Mahler en la literatura.
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Re: Mahler en la literatura.
En conclusión, podemos definir al Arte Absoluto como una fórmula alquímico–artística que cree en un sentido del Arte que supera los géneros y las disciplinas. A su vez promueve principalmente la obra artística que utiliza como antecedente o inspiración otra creación en su mismo u otro soporte. Del mismo modo se pueden considerar obras de Arte Absoluto las creaciones colectivas concebidas con el objetivo de una plasmación unitaria.
No podría haberlo dicho mejor... Desde luego, el Arte Absoluto (la Belleza con mayúsculas) es posiblemente una de las más elevadas aspiraciones del ser humano y es seguro que Mahler pertenece a ese grupo de privilegiados que han conseguido llegar a tal nivel de perfección. >Y los que amamos su música nos podemos considerar unos afortunados por haberla comprendido!!!
gustavo- Cantidad de envíos : 3368
Fecha de inscripción : 10/11/2009
Re: Mahler en la literatura.
Hay una frase de Hegel al respecto: La música es la revelación de lo absoluto en forma de sentimiento.
Psanquin- administrador
- Cantidad de envíos : 8413
Fecha de inscripción : 16/03/2008
Re: Mahler en la literatura.
He dudado en que hilo colocar este ensayo, ha salido publicado en laverdad.es. No me ha gustado nada de nada, ya me dirán.
ENSAYO
Del amor y otras pasiones
Hace ahora un siglo, Gustav Mahler y su esposa Alma vivían una tormentosa relación con abundantes celos e infidelidades, que trataron de salvar recurriendo a Sigmund Freud
Un compositor y director de orquesta obsesivo, perfeccionista y genial. Una mujer inteligente y bella, con temperamento artístico y un atractivo irresistible para los hombres. Uno de los intelectuales y ensayistas más célebres de todos los tiempos, creador del psicoanálisis. Sus vidas se cruzaron en la primera década del pasado siglo en Viena, que entonces era un hervidero donde se engendraban las vanguardias. Ellos eran Gustav Mahler, Alma Schindler y Sigmund Freud y protagonizaron el culebrón más célebre de la historia de la cultura: una trama de seducción, amor, infidelidades, arte, impotencia, éxito, celos, dolor y muerte que parecería inverosímil si no fuera porque está documentada en todos sus aspectos. Ahora se cumple un siglo del final de una historia de amor que acabó en la consulta del psicoanalista y coinciden en el mercado algunos libros que se centran en la figura de sus personajes. Nunca la vida, el amor y la muerte se encarnaron en personalidades tan fuertes. Nunca su lucha fue tan feroz ni produjo obras tan notables.
Gustav Mahler conoció a Alma Schindler en noviembre de 1901. Las suyas eran dos personalidades arrolladoras, incendiarias, que estaban condenadas a consumirse en una pasión devastadora. Él tenía 41 años y ya era para entonces un compositor y director que había alcanzado la cima, al ser nombrado en 1897 máximo responsable de la Ópera de Viena, pese a la oposición de algunos grupos antisemitas encabezados por la viuda de Wagner. Para acceder a ese puesto, Mahler, que era judío, se convirtió al catolicismo. En la Ópera dirigió conciertos memorables y producciones escénicas que marcarían una época. Además, aprovechaba las vacaciones de verano para encerrarse a componer unas sinfonías largas y complejas destinadas a ser el puente entre el Romanticismo y la música contemporánea. Cuando conoció a Alma, tenía en la mesa de trabajo los primeros movimientos de su Quinta Sinfonía. El verano siguiente, embriagado de éxito profesional y personal, escribiría el delicado Adagietto que Visconti hizo popular en Muerte en Venecia.
Todo lo que tenía de riguroso, audaz y genial en su faceta artística eran carencias en el aspecto afectivo. El músico había tenido algunas relaciones en sus años de juventud. Una de ellas, con una mujer casada, la esposa de un nieto del compositor Carl Maria von Weber, con la que llegó a planear una huida que no se llevó a cabo porque ella no se presentó en el tren donde debían escapar a otro país. Aventuras de escaso calado, porque a los 41 años vivía con su hermana, la única persona que parecía capaz de soportar sus muchas manías. Dicen sus biógrafos que ella a cambio gastaba a ritmo notable el elevado salario que el músico cobraba por su trabajo en la Ópera.
Alma tenía 22 años cuando se encontraron por primera vez durante una cena de amigos y artistas. Era hija del pintor Emil Schindler y la cantante Anna von Bergen. Por su casa pasaban muchos de los artistas del momento, y allí conoció a Gustave Klimt, el autor de El beso. El pintor hizo varios retratos de la muchacha cuando aún era una adolescente. Según algunas biografías, fue su primer amor. Antes de conocer a su primer marido, Alma mantuvo relaciones amorosas con el director de teatro Max Burckhard (quien, igual que Klimt, era mucho mayor que ella) y Alexander von Zemlinsky, que fue su profesor en la Nueva Escuela Vienesa de Compositores. Parece que Brahms tuvo algo que ver en el inicio de este tercer noviazgo. Otro hombre famoso surge en el horizonte en esos años: Arnold Schoenberg, pero en este caso todo indica que hubo sólo amistad.
Años de felicidad
Aquel día de noviembre de 1901 en que Gustav Mahler y Alma Schindler coincidieron en una reunión cambió la vida de ambos. El compositor quedó totalmente deslumbrado. Había oído hablar (toda la Viena artística estaba al tanto) de aquella joven inteligente, temperamental, dotada para el arte... y muy bella. Y la muchacha había visto de lejos, en la calle y desde los palcos de la Ópera, al director de moda. En las siguientes semanas, se vieron con frecuencia. Ella le dijo que también componía y le enseñó algunos de sus trabajos. Seguramente no esperaba la reacción del músico: éste le dejó muy claro que si quería seguir junto a él debía dejar de componer. Como quiera que de inmediato empezaron a planear su boda, fue como un contrato: en su casa sólo había sitio para un compositor, y con el peso de la diferencia de edad y el prestigio que él se había ganado era evidente quién debía renunciar.
Se casaron a comienzos de marzo de 1902, cuatro meses después de su primer encuentro. Antes de que finalizara el año nació su primera hija, María. Fueron meses de felicidad para la pareja. En aquel verano irrepetible de 1902, Mahler concluyó su Quinta Sinfonía. De su Adagietto diría que era un retrato de Alma.
Parecía imposible mayor felicidad. El compositor triunfaba en Viena y en otras capitales europeas. Muchas veces, Alma lo acompañaba en sus giras. Juntos cenaban en los mejores restaurantes. Juntos recibían en la calle las muestras de admiración de los melómanos. Juntos suscitaban la envidia de la sociedad vienesa por su éxito y su amor. En 1904, nació Anna, la segunda hija. Por entonces, Mahler ya había terminado la Sinfonía N° 6 y ultimaba la N° 7 y una colección de melodías titulada Canciones para la muerte de los niños, sobre poemas de Rückert. Un homenaje a sus nueve hermanos muertos en la infancia y el dolor de una madre que los enterró uno tras otro y al padre de todos ellos siendo aún muy joven. A Alma no le gustó nada aquella música. Más tarde, cuando la pequeña Maria murió, a los cinco años, le culparía directamente de haber atraído a la Parca hacia su casa.
Celos e impotencia
La larga agonía de la niña, víctima de la difteria, alteró todos los equilibrios emocionales de Mahler. Su mujer perdió el hijo que esperaba, él entró en una depresión que derivó en impotencia y al día siguiente del funeral un médico le diagnosticó la enfermedad cardiaca que habría de terminar con su vida. Además, las presiones de los sectores más furibundamente antisemitas lo obligaron a dejar la dirección de la Ópera de Viena. Corría el año 1907 y la etapa de dicha parecía terminada.
