Conciertos interesantes.

no hombre Robertino!!! para nosotros en Cataluña ni el vino, ni el cava, ni la sidra, ni la cerveza son consideradas bebidas alcohólicas, ni mucho menos un vicio, son simples refrescos fermentados La verdad es que estos asturianos son raros

Sin embargo, ya que consideras hasta el Gatorade como vicioso, por aquí tengo unas pruebas que demuestran que no es la compra de discos tu única debilidad, incluso tengo pruebas visuales de que coleccionas fotos de Celibidache y libros de Peppino. Aparte también cuento con una que otra foto y comentarios en los que apareces ingiriendo bebidas, digamos, fermentadas. Si me das el visto bueno las cuelgo ahora mismo, ya sabes, es por lo de la nueva ley de protección de datos

Totalmente de acuerdo con Ludovyk. Yo con esto de los cortes soy extremadamente opuesto, no estoy de acuerdo con ningún corte de nada, de nada. Aunque a algunos pueda o no parecerle X sinfonía aburrida esto no es argumento para amputar una obra concebida de un compositor, si les aburre, pues que no vayan al concierto y punto. En lo que respecta a la Segunda sinfonía de Rachmaninov, pues me gusta mucho y si la tengo que escuchar repetida dos veces en un mismo día, pues mejor. Más aun si se trata de la interpretación de Jansons, especialista en Rachmaninov como pocos, su integral de EMI ya deja constancia de su capacidad para interpretar la obra del ruso. Cuanto me hubiese gustado haber asistido a ese concierto.

Aunque menos interesante que los conciertos que han aparecido por este hilo últimamente, esta semana tenemos el único concierto mahleriano de la temporada de la Sinfónica de Galicia; la Quinta dirigida por Pablo González que se hará el jueves en Santiago y el viernes en Coruña.

Esta mañana he podido acercarme al primer ensayo con el director; de diez a una de la tarde. Tres horas apasionantes que se me han pasado en un santiamén. En ellas el director se ha centrado en los tres primeros movimientos de la obra; es decir casi una hora por movimiento. Para cada movimiento primero una lectura casi sin pausa; a continuación unos comentarios concretos y luego un repaso ya a fondo. Normalmente el director ha trabajado con toda la orquesta pero en ocasiones se ha detenido en secciones concretas, por ejemplo las trompas al inicio del Scherzo, el trompeta Aigi -¡excepcional!- en el inicio de la obra, o con mayor frecuencia con la cuerda. Resulta una oportunidad única poder escuchar en los pasajes más exuberantes de la partitura, la parte de la cuerda aislada del resto. A veces irreconocible, es de tal calidad que podría formar una obra por si sola.

Mis impresiones del trabajo del director, el joven Pablo González han sido buenas, aunque al principio no me gustó nada que en el segundo movimiento pasase por alto tres momentos claves en los que la orquesta no estaba precisamente muy atinada. Seguro que estas cuestiones irán mejorando, como de forma general la interpretación mejoró notablemente tras la primera lectura. El trabajo fue especialmente exhaustivo en el Scherzo y la mejora fue muy apreciable. El solista de trompa será Bushnell, igual que lo fue la última vez que se hizo la obra con Victor Pablo Pérez. Parece que al principal Castelló no le atrae especialmente la Quinta. Casualmente estaba en la sala, de hecho ensayando el concierto de Strauss que hará esta temporada. Cuando terminó se sentó en el patio para observar a sus compañeros. Éramos los dos únicos espectadores. Como digo, el director trabajó a fondo el Scherzo y cuando terminó felicitó a la orquesta con un bravo.

Pablo González no parece abusar de las palabras. Aunque parece nervioso y un tanto tímido se ve que tiene las ideas muy claras y así se lo transmite a la orquesta con indicaciones precisas. Su trato era muy amable y correcto. Cuando en una repetición debía insistir un poco más lo hacía muy educadamente, a veces incluso diciendo, si al final no sale no pasa nada. Me llamó la atención que insistía mucho en el ritmo. También la expresividad, como no. Así en el primer movimiento pedía "por favor exagerar todo un poco más: acentos, staccatos, diminuendos...". En un momento dado pidió especial concentración y en otro fue divertido como le dijo a la cuerda "Recuerden que no están tocando Schubert sino Mahler".

Los músicos se mostraban también muy comunicativos con él y lo más importante es que la interpretación ha ido ganando en intensidad y expresividad. Tiene muy buena pinta. Mañana ensayarán Adagietto y Finale y la otra obra del programa, un estreno del coruñés Juan Vara.

De madrugada contesto a tu esperado mensaje Manuel Menudo ataque de chauvinismo santiagués que te ha dado. Me cabe el honor de haberlo motivado con mi constatación de un hecho indiscutible: la ocupación de una sala de 1000 personas en Santiago es mucho menor que la de una sala de 1700 en Coruña. Y el hecho es que esa ocupación de un 70 % que citas para Santiago se traduce en 300 butacas libres lo cual por palabras de los propios músicos les desmotiva.

