentagotas. Tobelbad no le ha hecho ningún bien a la pequeña ¿Lo sabías ya? ¿No?
Ahora, una vez más muchas gracias, queridísima Justi, y mejores deseos para vosotros de tu Gustav.
P.D.: No me llegó la carta de Ledetsch. Tomo nota de tu crónica y haré algo cuando Alma llegue.
Este mismo día Mahler escribe una carta a Freund pidiendo que del contrato extraiga la clausula por la que se comprometía a entregar a Universal Edition sus próximas obras: "Es probablemente una cuestión secundaria pues no es mi intencion dejar UE pero aun así me irrita cada vez que pienso en ello.”
Mahler aprovecha para mostrar su satisfacción con la copia de la respuesta que Freund ha escrito a las pretensiones del comité de Guarantors. Como hemos contado, estos a los pocos días del cumpleaños de Mahler le habían comunicado que únicamente le concedían una paga extra de 5.000$ por dirigir 20 conciertos adicionales la próxima temporada: “He enviado la carta Flinsch sin hacer ningún cambio. No creo que Charlton tenga nada que ver con esto. Es solamente la simplicidad y el egoismo brutal de esta gente que ignora el punto de vista de la persona con la que discrepan. Veremos que respuesta nos dan”.
Las pretensiones de Mahler eran desde luego razonables pues la carga de conciertos aumentaba enormemente. Su primera intención había sido dimitir pero a estas alturas del año no era muy aconsejable. Por otra parte le habían llegado noticias de que el comité “había puesto su atención en Weingartner, quien estaría disponible la próxima temporada y por tanto ya estaba moviendo sus hilos en América”. Mahler no tenía ninguna intención de dejar en manos de Weingartner, un colega por el cual no tenía especial afinidad, una orquesta a la que había dedicado tanto tiempo y esfuerzo.
Finalmente Mahler le comunica a Freund que ha completado las correcciones de la Cuarta Sinfonía obra que interpretará la temporada próxima en Nueva York.
Estos retoques no serían incluidos en la edición de la partitura hasta 1963, en la Edición Crítica de Erwin Ratz.
16 de julio:
Una esplendorosa Alma llega por fin a Toblach. Se abre sin duda el capítulo más amargo en la vida de Mahler.
La comunicación con Gropius tendría lugar por carta para lo cual Alma contrataría un apartado postal en la oficina de correos de la vecina Alt-Schluderbach -a tres kilómetros de Toblach. Allí recogería la correspondencia de Gropius –dirigida a nombre de la cómplice Anna Moll- y le enviaría sus propias misivas.
Última edición por Psanquin el 5/8/2010, 11:10, editado 1 vez
Psanquin- administrador
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Fecha de inscripción : 16/03/2008
Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
No quiero dejar pasar mi visita nocturna al foro sin felicitar a Psanquin por su irreprochable labor documental y divulgadora. Un acercamiento al personaje más allá de su obra - y al ser éste compositor, de las interpretaciones de la misma - no es sólamente bienvenido sino tambien fundamental. Sólo hay que poner una pega, y es que en cosa de nueve meses hay que "matar" al protagonista. Todo sea por seguir siendo fiel al guión
Hades- Cantidad de envíos : 805
Edad : 36
Fecha de inscripción : 29/03/2008
Re: CRONOLOGÍA MAHLERIANA
Mira que pisarme el desenlace Muchas gracias, siempre un placer leerte Hades. Aprovecho para decir que Maga y en sus visitas por Galicia Robertino me alivian la carga tecleando; son unos auténticos sprinters.
Psanquin- administrador
- Cantidad de envíos : 8413
Fecha de inscripción : 16/03/2008
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