Alma no tardó en buscar fuera lo que no encontraba en casa. Tras algunas relaciones muy breves, se enamoró del arquitecto Walter Gropius, fundador de la Bauhaus y cuatro años más joven que ella. El amante, con el ímpetu de la juventud, le escribió un día una carta en la que se refería con todo detalle a los momentos de intimidad vividos. Ni corto ni perezoso, se la envió a su casa. Nunca se sabrá si fue un error o fue intencionado, pero el destinatario de la carta era el Sr. Mahler, y no la Sra. Mahler. El compositor la abrió y confirmó todas sus sospechas de marido celoso.
Entonces, decidió recurrir al psiquiatra más famoso de su tiempo: Sigmund Freud. Aquella reunión estaba destinada a ser un choque de genios y de egos, y en dos ocasiones la cita no llegó a producirse. Finalmente, el creador del psicoanálisis aceptó a regañadientes recibir al músico en la ciudad holandesa de Leyden, donde se encontraba de vacaciones. Durante toda la tarde, en un larguísimo paseo, Mahler se confesó: reconoció sus miedos, sus complejos y su temor ante la muerte; reconoció también que entendía que su mujer buscara en otro hombre lo que él, por sus episodios de impotencia, rara vez podía darle. Mucho más tarde, Freud escribiría que el músico había comprendido antes que nadie las claves del psicoanálisis. Por su parte, éste le dedicó un poema: «Las sombras de la noche fueron disipadas por una palabra poderosa. / El incansable tormento terminó. / Al final unido en una sola cuerda / mis tímidos pensamientos y mis tempestuosos sentimientos se mezclaron».
Un diagnóstico y un trío
El diagnóstico tranquilizó a Mahler: Freud le dijo que él buscaba en su esposa algunas características de su madre y que la edad no era un obstáculo porque ella también se había unido en su juventud a hombres maduros (la explicación era que su padre había muerto cuando era una niña). El músico regresó a Viena y dio a elegir a su mujer: Gropius o él. Ella contestó que no pensaba abandonarlo. Pero también sugirió que su relación con el joven arquitecto iba a continuar. De hecho, poco después se fue a París, donde había quedado con su amante. En sus cartas de aquellos años hay más de un apunte sobre los encuentros entre ambos, y en ellas confiesa también que fue el primer hombre con el que halló una satisfacción sexual plena.
Mahler aceptó tácitamente el trato. Incluso mejoró su relación con Alma: le dedicó la Sinfonía N° 8, que iba a estrenar poco después, y la animó a componer. También parece que la impotencia remitió. En un ámbito más mundano, empezó a permitir que se comprara ropa con una cierta frecuencia. Hasta entonces, ella debía acudir a fiestas y actos sociales casi siempre con el mismo vestido, mientras él lucía trajes caros.
El músico murió el 18 de mayo de 1911. La enfermedad se había agravado mientras estaba de gira por EE UU y tomó la decisión de regresar de inmediato a Europa. Durante su viaje en tren por el continente, los aficionados salían a las estaciones donde el convoy se detenía para despedirse. En Viena hubo una enorme conmoción. En un ejercicio de hipocresía, quienes habían presionado para que abandonara la dirección de la Ópera se sumaron a los homenajes del último momento. Mahler dejó dispuesto que lo enterraran en la misma tumba en la que reposaban los restos de su hija, y que en la lápida pusieran sólo su apellido. También prohibió a Alma que llevara luto. Y dejó una sinfonía, la número 10, con un movimiento completo y el resto, en esbozo.
Al leer en el periódico la noticia de su muerte, Freud recordó que no había cobrado la consulta de Leyden. Ese mismo día, envió a la viuda una nota con sus honorarios.
http://servicios.laverdad.es/ababol/pg080531/suscr/nec1.htmENSAYO
Del amor y otras pasiones
Hace ahora un siglo, Gustav Mahler y su esposa Alma vivían una tormentosa relación con abundantes celos e infidelidades, que trataron de salvar recurriendo a Sigmund Freud
Un compositor y director de orquesta obsesivo, perfeccionista y genial. Una mujer inteligente y bella, con temperamento artístico y un atractivo irresistible para los hombres. Uno de los intelectuales y ensayistas más célebres de todos los tiempos, creador del psicoanálisis. Sus vidas se cruzaron en la primera década del pasado siglo en Viena, que entonces era un hervidero donde se engendraban las vanguardias. Ellos eran Gustav Mahler, Alma Schindler y Sigmund Freud y protagonizaron el culebrón más célebre de la historia de la cultura: una trama de seducción, amor, infidelidades, arte, impotencia, éxito, celos, dolor y muerte que parecería inverosímil si no fuera porque está documentada en todos sus aspectos. Ahora se cumple un siglo del final de una historia de amor que acabó en la consulta del psicoanalista y coinciden en el mercado algunos libros que se centran en la figura de sus personajes. Nunca la vida, el amor y la muerte se encarnaron en personalidades tan fuertes. Nunca su lucha fue tan feroz ni produjo obras tan notables.
Gustav Mahler conoció a Alma Schindler en noviembre de 1901. Las suyas eran dos personalidades arrolladoras, incendiarias, que estaban condenadas a consumirse en una pasión devastadora. Él tenía 41 años y ya era para entonces un compositor y director que había alcanzado la cima, al ser nombrado en 1897 máximo responsable de la Ópera de Viena, pese a la oposición de algunos grupos antisemitas encabezados por la viuda de Wagner. Para acceder a ese puesto, Mahler, que era judío, se convirtió al catolicismo. En la Ópera dirigió conciertos memorables y producciones escénicas que marcarían una época. Además, aprovechaba las vacaciones de verano para encerrarse a componer unas sinfonías largas y complejas destinadas a ser el puente entre el Romanticismo y la música contemporánea. Cuando conoció a Alma, tenía en la mesa de trabajo los primeros movimientos de su Quinta Sinfonía. El verano siguiente, embriagado de éxito profesional y personal, escribiría el delicado Adagietto que Visconti hizo popular en Muerte en Venecia.
Todo lo que tenía de riguroso, audaz y genial en su faceta artística eran carencias en el aspecto afectivo. El músico había tenido algunas relaciones en sus años de juventud. Una de ellas, con una mujer casada, la esposa de un nieto del compositor Carl Maria von Weber, con la que llegó a planear una huida que no se llevó a cabo porque ella no se presentó en el tren donde debían escapar a otro país. Aventuras de escaso calado, porque a los 41 años vivía con su hermana, la única persona que parecía capaz de soportar sus muchas manías. Dicen sus biógrafos que ella a cambio gastaba a ritmo notable el elevado salario que el músico cobraba por su trabajo en la Ópera.
Alma tenía 22 años cuando se encontraron por primera vez durante una cena de amigos y artistas. Era hija del pintor Emil Schindler y la cantante Anna von Bergen. Por su casa pasaban muchos de los artistas del momento, y allí conoció a Gustave Klimt, el autor de El beso. El pintor hizo varios retratos de la muchacha cuando aún era una adolescente. Según algunas biografías, fue su primer amor. Antes de conocer a su primer marido, Alma mantuvo relaciones amorosas con el director de teatro Max Burckhard (quien, igual que Klimt, era mucho mayor que ella) y Alexander von Zemlinsky, que fue su profesor en la Nueva Escuela Vienesa de Compositores. Parece que Brahms tuvo algo que ver en el inicio de este tercer noviazgo. Otro hombre famoso surge en el horizonte en esos años: Arnold Schoenberg, pero en este caso todo indica que hubo sólo amistad.