Y hasta ahí mi afirmación. Pero me dices que menos historias Lo que digo es evidente; la diferencia es abismal. Al margen de porcentajes basta con ver en un concierto de Santiago las peores butacas, las más próximas a los márgenes de la sala o los laterales de las primerísimas filas: filas y filas vacías, como es natural cuando una sala no se llena. En Coruña con la Sinfónica ese tipo de filas, a pesar de ser las peores, tienen una ocupación muy alta pues se cuelga siempre el no hay entradas y la gente aprovecha todo la sala. Los huecos dispersos que hay se deben a abonados que no pueden asistir. La situación llega al punto de que hoy por ejemplo mucha gente intentaba en el descanso colarse con distintas estratagemas para poder entrar en la segunda parte. Ejem, no puedo dar detalles pues una persona cercana a nosotros recurrió a una de ellas .

Pues eso es todo, los músicos se encuentran en Coruña con una afluencia masiva mientras en Santiago ven filas y filas en blanco. No entraba en las causas de ese vacío pues eso a los músicos les da igual. Lo que les importa es el hecho y eso es lo relevante para justificar la hipótesis de la poca motivación. No habría que dar más vueltas a este hecho... pero tú se las das con una analítica que según tú es “toda la verdad y nada más que la verdad”. Bueno, pues como bien me conoces sabes que entro a todos los trapos y te digo -brevemente-: Me temo que te columpias pues no cuentas toda la verdad. Omites, seguro por despiste, hechos claves que van en contra de lo que tú planteas. No me gustaría extenderme más en polémicas estériles que nada dicen a los lectores así que sólo expongo un ejemplo para que te des cuenta de que no cuentas toda la verdad: Se trata de un hecho clave en cualquier análisis de la asistencia a los conciertos, hecho en este caso corroborado por Paco Yáñez a menudo. De acuerdo a sus palabras –y a mi propia experiencia- muchísimas entradas en Santiago son regaladas. Paco exagerando un poco –espero- ha dicho a menudo, “aquí en Santiago nadie paga”. Insisto, es una exageración, pero esconde un hecho cierto, se regalan muchísimas entradas. Realmente una persona que en Santiago no quiera pagar un euro lo tiene muy fácil para ir a los conciertos. En Coruña con los conciertos de la Sinfónica es justo lo contrario, ese aforo tan elevado se produce en una situación bien distinta, mucho más competitiva y reflejo de la pasión por la música que existe en la ciudad. De hecho las entradas son bastante más caras que las que se ponen a la venta en Santiago y sin embargo siempre se cuelga el no hay entradas. En Santiago a pesar de lo baratas que son las entradas tanto en la temporada de la orquesta como en el ciclo de piano es rarísimo por no decir imposible que se cuelgue el no hay entradas. Por eso se produce ese triste fenómeno de tener que regalar entradas para ver si de esa manera se atrae a la gente al Auditorio; es triste decirlo pero ya que sacas el tema de la realidad musical de Santiago hay que contarlo.

Ahí lo dejo; añade ese dato a la verdad y nada más que la verdad y tu análisis ganará en rigor científico. Pero perdón por desvirtuar el hilo con estos temas que se salen de su objetivo.

El concierto estuvo a la altura de lo esperado. En contra la sombra de Nott –todavía vibran en la cabeza los ecos de la impactante Quinta de Valladolid-; por otra parte la posición que ocupábamos aunque era una buena fila estaba bastante escorada y además muy encima del metal. Y por último y siento decirlo el solista Aigi tuvo una noche discreta sobre todo en los dos primeros movimientos; los más exigentes para él. Bushnell en la trompa sin embargo estuvo soberbio, sin apenas fallos en los momentos claves y con un sonido noble y pleno. La orquesta de forma general a un gran nivel; lo más interesante sin duda fue la dirección de Pablo González que tuvo un gran éxito de público y también entre los músicos. Su concepción de la obra es de una gran lucidez. Conoce a fondo la partitura y se ve que sabe realmente lo que busca y como conseguirlo de los músicos. El suyo no es un Mahler en absoluto efectista ni para la galería. Fue una Quinta sobria pero intensa, nada efectista pero sí muy expresiva. Busca la precisión lo cual logra con una gestualidad muy acentuada, pero nada exagerada. A pesar de esa búsqueda por la precisión nunca se resiente el discurso general. La afinidad que establece con los músicos es una de sus armas. Para hablar con él media hora tuvimos que esperar en camerinos a que los numerosísimos músicos que pasaron terminasen de felicitarle. Allí nos recibió encantador y muy cercano a pesar del cansancio. Nos dijo con gran humildad: uy, si sois tan fans de Mahler seguro seréis muy críticos. Fue un placer hablar con él y muy gentilmente se mostró dispuesto a responder a las cuestiones que le hagamos para la web.

La conexión es muy mala. No puedo subir fotos de momento A ver si mañana hay suerte.