EL MEJOR COMPOSITOR DEL SIGLO XX (2ª MITAD)

sátántangó escribió: Lo único que apunto es la capacidad para comprender el valor musical de una composición, objetivamente.

Corro a buscar el dinamómetro, que lo tenía guardado en un cajón desde segundo de BUP.  

monca escribió:Corro a buscar el dinamómetro, que lo tenía guardado en un cajón desde segundo de BUP.  

No es necesario, el mundo pronto desaparecerá.

sátántangó escribió:

monca escribió:Corro a buscar el dinamómetro, que lo tenía guardado en un cajón desde segundo de BUP.  

No es necesario, el mundo pronto desaparecerá.

¡Qué forma más elegante de esconder la mano!        

Psanquin escribió:¡Qué forma más elegante de esconder la mano!        

Hablo en serio. Los rusos concentran tropas en la fronteras de Ucrania y envían cazas a Bielorrusia. Los primeros aviones de combate F-16 de EE UU aterrizan en Polonia.

Lo cierto es que la lo militar chabacano lo bordaba el bueno de Dmitri.

No he podido postear estos días, porque estaba en Cannes de trabajo... Sólo quería agradecer a Kandaules sus recomendaciones respecto a Auerbach. Cuando tenga algo más de tiempo, comento algún temilla que aquí se ha mencionado...

Ha vuelto Ritter!!! Se nos acabó la guachafita, ya no podemos seguir rajando del franchute.   
 
Un abrazo carissimo Ritter 

Moreno escribió:Ha vuelto Ritter!!!   Se nos acabó la guachafita, ya no podemos seguir rajando del franchute.        

Eso, eso....ya veréis, sí, ya veréis...cuando tenga más tiempo, pondré los puntos sobre las íes...       ...que se os deja un par de días solos, y os desmelenáis...  

Pero ahora no, que me voy a hacer deporte...  

Abrazos,

Con vuestro permiso   , ha llegado el momento de hacer unas pequeñas, mínimas,  precisiones...  

Nunca deja de sorprenderme que las discusiones sobre la obra de Boulez como compositor o director deriven en un ataque a su faceta de divulgador o proselitista de una estética o, más precisamente, una concepción de la música. El término que has utilizado, caro Kandaules, "demagogo de cuarta", es poco afortunado, por no decir tendencioso. Pierre Boulez lo que ha sido durante muchos años es el exponente más hábil, lúcido e intelectualmente sólido de algo que, nos guste o no, era una necesidad a partir del año 45 (l'anno zero, como diría alguno). Tras lo horrores de la guerra (humanos, materiales y culturales), un grupo de jóvenes músicos absorben el legado de la segunda escuela de Viena (suprimido en Europa bajo el yugo nacionalsocialista   ) y, bajo la influencia por otra parte de Messiaen (su famosa clase de armonía), descubren y elaboran un lenguaje musical que era el único (en ese momento) que podía evitar que la riquísima tradición musical--de siglos--de occidente cayera en la irrelevancia, en un arte puramente decorativo (y, por tanto, menor), en una especie de manierismo. El peligro de que la música volviera a los estilos "fáciles" de preguerra (el neoclasicismo, el pos-romanticismo) era real, y para esos jóvenes visionarios, había que combatirlo a toda costa. El conocido episodio de los silbidos a un concierto de las obras neoclásicas de Stravinsky en París en la inmediata posguerra--concierto que no dirigía Stravinsky, sino Manuel Rosenthal, y episodio del que hay distintas versiones--es el primer ejemplo. Y  desde entonces, Boulez ha sido perfectamente coherente (aunque haya suavizado algunas opiniones) y--en ese aspecto--se ha definido a sí mismo sin ruborizarse como un "estalinista".

Pero hace falta un personaje de la estatura artística e intelectual de Boulez para poder trasmitir de forma elocuente estas posturas, y la influencia que ha tenido Boulez no puede sino ser un reflejo de ello. Porque, no nos engañemos: otros gigantes de este arte han sido igual de intransigentes--o más--con respecto a posturas estéticas divergentes a las suyas. Me viene a la cabeza Wagner, que poco menos acabó con el prestigio del exitosísimo en su época Meyerbeer. O Stravinsky, que en algunas entrevistas de los años 30--recientemente recopiladas por Actes Sud en Francia--despacha casi de un plumazo toda la música alemana, salvo Bach (pero sobre todo, a Wagner, al mismisimo Beethoven y a Mahler--Malheur, lo llamaba   ).

Que lo que diga Boulez a nosotros nos guste o no, eso es otro tema. Pero creo que alguien tenía que decirlo. Porque, insisto, el peligro era que la música "culta" derivase en un arte decorativo e intrascemdente. Si Boulez (y Nono, y Stockhausen, y Maderna, y Berio....) no hubieran mostrado esa intransigencia, pues la música como arte se hubiera quedado limitada al estilo de Poulenc (por mencionar un compositor del que yo personalmente disfruto   ), a obras como los Cuatro Últimos Lieder (que sí, es una obra maestra   ) o...a los Britten y Shostakovich que aquí han dado tanto que hablar. Y en un escenario como ese, la música hubiera acabado por morir, por ser un "objeto de museo" (más de lo que ya es). Un genio indiscutido como Stravinsky se dio cuenta de ello, y bajo la influencia de Craft (y encandilado--no hay mejor termino--por Boulez) dio el salto, y dejó de ser el compositor que ya poco tenía que decirle al mundo, para tener ese indian summer tan maravilloso que nos dio Agon, el Canticum Sacrum y los Requiem Canticles.     

Me sorprende también que se hable de "dictadura" (de Darmstadt). Mientras estos músicos proclamaban--vehementemente, como no--su "credo", en las óperas de toda Europa (aquellas que había que "volar por lo aires"   ) el repertorio seguía anclado en los Puccini, Verdi y Bizet, y Wozzeck no llegó a la Staatsoper de Viena hasta el año 55, o a París hasta el 63. Y un músico de cuarta (este sí) como Giancarlo Menotti gozaba de éxito a ambos lados del Atlántico. Y el disco clásico más vendido en el Reino Unido en los años 60 fue el War Requiem...y, y, y...Pero había un grupo pequeño de compositores, pensadores y administradores (William Glock, Heinrich Strobel, Steinecke..) que nos decían que la música era, debía ser, más que eso. Y yo no puedo sino quitarme el sombrero ante ellos, y agradecérselo.  

Hoy, en 2014, con la perspectiva histórica, pudiera parecer que estos debates ya no tienen sentido. Claro que nosotros, los aficionados, podemos escuchar y disfrutar de lo que nos apetezca, y por las razones que nos apetezca. Pero creo que no debemos olvidar que cuando escuchamos, por decir algo al azar, Turandot, nos encontramos ante una obra de excelente factura e indudable belleza, pero que nos lleva a un estado de pura postración y de entumecimiento intelectual, pero si escuchamos Moses und Aron, tenemos una experiencia completamente distinta (y sí, superior artística e intelectualmente). La primera es una calle ciega, la segunda una puerta de entrada a un mundo cada vez más rico. Y esa dicotomía es tan actual hoy como lo fue en 1950, o en 1911, o en 1882...

Ya me he extendido demasiado, y os pido disculpas a todos por ello.

Un abrazo,

Estimado Ritter.