Años de felicidad
Aquel día de noviembre de 1901 en que Gustav Mahler y Alma Schindler coincidieron en una reunión cambió la vida de ambos. El compositor quedó totalmente deslumbrado. Había oído hablar (toda la Viena artística estaba al tanto) de aquella joven inteligente, temperamental, dotada para el arte... y muy bella. Y la muchacha había visto de lejos, en la calle y desde los palcos de la Ópera, al director de moda. En las siguientes semanas, se vieron con frecuencia. Ella le dijo que también componía y le enseñó algunos de sus trabajos. Seguramente no esperaba la reacción del músico: éste le dejó muy claro que si quería seguir junto a él debía dejar de componer. Como quiera que de inmediato empezaron a planear su boda, fue como un contrato: en su casa sólo había sitio para un compositor, y con el peso de la diferencia de edad y el prestigio que él se había ganado era evidente quién debía renunciar.
Se casaron a comienzos de marzo de 1902, cuatro meses después de su primer encuentro. Antes de que finalizara el año nació su primera hija, María. Fueron meses de felicidad para la pareja. En aquel verano irrepetible de 1902, Mahler concluyó su Quinta Sinfonía. De su Adagietto diría que era un retrato de Alma.
Parecía imposible mayor felicidad. El compositor triunfaba en Viena y en otras capitales europeas. Muchas veces, Alma lo acompañaba en sus giras. Juntos cenaban en los mejores restaurantes. Juntos recibían en la calle las muestras de admiración de los melómanos. Juntos suscitaban la envidia de la sociedad vienesa por su éxito y su amor. En 1904, nació Anna, la segunda hija. Por entonces, Mahler ya había terminado la Sinfonía N° 6 y ultimaba la N° 7 y una colección de melodías titulada Canciones para la muerte de los niños, sobre poemas de Rückert. Un homenaje a sus nueve hermanos muertos en la infancia y el dolor de una madre que los enterró uno tras otro y al padre de todos ellos siendo aún muy joven. A Alma no le gustó nada aquella música. Más tarde, cuando la pequeña Maria murió, a los cinco años, le culparía directamente de haber atraído a la Parca hacia su casa.
Celos e impotencia
La larga agonía de la niña, víctima de la difteria, alteró todos los equilibrios emocionales de Mahler. Su mujer perdió el hijo que esperaba, él entró en una depresión que derivó en impotencia y al día siguiente del funeral un médico le diagnosticó la enfermedad cardiaca que habría de terminar con su vida. Además, las presiones de los sectores más furibundamente antisemitas lo obligaron a dejar la dirección de la Ópera de Viena. Corría el año 1907 y la etapa de dicha parecía terminada.
Alma no tardó en buscar fuera lo que no encontraba en casa. Tras algunas relaciones muy breves, se enamoró del arquitecto Walter Gropius, fundador de la Bauhaus y cuatro años más joven que ella. El amante, con el ímpetu de la juventud, le escribió un día una carta en la que se refería con todo detalle a los momentos de intimidad vividos. Ni corto ni perezoso, se la envió a su casa. Nunca se sabrá si fue un error o fue intencionado, pero el destinatario de la carta era el Sr. Mahler, y no la Sra. Mahler. El compositor la abrió y confirmó todas sus sospechas de marido celoso.
Entonces, decidió recurrir al psiquiatra más famoso de su tiempo: Sigmund Freud. Aquella reunión estaba destinada a ser un choque de genios y de egos, y en dos ocasiones la cita no llegó a producirse. Finalmente, el creador del psicoanálisis aceptó a regañadientes recibir al músico en la ciudad holandesa de Leyden, donde se encontraba de vacaciones. Durante toda la tarde, en un larguísimo paseo, Mahler se confesó: reconoció sus miedos, sus complejos y su temor ante la muerte; reconoció también que entendía que su mujer buscara en otro hombre lo que él, por sus episodios de impotencia, rara vez podía darle. Mucho más tarde, Freud escribiría que el músico había comprendido antes que nadie las claves del psicoanálisis. Por su parte, éste le dedicó un poema: «Las sombras de la noche fueron disipadas por una palabra poderosa. / El incansable tormento terminó. / Al final unido en una sola cuerda / mis tímidos pensamientos y mis tempestuosos sentimientos se mezclaron».
Un diagnóstico y un trío
El diagnóstico tranquilizó a Mahler: Freud le dijo que él buscaba en su esposa algunas características de su madre y que la edad no era un obstáculo porque ella también se había unido en su juventud a hombres maduros (la explicación era que su padre había muerto cuando era una niña). El músico regresó a Viena y dio a elegir a su mujer: Gropius o él. Ella contestó que no pensaba abandonarlo. Pero también sugirió que su relación con el joven arquitecto iba a continuar. De hecho, poco después se fue a París, donde había quedado con su amante. En sus cartas de aquellos años hay más de un apunte sobre los encuentros entre ambos, y en ellas confiesa también que fue el primer hombre con el que halló una satisfacción sexual plena.
Mahler aceptó tácitamente el trato. Incluso mejoró su relación con Alma: le dedicó la Sinfonía N° 8, que iba a estrenar poco después, y la animó a componer. También parece que la impotencia remitió. En un ámbito más mundano, empezó a permitir que se comprara ropa con una cierta frecuencia. Hasta entonces, ella debía acudir a fiestas y actos sociales casi siempre con el mismo vestido, mientras él lucía trajes caros.
El músico murió el 18 de mayo de 1911. La enfermedad se había agravado mientras estaba de gira por EE UU y tomó la decisión de regresar de inmediato a Europa. Durante su viaje en tren por el continente, los aficionados salían a las estaciones donde el convoy se detenía para despedirse. En Viena hubo una enorme conmoción. En un ejercicio de hipocresía, quienes habían presionado para que abandonara la dirección de la Ópera se sumaron a los homenajes del último momento. Mahler dejó dispuesto que lo enterraran en la misma tumba en la que reposaban los restos de su hija, y que en la lápida pusieran sólo su apellido. También prohibió a Alma que llevara luto. Y dejó una sinfonía, la número 10, con un movimiento completo y el resto, en esbozo.
Al leer en el periódico la noticia de su muerte, Freud recordó que no había cobrado la consulta de Leyden. Ese mismo día, envió a la viuda una nota con sus honorarios.
Moreno- Cantidad de envíos : 1407
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: Mahler en la literatura.
No me extraña que no lo firme ningún autor. Es terrible.
Psanquin- administrador
- Cantidad de envíos : 8413
Fecha de inscripción : 16/03/2008
Re: Mahler en la literatura.
Con permiso del editor y coeditor, ES UNA M _ _ _ _ A DE ENSAYO!!!
Ya os lo avisé al inicio. De hecho, mi duda de publicarlo en este hilo no se refería a la compatibilidad con el tema del hilo sino a la lástima que me daba dañar el hilo, el cual siempre he intentado mantenerlo a un nivel alto, con un ensayo tan cutre. Pero luego pensé en la tolerancia y la diversidad, por lo que la libertad de decir lo que se piensa es fundamental en este foro, el problema es que ignoramos quien escribió esto.
Nota: en el caso de que el autor nos lea, por favor comunicarnos su identidad.
Ya os lo avisé al inicio. De hecho, mi duda de publicarlo en este hilo no se refería a la compatibilidad con el tema del hilo sino a la lástima que me daba dañar el hilo, el cual siempre he intentado mantenerlo a un nivel alto, con un ensayo tan cutre. Pero luego pensé en la tolerancia y la diversidad, por lo que la libertad de decir lo que se piensa es fundamental en este foro, el problema es que ignoramos quien escribió esto.
Nota: en el caso de que el autor nos lea, por favor comunicarnos su identidad.
Moreno- Cantidad de envíos : 1407
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: Mahler en la literatura.
