¿QUÉ ESTAMOS ESCUCHANDO? ...

Pues curiosamente, nottiano Todt, la estuve reescuchando este domingo. La Quinta me resulta la menos equilibrada y contenida de lo que va de ciclo, incluso me atrevería a decir que es una lectura exaltada. Si mal no recuerdo, me gustó más su versión de concierto de cuando vino por estas tierras. Es una Quinta notable pero no alcanza las cotas de sus últimos lanzamientos discográficos. Yo diría que el ciclo de Nott comienza a ser realmente especial a partir de la Cuarta, la Novena marcó un antes y un después… aunque, como dije hace unos días, la Cuarta tiene un segundo movimiento excepcional. La Quinta de Nott fue una versión que gustó por aquí en el foro, Robertino en su día la catalogó como una de las tres mejores en DDD, yo realmente no puedo afirmar lo mismo ya que me vienen ahora mismo a la mente unas cuantas por delante: Farberman, Tennstedt (EMI Live Edition), Chailly, Boulez, Gielen, Bernstein (WP DG)…

Versión particularísima, anoche cuando la escuché por vez primera quedé sorprendido, confuso. Esta mañana le he dado otra vuelta y la he disfrutado plenamente. Es muy cercano al modus operandi de mi queridísimo Mitropoulos, en algunos momentos también me ha recordado a Kleiber. Es una versión que por sus características difícilmente entraría en las valoraciones finales de “mejor”, “excepcional”, ***, 9/10… Lo que le hace tan mitropouliana no es solo la agilidad y rapidez de la interpretación, lo es también el tratamiento que hace Oramo de los clímax y de algunos fragmentos que en un principio parecen intrascendentes, lo fogosa que resulta la versión en cuanto a su ejecución, incluso el sonido de la orquesta, un tanto directo, seco (desde la trompeta inicial!!!), en cierto modo “sucio”… pero nítidamente grabada. Me ha resultado increíble que siendo tan ágil se pueda escuchar hasta el más mínimo detalle del entramado orquestal. En definitiva, una versión que te deja sin aliento, sentida, emocionante de principio a fin. Aquí lo importante no es profundizar en la psicología mahleriana, ni mucho menos en el colorido o el refinamiento orquestal. Directa, contundente, no exenta de muchas particularidades discutibles (como algunas puntualizaciones “Bachianas” en el segundo movimiento), no exenta de fallos orquestales, ruidos... a Oramo se le escucha bastante… se trata de una versión pseudo-live que, aunque hayan utilizado dos fechas para la realización, el parcheo resulta mínimo, es prácticamente una versión en vivo. Lo dicho, puro fuego, pura emoción, un torbellino, no me extraña que al final el publico explote conmocionado. Habiendo escuchado por encima el Sibelius de Oramo, me resulta muy diferente a su Mahler. Del Sibelius de Mitro solo conozco una interpretación, el Concierto para Violín con Heifetz y la Filarmónica de Nueva York. En definitiva, versión que se puede amar u odiar, versión directa, muy apasionada pero detallista (es rarísima esta característica), no apta para los que busquen un refinamiento orquestal, ni mucho menos la amplitud expositiva, vamos, no apta para los que busquen aquí a Chailly o a Giulini. Tampoco apta para los que busquen la rigurosidad analítica. Como he dicho al principio, esto tiene más que ver con Mitropoulos o con Kleiber.