Les apunto el enlace del libro Satisfacciones Imaginarias: Indagaciones sobre lenguaje, literatura y música. Escrito por Francisco Javier Pérez. Es un libro digital, por lo que podrán leerlo casi en su totalidad (obviando algunas pocas páginas) directamente de la Web, hay un capítulo sobre Mahler: El Mahler de Adorno. Una fisonomía musical de la literatura y del lenguaje.
http://books.google.es/books?id=wLYvuaryXI4C&pg=PA103&lpg=PA103&dq=Literatura+Mahler&source=bl&ots=jRpxlUX-Ex&sig=5AZQZ_peHVFCgu_AabjAdyCoMQw&hl=es&ei=jWR9S5WNJI-24gbw0KnIBA&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=7&ved=0CBgQ6AEwBjgo#v=onepage&q=Literatura%20Mahler&f=false
Moreno- Cantidad de envíos : 1407
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: Mahler en la literatura.
Una nueva novela que acaba de salir, he flipado con el breve resumen, alucinante la capacidad imaginativa que tienen algunos escritores
Synopsis
"At first it seemed as though a series of accidents plagued Vienna's Court Opera. But after a singer is killed during rehearsals of a new production, the evidence suggests something much more dangerous. Someone is trying to murder the famed conductor and composer Gustav Mahler. Worse, Mahler might not be the first musical genius to be dispatched by this unknown killer." Alma Schindler, one of Mahler's many would-be mistresses, asks the lawyer and aspiring private investigator Karl Werthen to help stop the attacks. With his new wife, Berthe, and his old friend, the criminologist Hanns Gross, Werthen delves into Vienna's rich society of musicians to discover the identity of the person who has targeted one of Austria's best-known artists.
Publishers Weekly
Set in 1899, Jones's fine second Viennese mystery (after 2009's The Empty Mirror) opens with a falling fire curtain narrowly missing Gustav Mahler, the director of the Vienna Court Opera, but killing a soprano during a stage rehearsal. Lawyer and private inquirer Karl Werthen teams with criminologist Hanns Gross to look into this and subsequent “accidents” apparently aimed at Mahler. As the investigation descends into the “damned politics of music,” Mahler, a former Jew who must be careful to hide his contempt for fellow composer Richard Wagner, emerges as the nexus for an “ever-widening pool of suspects.” Complicating matters are big changes in Werthen's home life, in particular wife Berthe's pregnancy. Jones, the author of Hitler in Vienna, 1907–1913 and other nonfiction books about the city, smoothly blends a compelling period whodunit with bountiful cultural and social details. (Jan.)
Synopsis
"At first it seemed as though a series of accidents plagued Vienna's Court Opera. But after a singer is killed during rehearsals of a new production, the evidence suggests something much more dangerous. Someone is trying to murder the famed conductor and composer Gustav Mahler. Worse, Mahler might not be the first musical genius to be dispatched by this unknown killer." Alma Schindler, one of Mahler's many would-be mistresses, asks the lawyer and aspiring private investigator Karl Werthen to help stop the attacks. With his new wife, Berthe, and his old friend, the criminologist Hanns Gross, Werthen delves into Vienna's rich society of musicians to discover the identity of the person who has targeted one of Austria's best-known artists.
Publishers Weekly
Set in 1899, Jones's fine second Viennese mystery (after 2009's The Empty Mirror) opens with a falling fire curtain narrowly missing Gustav Mahler, the director of the Vienna Court Opera, but killing a soprano during a stage rehearsal. Lawyer and private inquirer Karl Werthen teams with criminologist Hanns Gross to look into this and subsequent “accidents” apparently aimed at Mahler. As the investigation descends into the “damned politics of music,” Mahler, a former Jew who must be careful to hide his contempt for fellow composer Richard Wagner, emerges as the nexus for an “ever-widening pool of suspects.” Complicating matters are big changes in Werthen's home life, in particular wife Berthe's pregnancy. Jones, the author of Hitler in Vienna, 1907–1913 and other nonfiction books about the city, smoothly blends a compelling period whodunit with bountiful cultural and social details. (Jan.)
Moreno- Cantidad de envíos : 1407
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: Mahler en la literatura.
El escritor húngaro Imre Kertész (que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 2002) publicó en 2006 un curioso libro titulado Dossier K. en el que él se entrevista a sí mismo para contar su vida de escritor. En la página 62 de la edición española, mientras relata su infancia en Budapest, Kertész menciona a Mahler:
“Desde el jardín iluminado con faroles venecianos nos llegaban por las noches el discreto tintineo de los cubiertos, los fragmentos de risas y conversaciones y la música gitana. Décadas más tarde, cuando la Novena sinfonía de Mahler ejerció una enorme influencia sobre mí, siempre recordaba la música gitana del [restaurante] Nardai al escuchar, en el primer movimiento, aquel motivo nostálgico, aquella melodía proustiana que suena de repente en un solo de violín. Y ¿sabes?, sigo convencido de que Mahler se llevó ese estado de ánimo de algún restaurante de Pest al que acudía con regularidad en su época como Primer Director de la Ópera de Budapest.”
“Desde el jardín iluminado con faroles venecianos nos llegaban por las noches el discreto tintineo de los cubiertos, los fragmentos de risas y conversaciones y la música gitana. Décadas más tarde, cuando la Novena sinfonía de Mahler ejerció una enorme influencia sobre mí, siempre recordaba la música gitana del [restaurante] Nardai al escuchar, en el primer movimiento, aquel motivo nostálgico, aquella melodía proustiana que suena de repente en un solo de violín. Y ¿sabes?, sigo convencido de que Mahler se llevó ese estado de ánimo de algún restaurante de Pest al que acudía con regularidad en su época como Primer Director de la Ópera de Budapest.”
Ignorante- Cantidad de envíos : 367
Localización : Asylum Ignorantiae
Fecha de inscripción : 31/03/2009
Re: Mahler en la literatura.
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Última edición por Robertino Bergamasco el 3/1/2012, 17:49, editado 1 vez
Robertino Bergamasco- Cantidad de envíos : 4479
Fecha de inscripción : 14/07/2009
Re: Mahler en la literatura.
Grandeeee Gould!!! Robertino, yo soy de ciencias y aun así considero a Gould uno de los grandes pensadores ya no solo sobre teoría evolutiva, aquí en casa tengo casi todos sus libros de ensayos y el año en que murió salió publicada su “Biblia” que por cierto se tradujo al castellano en tiempo record, La Estructura de la Teoría Evolutiva!!! Los Ocho Cerditos lo leí ya hace unos años, cuando estaba en la universidad, si mal no recuerdo en el año 1996, y mira que no me recordaba de las citas a Mahler. Del que guardo un mayor recuerdo es del Pulgar del Panda, ahhh y también Dientes de Gallina y Dedos de Caballo. De hecho, en estos días, hice en un comentario aquí mismo en el foro, pero no recuerdo donde, fue una cita de uno de los ensayos del Pulgar del Panda. Pues, también hay uno muy interesante que se lo dedicó a su hijo con síndrome de Down, si mal no recuerdo se llamaba La Flecha del Tiempo. Gould fue uno de los seres humanos más completos que he conocido y también fue un gran luchador, contra una enfermedad por la que ya, en los años noventa, le daban pocos meses de vida. Pues si te apetece leer un buen libro, un poco más técnico, pero también de divulgación, de uno de los contrincantes “teóricos” de Gould, pues léete el Gen Egoísta de Richard Dawkins, me imagino que Psanquin también lo habrá leído.
Gould incluso llegó a salir en los Simpsons, yo tengo, en no sé donde, la cinta de VHS!!!:
Robertino, casi me haces llorar, que tiempos aquellos!!!
Gould incluso llegó a salir en los Simpsons, yo tengo, en no sé donde, la cinta de VHS!!!:
Robertino, casi me haces llorar, que tiempos aquellos!!!
Moreno- Cantidad de envíos : 1407
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: Mahler en la literatura.
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Última edición por Robertino Bergamasco el 3/1/2012, 17:48, editado 1 vez
Robertino Bergamasco- Cantidad de envíos : 4479
Fecha de inscripción : 14/07/2009
Re: Mahler en la literatura.
jajaja, muy buen ensayo ese sobre el teclado QWERTY:
“Porque si la historia no fuera tan enloquecedoramente retorcida no estaríamos aquí para gozar de ella. La optimalidad superfuncional no contiene el germen del cambio. Necesitamos nuestro mundo pequeño y raro, donde QWERTY reina y la rápida zorra parda salta sobre el perro holgazán”
“Porque si la historia no fuera tan enloquecedoramente retorcida no estaríamos aquí para gozar de ella. La optimalidad superfuncional no contiene el germen del cambio. Necesitamos nuestro mundo pequeño y raro, donde QWERTY reina y la rápida zorra parda salta sobre el perro holgazán”
Moreno- Cantidad de envíos : 1407
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: Mahler en la literatura.
Jope, y yo que pensaba que después de leer a Kafka ya no podía encontrar nada más enrevesado y atosigante en toda la literatura universal!!! Desde luego, chicos, me dejáis anonadado!
gustavo- Cantidad de envíos : 3368
Fecha de inscripción : 10/11/2009
Re: Mahler en la literatura.
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Última edición por Robertino Bergamasco el 3/1/2012, 17:47, editado 1 vez
Robertino Bergamasco- Cantidad de envíos : 4479
Fecha de inscripción : 14/07/2009
Re: Mahler en la literatura.
Ya los novelistas no saben que hacer con Mahler. Lean estos dos artículos, pero sobre todo el último párrafo del segundo:
El ganador del premio de novela 'José Luis Coll' lamenta que el humor sea 'la hermana pobre de la literatura'
Miércoles 14 de Julio de 2010 21:22 ...
Terra Noticias/ Europa Press
El escritor y periodista malagueño Alfonso Vázquez, ganador del III Premio de Novela Corta 'José Luis Coll', ha lamentado este miércoles en Cuenca -durante el acto de entrega del galardón- que el humor en España siempre se haya tratado como la 'hermana pobre' de la literatura.
En esa línea ha destacado que existe 'otra Generación del 27' formada por autores como Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura que 'ha sido injustamente relegada a un segundo plano'.
Vázquez ha bromeado con su alopecia para presentarla como una metáfora del estado de salud de la literatura humorística española. 'Hay muchos monologuistas y muchos programas de chiste fácil y burdo, pero las novelas para reír escasean bastante. No hay mucho más allá de Eduardo Mendoza', ha diagnosticado.
Un reducido grupo, el de los escritores humorísticos, en el que Vázquez ha ingresado como miembro destacado con la obra ganadora del certamen: 'Viena a sus pies'.
Esta novela arranca con el extraño asesinato del emperador austriaco Francisco José al ser atropellado por el primer Rolls Royce que circuló por esta ciudad y que había sido robado previamente al compositor Gustav Mahler.
Este escritor ha calificado la obra como 'disparatada' y ha explicado que recrea en ella 'una ciudad que es mucho más interesante que la visión tópica y cursi de Sissi, los valses y el concierto de Año Nuevo'.
Vázquez ha destacado que el talento de este escritor y humorista conquense que da nombre al premio le acompaña desde su infancia, cuando su abuelo le entretenía con los discos de 'Tip y Coll'. Ha señalado que 'parecía el más serio de su grupo de humoristas pero en realidad era el mayor de los genios'.
El premio está dotado con un bombín de plata y 5.555,55 euros. La entrega del premio ha tenido lugar en el parador de Cuenca, en un acto presidido por el presidente de Paradores, Miguel Martínez, y su homónimo de la Diputación de Cuenca, Juan Manuel Ávila.
También han asistido miembros del jurado del premio, compuesto, entre otros, por José María Pérez 'Peridis', 'Kop' y Jesús Egido, responsable del sello que publicará la novela ganadora: 'Ediciones Rey'.
La hija de José Luis Coll, Marta Coll, ha enviado una carta en la que felicita al ganador y agradece el interés de todos los que han puesto en marcha este premio en memoria de su padre.
El premio de Novela Corta 'José Luis Coll' se creó hace dos años por los ilustradores y dibujantes de humor que compartían tertulia con el humorista en el Asador Donostiarra de Madrid.
La primera entrega del premio tuvo lugar en 2008 en este restaurante madrileño. El pasado año los dibujantes e ilustradores de humor decidieron trasladar para siempre la celebración del premio a Cuenca, la ciudad natal de Coll. Desde entonces, Paradores y la Diputación Provincial de Cuenca patrocinan la iniciativa.
http://noticias.terra.es/2010/local/0714/actualidad/el-ganador-del-premio-de-novela-jose-luis-coll-lamenta-que-el-humor-sea-la-hermana-pobre-de-la-literatura.aspxEl ganador del premio de novela 'José Luis Coll' lamenta que el humor sea 'la hermana pobre de la literatura'
Miércoles 14 de Julio de 2010 21:22 ...
Terra Noticias/ Europa Press
El escritor y periodista malagueño Alfonso Vázquez, ganador del III Premio de Novela Corta 'José Luis Coll', ha lamentado este miércoles en Cuenca -durante el acto de entrega del galardón- que el humor en España siempre se haya tratado como la 'hermana pobre' de la literatura.
En esa línea ha destacado que existe 'otra Generación del 27' formada por autores como Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura que 'ha sido injustamente relegada a un segundo plano'.
Vázquez ha bromeado con su alopecia para presentarla como una metáfora del estado de salud de la literatura humorística española. 'Hay muchos monologuistas y muchos programas de chiste fácil y burdo, pero las novelas para reír escasean bastante. No hay mucho más allá de Eduardo Mendoza', ha diagnosticado.
Un reducido grupo, el de los escritores humorísticos, en el que Vázquez ha ingresado como miembro destacado con la obra ganadora del certamen: 'Viena a sus pies'.
Esta novela arranca con el extraño asesinato del emperador austriaco Francisco José al ser atropellado por el primer Rolls Royce que circuló por esta ciudad y que había sido robado previamente al compositor Gustav Mahler.
Este escritor ha calificado la obra como 'disparatada' y ha explicado que recrea en ella 'una ciudad que es mucho más interesante que la visión tópica y cursi de Sissi, los valses y el concierto de Año Nuevo'.
Vázquez ha destacado que el talento de este escritor y humorista conquense que da nombre al premio le acompaña desde su infancia, cuando su abuelo le entretenía con los discos de 'Tip y Coll'. Ha señalado que 'parecía el más serio de su grupo de humoristas pero en realidad era el mayor de los genios'.
El premio está dotado con un bombín de plata y 5.555,55 euros. La entrega del premio ha tenido lugar en el parador de Cuenca, en un acto presidido por el presidente de Paradores, Miguel Martínez, y su homónimo de la Diputación de Cuenca, Juan Manuel Ávila.
También han asistido miembros del jurado del premio, compuesto, entre otros, por José María Pérez 'Peridis', 'Kop' y Jesús Egido, responsable del sello que publicará la novela ganadora: 'Ediciones Rey'.
La hija de José Luis Coll, Marta Coll, ha enviado una carta en la que felicita al ganador y agradece el interés de todos los que han puesto en marcha este premio en memoria de su padre.
El premio de Novela Corta 'José Luis Coll' se creó hace dos años por los ilustradores y dibujantes de humor que compartían tertulia con el humorista en el Asador Donostiarra de Madrid.
La primera entrega del premio tuvo lugar en 2008 en este restaurante madrileño. El pasado año los dibujantes e ilustradores de humor decidieron trasladar para siempre la celebración del premio a Cuenca, la ciudad natal de Coll. Desde entonces, Paradores y la Diputación Provincial de Cuenca patrocinan la iniciativa.
“Viena a sus pies”, de Alfonso Vázquez
Una novela saludable
Ramón Martínez. 07/10/2010
"Viena a sus pies" ha sido Premio Bombin de Novela Corta. La última obra del escritor y periodista Alfonso Vázquez ha sido recientemente publicada por la editorial El Rey Lear.
La risa es buena para la salud. Dicen los científicos que, entre otros efectos positivos, libera endorfinas, embellece y fortalece el sistema inmunológico. Y aunque la risa es casi siempre un comportamiento social, también nos podemos desternillar solos, estimulados, por ejemplo, por la literatura. Ese es el objetivo del Premio Bombín de Novela Corta de Humor, cuya tercera edición ha recaído por unanimidad del jurado en Viena a sus pies, la última obra del escritor y periodista malagueño Alfonso Vázquez, recién publicada por la editorial El Rey Lear.
El aspecto ladino y socarrón de Vázquez en la fotografía de la solapa sugiere el contenido de su primera novela. También la portada, ilustrada por José María Gallego, mitad del tándem de humoristas gráficos Gallego y Rey, en la que sobresale un pie colosal, propiedad del emperador austrohúngaro Francisco José. A los pies del monarca absolutista se arrodilla Carl Joseph Ostman, el rey de los podólogos, gracias a cuyos cuidados "esas extremidades sostenían con firmeza un gran imperio".
Ostman es también el autor de La curvatura de los pies planos, que fue "a la Podología lo que El origen de las especies a la biología". Y, pese a "salir con los pies por delante" al comienzo de la trama, atropellado por el primer Rolls Royce llegado al Imperio Austrohúngaro, propiedad del músico Gustav Mahler, es también el principal personaje de Viena a sus pies, aunque encajaría como un zapato en la horma de una novela de P.G. Wodehouse, o quizás de Evelyn Waugh.
Porque el humor de Vázquez, además de pedestre, es muy británico. Difícilmente desencadena carcajadas, pero sí una sonrisa permanente forjada a base de juegos de palabras, situaciones absurdas e ironía fina, con las que compone una trama rematada en un estrambote casi surrealista que se arrima al género fantástico tras un puñado de páginas aparentemente, aunque solo aparentemente, con aroma de novela negra.
Esa etiqueta se la debe el relato a Anton Kraus, discípulo aventajado aunque no muy listo de Ostman, quien sospecha que la muerte de su maestro no ha sido casual. Kraus se sumerge en una investigación paralela a la de la policía, a través de la cual va descubriendo la vida oculta de Ostman, y averigua, por ejemplo, que "la donación que el profesor realizó en 1890 a la Biblioteca Nacional consistía en unos 2.000 volúmenes tomados en préstamo durante tres décadas de diferentes bibliotecas estatales".
Si hay literatura de humor y humor en la literatura, Vázquez consigue ambas cosas en Viena a sus pies, en la que se apunta con éxito a la corriente de entremezclar personajes de ficción con otros reales, como el emperador Francisco José, del que destaca la "puntualidad británica de sus evacuaciones" o el ardoroso ímpetu carnal de sus últimos años: "¿Le apetece un café, querida, o damos un paseo hasta mi habitación?"
Pero Vázquez ironiza también con el ego de Gustav Mahler, se ríe con el sentido crítico de las obras de Klimt, Strauss y hasta Henry James, o fabula con un destino imposible para Musil o Rilke. Y todo ello en poco más de ciento veinte páginas que se leen de un tirón, como así parece que ha escrito Vázquez Viena a sus pies, una novela pensada y estructurada para liberar endorfinas al reír. Una novela, como la fruta y el deporte, para fortalecer la salud.
http://www.ambitocultural.es/ambitocultural/cargarFichaCritica.do?texto=&identificador=191&fechaDesde=&fechaHasta=La risa es buena para la salud. Dicen los científicos que, entre otros efectos positivos, libera endorfinas, embellece y fortalece el sistema inmunológico. Y aunque la risa es casi siempre un comportamiento social, también nos podemos desternillar solos, estimulados, por ejemplo, por la literatura. Ese es el objetivo del Premio Bombín de Novela Corta de Humor, cuya tercera edición ha recaído por unanimidad del jurado en Viena a sus pies, la última obra del escritor y periodista malagueño Alfonso Vázquez, recién publicada por la editorial El Rey Lear.
El aspecto ladino y socarrón de Vázquez en la fotografía de la solapa sugiere el contenido de su primera novela. También la portada, ilustrada por José María Gallego, mitad del tándem de humoristas gráficos Gallego y Rey, en la que sobresale un pie colosal, propiedad del emperador austrohúngaro Francisco José. A los pies del monarca absolutista se arrodilla Carl Joseph Ostman, el rey de los podólogos, gracias a cuyos cuidados "esas extremidades sostenían con firmeza un gran imperio".
Ostman es también el autor de La curvatura de los pies planos, que fue "a la Podología lo que El origen de las especies a la biología". Y, pese a "salir con los pies por delante" al comienzo de la trama, atropellado por el primer Rolls Royce llegado al Imperio Austrohúngaro, propiedad del músico Gustav Mahler, es también el principal personaje de Viena a sus pies, aunque encajaría como un zapato en la horma de una novela de P.G. Wodehouse, o quizás de Evelyn Waugh.
Porque el humor de Vázquez, además de pedestre, es muy británico. Difícilmente desencadena carcajadas, pero sí una sonrisa permanente forjada a base de juegos de palabras, situaciones absurdas e ironía fina, con las que compone una trama rematada en un estrambote casi surrealista que se arrima al género fantástico tras un puñado de páginas aparentemente, aunque solo aparentemente, con aroma de novela negra.
Esa etiqueta se la debe el relato a Anton Kraus, discípulo aventajado aunque no muy listo de Ostman, quien sospecha que la muerte de su maestro no ha sido casual. Kraus se sumerge en una investigación paralela a la de la policía, a través de la cual va descubriendo la vida oculta de Ostman, y averigua, por ejemplo, que "la donación que el profesor realizó en 1890 a la Biblioteca Nacional consistía en unos 2.000 volúmenes tomados en préstamo durante tres décadas de diferentes bibliotecas estatales".
Si hay literatura de humor y humor en la literatura, Vázquez consigue ambas cosas en Viena a sus pies, en la que se apunta con éxito a la corriente de entremezclar personajes de ficción con otros reales, como el emperador Francisco José, del que destaca la "puntualidad británica de sus evacuaciones" o el ardoroso ímpetu carnal de sus últimos años: "¿Le apetece un café, querida, o damos un paseo hasta mi habitación?"
Pero Vázquez ironiza también con el ego de Gustav Mahler, se ríe con el sentido crítico de las obras de Klimt, Strauss y hasta Henry James, o fabula con un destino imposible para Musil o Rilke. Y todo ello en poco más de ciento veinte páginas que se leen de un tirón, como así parece que ha escrito Vázquez Viena a sus pies, una novela pensada y estructurada para liberar endorfinas al reír. Una novela, como la fruta y el deporte, para fortalecer la salud.
Moreno- Cantidad de envíos : 1407
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: Mahler en la literatura.
No, si la risa es pero que muy saludable..... hasta me estoy riendo de ese tal Vázquez! Eso sí, en algo le doy la razón: a mí Jardiel Poncela también me parece un escritor de comedias adelantado a su época! Todo lo demás, sobre Mahler, Strauss o Klimt, puras paparruchas.
gustavo- Cantidad de envíos : 3368
Fecha de inscripción : 10/11/2009
Re: Mahler en la literatura.
Esta es la portada del libro que comenté anteriormente:
Al parecer es de lo más divertido, eso dicen algunas críticas. Mahler, “el más poderoso compositor y director de Viena”, es uno de los protagonistas de las disparatada novela. La verdad es que me han entrado ganas por leerla.
Al parecer es de lo más divertido, eso dicen algunas críticas. Mahler, “el más poderoso compositor y director de Viena”, es uno de los protagonistas de las disparatada novela. La verdad es que me han entrado ganas por leerla.
Moreno- Cantidad de envíos : 1407
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: Mahler en la literatura.
Pues, hala, te lo lees y nos lo cuentas, vale?
gustavo- Cantidad de envíos : 3368
Fecha de inscripción : 10/11/2009
Re: Mahler en la literatura.
REPORTAJE
De la canción del útero a Mahler'La imaginación sonora' concluye el díptico de música y filosofía de Eugenio Trías
JESÚS RUIZ MANTILLA - Madrid - 08/11/2010
Si el icono es el padre de la imaginación, la música es la madre. Soñamos viendo, pero el sonido que acompaña todo eso también nos determina. Desde el útero materno, desde que en el líquido del seno sentíamos la voz y las canciones del exterior a nuestra pasión por lo que escuchamos en vida. Por eso, Eugenio Trías (Barcelona, 1942) se ha empeñado en devolver a la música la categoría que se merece entre nuestros sentidos y en nuestro pensamiento. Ya comenzó a hacerlo hace tres años con El canto de las sirenas; ahora lo completa con La imaginación sonora (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores).
"En la imaginación el sonido construye todo un universo aparte del visual"
Las conexiones entre música y filosofía están todavía por explorar a fondo aunque han existido aproximaciones memorables, de Aristóteles a Adorno. Trías transita ese mismo camino de manera profunda, entregada. Y de paso salda cuentas. "Si el libro anterior estaba muy basado en la tradición grecolatina, este se centra en una línea judeocristiana", comenta el filósofo melómano.
Ambas raíces demuestran que la música, la gran música, es uno de los pilares de la civilización occidental. "Esa síntesis de Europa pagana y cristiana es la que demuestra su dimensión: que desde el principio se inspire lo mismo en la cara humana de la figura de Cristo, con lecturas muy afirmativas, y al tiempo en la inspiración del mito de Orfeo".
No por casualidad, la historia de la ópera -que ya sobrepasa los 400 años- comienza con este personaje atado a una lira. Pero Trías viaja mucho más atrás. Ha sido capaz de hacernos entender la historia de los sonidos desde la polifonía no registrada y la primitiva caligrafía de los conventos hacia la contemporánea espiritualidad de Scielsi y Ligeti, con todo lo que este último le perturba con su tela de araña. En medio, las pasiones y cantatas de Bach, el Mozart tardío de La clemenza di Tito, la grandeza de Haydn aprisionada entre el genio de Salzburgo y Beethoven. También Wagner, Bruckner, Verdi, Schoenberg. O la nada eterna, el misterioso viaje entre la tierra y el cielo de Mahler...
Pero si regresamos al principio de todo, Trías está empeñado en demostrar esa vocación maternal de la música para nuestros sentidos. "El desarrollo del oído en el útero, lo que afecta mientras se forma en el embrión, es un misterio, pero merece una teoría musical". Es la memoria involunta-ria y en ella habitan todos los so-nidos. "Nuestra imaginación va acompañada de iconos. Pero la materia fónica es fundamental. El sonido tiene su trama, sus frecuencias, sus longitudes, sus armonías, construye una suerte de universo aparte del visual. Y ese aspecto no ha sido analizado con intensidad desde la filosofía".
La música tiene un logos propio, según Trías. Por eso necesitó en un momento determinado su propio registro. Su escritura. "Es importantísimo ese momento y se produce en un cruce de la historia en el que nadie augura grandes invenciones. Se desarrolla entre el siglo IX, X y XI". La creación de ese alfabeto está llena de genios anónimos que trabajaban en los conventos o de nombres propios como Guido d'Arezzo. Como tampoco sabremos a quién se le ocurrió el contrapunto, esa genialidad que reconstruye la historia de la música. Son fenómenos paralelos a la invención del gótico. Lo mismo que las pasiones de Bach, la de san Juan o san Mateo, pueden relacionarse con los cristos de Velázquez o El Greco.
Entre las cuentas para saldar en el gusto de Trías está Haydn. "Ha sido rebajado a una simplista condición de clásico. Fue mucho más. Haydn resultó enormemente innovador. Sinfonías como La despedida o cuartetos como el Opus 20 son obras sorprendentes". Resulta difícil analizar con novedades a Beethoven. Pero si aplicamos la filosofía y las teorías de Trías, descubrimos: "Su obra posee ese doble polo entre Atenas y Jerusalén, entre la Misa solemnis y la Novena sinfonía, encontramos todo el mito de Europa".
Mahler es una predilección del filósofo. Si en El canto de las sirenas, Trías había explorado las primeras sinfonías, en La imaginación sonora, se centra en La canción de la Tierra y la Octava. "Las dos obras coinciden en el tiempo pero defienden antítesis. Una habla de la vida perdurable y la otra se rinde a un panteísmo místico".
La espiritualidad ha sido un motor absoluto del libro. Trías ha tenido muy presente la muerte estos últimos tres años. También ha perdido oído -qué fatalidad para un amante de la música-, pero eso le ha permitido agudizar la imaginación y el recuerdo de sus sensaciones sonoras. "Me he basado mucho en las partituras. Me da rabia perderme detalles que antes apreciaba".
Moreno- Cantidad de envíos : 1407
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: Mahler en la literatura.
He revisitado estos días la obra de Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), un escritor siempre interesante, palimpsestuoso, culturalista e invocador de mil y una voces que nos abren otras tantas puertas...
Acabo de concluir Doctor Pasavento (2005, Ed. Anagrama), y en su fragmento número 23 (pág. 316) leo:
He pasado el día pensando en mi hija Nora. En realidad, nunca pude acostumbrarme a la idea de su muerte. En realidad Nora ha sido desde entonces el eje central de mi vida atormentada. Aunque silenciosamente, su muerte fue la que más contribuyó a mi alejamiento del mundo. Nora, pobre criatura de quince años, niña todavía, niña de llanto desgarrador en las últimas horas de su vida, niña agresiva que en ese último día clavaba las uñas en la cara de su odiada madre a la que culpaba de todo, niña de gemidos inhumanos. Dejó el recuerdo de aquel efecto inolvidable, terrorífico, devastador de la droga. Horas finales en el invierno. Un patético adiós a aquellos ojos de brillo verdoso y cegador, a aquel cuello largo y pálido. Niña de quince años muerta. Un coche fúnebre en el funeral. Y Gustav Mahler con sus Canciones para los niños muertos. «El sol sigue brillando en todas partes...» Die Sonne, sie scheinet allgemein... El peor día de mi vida. Nadie sabía la dirección del cementerio.
Interesante libro, este Doctor Pasavento, cita mahleriana incluida, centrado en la desaparición del escritor, en aquellos héroes morales que para Vila-Matas son autores como su idolatrado Robert Walser, Franz Kafka, Thomas Pynchon o Emmanuel Bove... Aunque me temo que Vila-Matas vive muy lejos de lo que ellos fueron...
Anímense con Vila-Matas, siempre es una lectura agradecida, dejando ciertos lapsos entre cada nuevo libro...
Acabo de concluir Doctor Pasavento (2005, Ed. Anagrama), y en su fragmento número 23 (pág. 316) leo:
He pasado el día pensando en mi hija Nora. En realidad, nunca pude acostumbrarme a la idea de su muerte. En realidad Nora ha sido desde entonces el eje central de mi vida atormentada. Aunque silenciosamente, su muerte fue la que más contribuyó a mi alejamiento del mundo. Nora, pobre criatura de quince años, niña todavía, niña de llanto desgarrador en las últimas horas de su vida, niña agresiva que en ese último día clavaba las uñas en la cara de su odiada madre a la que culpaba de todo, niña de gemidos inhumanos. Dejó el recuerdo de aquel efecto inolvidable, terrorífico, devastador de la droga. Horas finales en el invierno. Un patético adiós a aquellos ojos de brillo verdoso y cegador, a aquel cuello largo y pálido. Niña de quince años muerta. Un coche fúnebre en el funeral. Y Gustav Mahler con sus Canciones para los niños muertos. «El sol sigue brillando en todas partes...» Die Sonne, sie scheinet allgemein... El peor día de mi vida. Nadie sabía la dirección del cementerio.
Interesante libro, este Doctor Pasavento, cita mahleriana incluida, centrado en la desaparición del escritor, en aquellos héroes morales que para Vila-Matas son autores como su idolatrado Robert Walser, Franz Kafka, Thomas Pynchon o Emmanuel Bove... Aunque me temo que Vila-Matas vive muy lejos de lo que ellos fueron...
Anímense con Vila-Matas, siempre es una lectura agradecida, dejando ciertos lapsos entre cada nuevo libro...
Re: Mahler en la literatura.
Leo estos días Berlín Alexanderplatz (1929), de Alfred Döblin, en su traducción al castellano a cargo de Miguel Sáenz para la venerable editorial Cátedra. Como bien sabréis algunos, la novela inserta, en una suerte de collage, noticias de su tiempo, muchas de ellas provenientes de periódicos, noticias reales en gran parte.
En la página 267, supuestamente ambientada en 1928, nos encontramos lo siguiente:
«Bruno Walter dirigirá su último concierto de la temporada el domingo, 15 de abril, en la Ópera Municipal. En el programa figura la Sinfonía en mi bemol mayor de Mozart, los beneficios se destinarán al fondo del monumento a Gustav Mahler en Viena».
Según indica Miguel Sáenz en las notas a pie de página de esta edición, Walter dirigió la Ópera Municipal de Berlín de 1925 a 1929.
Una interesante propuesta, la de Berlín Alexanderplatz, una novela que muchos han emparentado con el Ulises de Joyce, o una versión ‘alemana’ de dicho estilo (por más que Döblin solía molestarse cuando tal cosa le decían, diciendo que había un viento que llevaba ambas obras en una línea similar, pero que ello era más fruto de un tiempo que ‘dictaba’ estos avances, que de una copia con respecto al genial Joyce).
En la página 267, supuestamente ambientada en 1928, nos encontramos lo siguiente:
«Bruno Walter dirigirá su último concierto de la temporada el domingo, 15 de abril, en la Ópera Municipal. En el programa figura la Sinfonía en mi bemol mayor de Mozart, los beneficios se destinarán al fondo del monumento a Gustav Mahler en Viena».
Según indica Miguel Sáenz en las notas a pie de página de esta edición, Walter dirigió la Ópera Municipal de Berlín de 1925 a 1929.
Una interesante propuesta, la de Berlín Alexanderplatz, una novela que muchos han emparentado con el Ulises de Joyce, o una versión ‘alemana’ de dicho estilo (por más que Döblin solía molestarse cuando tal cosa le decían, diciendo que había un viento que llevaba ambas obras en una línea similar, pero que ello era más fruto de un tiempo que ‘dictaba’ estos avances, que de una copia con respecto al genial Joyce).
Re: Mahler en la literatura.
En la revista venezolana de música Consuelo Garví publica el artículo "Dostoievski en Mahler: una relación de luces y sombras"
http://www.musicaenclave.com/articlespdf/dostoievskienmahler.pdf
http://www.musicaenclave.com/articlespdf/dostoievskienmahler.pdf
Psanquin- administrador
- Cantidad de envíos : 8413
Fecha de inscripción : 16/03/2008
Re: Mahler en la literatura.
Stefan Zweig utiliza a Mahler -que yo conozca- en varias de sus obras, en ese visionario y emotivo artículo El regreso de Mahler (recopilado por Friedenthal en El legado de Europa) de 1915, o casi como fantasma o espectro en El mundo de ayer una de las memorias más particulares que yo haya leído.
Pues bien, una sorpresa -o no tanto- fue toparse en otras memorias, las de su primera esposa Friderike este pasaje:
[...] A la ópera llevaba consigo (*) las partituras; nos sentábamos muy juntos , y la música hizo el resto para acercarnos. Gustav Mahler era nuestro ídolo . Como director de orquesta era el gran mediador entre la trascendencia de la música y su interpretación material. Su solo aspecto resulta fascinante, y sus movimientos sobre el estrado eran las de un genio capaz de transportarnos a otros mundos. En tales trances, lo imposible se antojaba factible, la fantasía sustituía a la razón y el romanticismo devenía en realidad. [...]
(*) El que llevaba las partituras no era Stefan Zweig, sino Felix von Winternitz su primer marido. Sorprendente este nuevo "atributo" mahleriano, como oficiante del amour.
Alma, aparece ampliamente, pero ya como Alma Werfel.
Pues bien, una sorpresa -o no tanto- fue toparse en otras memorias, las de su primera esposa Friderike este pasaje:
[...] A la ópera llevaba consigo (*) las partituras; nos sentábamos muy juntos , y la música hizo el resto para acercarnos. Gustav Mahler era nuestro ídolo . Como director de orquesta era el gran mediador entre la trascendencia de la música y su interpretación material. Su solo aspecto resulta fascinante, y sus movimientos sobre el estrado eran las de un genio capaz de transportarnos a otros mundos. En tales trances, lo imposible se antojaba factible, la fantasía sustituía a la razón y el romanticismo devenía en realidad. [...]
(*) El que llevaba las partituras no era Stefan Zweig, sino Felix von Winternitz su primer marido. Sorprendente este nuevo "atributo" mahleriano, como oficiante del amour.
Alma, aparece ampliamente, pero ya como Alma Werfel.
Robertino Bergamasco- Cantidad de envíos : 4479
Fecha de inscripción : 14/07/2009
Re: Mahler en la literatura.
leyendo estos días "Open City" de Teju Cole, aún no lo he acabado, pero hasta cuatro veces ha aparecido ya Mahler en sus páginas. En una tienda de discos suena DLVDE, y el protagonista reflexiona sobre "Der Abschied". En otro momento menciona el funeral de Mahler cuando el protagonista está recordando el funeral de su padre:
"I recall now that Mahler, buried in Grinzing in 1911, was given the kind of quiet, private funeral he wanted, no speeches by the graveside, no religious readings, no florid poetry on the gravestone just the name, Gustav Mahler. And, fittingly, it rained all through it until, as Bruno Walter tells it, the body was interred and the sun came out."
"I recall now that Mahler, buried in Grinzing in 1911, was given the kind of quiet, private funeral he wanted, no speeches by the graveside, no religious readings, no florid poetry on the gravestone just the name, Gustav Mahler. And, fittingly, it rained all through it until, as Bruno Walter tells it, the body was interred and the sun came out."
maigr3t- Cantidad de envíos : 153
Fecha de inscripción : 20/02/2012
Re: Mahler en la literatura.
Pues una cita muy emotiva y documentada; desde luego nada gratuita ni pedante
Psanquin- administrador
- Cantidad de envíos : 8413
Fecha de inscripción : 16/03/2008
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