Giuseppe Sinopoli, ¿sobrevalorado o infravalorado?
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Re: Giuseppe Sinopoli, ¿sobrevalorado o infravalorado?
Aquí está la magnífica reseña que en su día hizo el entusiasta Calbuco del ciclo Sinopoli. Creo que pone el dedo en la yaga cuando habla de los prejuicios de la crítica hacia el bueno de Peppino Por suerte el tiempo pone a cada uno en su sitio y el ciclo Sinopoli sigue en el candelero; con records de ventas, reediciones, y estando presentes no pocas de sus entregas en las recomendaciones que van apareciendo en distintos medios.
Se suele hablar mal del Mahler de Sinopoli. No sé por qué. Su ciclo con Philharmonia es, sin dudas, más interesante que otros más "famosos" (Solti, por ejemplo). Por otra parte se trata de un ciclo que comprende todas las Sinfonías, más el Das Lied von der Erde, el Das Klagende Lied, los Kindertotenlieder (desatrosos con Terfel, hay que reconocerlo) y Lieder Eines Fahrenden con Fassbaender (quien está mejor con Chailly). De regalo algunas Canciones juveniles orquestadas (muy bien cantadas por B. Weikl).
El ciclo destaca por una sensacional Séptima y extraordinarias 2 y 3. Pero óigase también el primer movimiento de la Novena y el magnífico Das Klagende Lied. Lo peor, una decepcionante 10 y un Das Lied que a ratos convence y a ratos irrita por partes iguales. Por último, no olviden que está muy bien grabado y que se vendió en una cajita. A mí me gusta mucho el ciclo y ya es hora que los críticos empiecen a oírlo sin prejuicios... Si lo ven barato, no lo duden.
Sinfonía 1(1989): El inicio presenta un pedal fascinante, captado de manera muy natural por la grabación. Las fanfarrias son de las mejores en disco: brillantes, claras y precisas. Sinopoli, acierta en donde casi todos fracasan: en la transición hacia el tema principal y el posterior desarrollo, que en este caso escuchamos llenos de detalles, con un cantabile inaudito en todas las secciones. Si lo único rescatable de esta grabación fuera este movimiento, ya valdría la pena. La dirección mezcla maravillosamente bucolismo y atrevimiento, con una orquesta que responde con virtuosismo. El Scherzo es uno de los más modernos de la discografía. Habría que remontarse a Scherchen o Mitropoulos para encontrar algo tan atrevido. Los detalles son espléndidos y el trío es de una belleza incuestionable. La excelencia se mantiene e incluso se eleva en la Marcha Fúnebre, expuesta con una perfección que podríamos calificar de única: sensible, mórbida, con un sentido del cantabile que refleja el trabajo minucioso con la orquesta. Lamentablemente, el último movimiento nos muestra al Sinopoli rutinario, algo enfático y demasiado contundente y estentóreo. No es que esté mal dicho, pero la excelencia de los movimeintos precedentes se frustra ante la sola corrección del final, a gran distancia de los grandes en este fragmento: Bernstein / New York, Halasz, Joo, Walter, Abbado, Mitropulos, Horenstein, Chailly. En resumen, una gran versión, malograda por un correcto cuarto movimiento, pero que arroja luces sobre los otros tres. El sonido es perfecto (interpretación:8 / sonido:10)
Sinfonía 2 (con Brigitte Fassbaender / Rosalind Plowrigth / Coro Philharmonia /1985): Sinopoli apuesta por un concepto crispado y ácido en el inmenso primer movimiento. En realidad su lectura es ejemplar desde toda perspectiva: tensa, con interludios líricos magníficamente resueltos y con atención fanática al detalle: escúchese la coda desgranada con una claridad y elocuencia superiores. El andante es menos drástico, pero está servido con belleza e intención. Magnífico scherzo con detalles instrumentales muy bien resueltos y con extremos anímicos que lo vuelven cercano a los modos de un Scherchen. La Fassbaender es una gloria en el Urlicht y solamente por esto ya merecería la pena la audición del disco. Simplemente una de las grandes lecturas de estel lied. Hacia el final, Sinopoli deja de lado sus excentricidades y es una lástima, porque la corrección es magnífica, el sonido es fenomenal, pero falta intención en muchos pasajes. No obstante, la marcha tiene el preciso grado de angustia y la escena de las llamadas de trompetas es tan sobrecogedora como las mejores. La perorata final es modélica, pero sabemos que otros la han dicho con mayor emoción. En resumen, una segunda extraordinaria que afloja un poco en el final y eso la saca de las referencias obligadas. No obstante, es un Mahler que en sus cuatro primeros movimientos muestra lo mejor de este cuestionado director. El sonido es magnífico. (Interpretación: 9 / sonido: 10)
Sinfonía 3 (con Hanna Schwarz / Coro Philharmonia / New London Children´s Choir /1994): Sinopoli y la Sinfonía 3 pueden ser una unión peligrosa, pero he aquí que el director veneciano realiza una lectura no solamente bella, sino además llena de detalles interesantes y bastante respetuosa con las indicaciones mahlerianas. Para lograrlo opta por tiempos moderados que permiten que la sonoridad de los metales se expanda con comodidad y los detalles de la cuerda, las segundas voces en especial, se hagan atractivamente presentes. Puede que Sinopoli parezca artificioso al lado de un Horenstein, de Kubelik, Bernstein o Neumann, pero su análisis es irreprochable y logra momentos notables en el canto de los metales, en los solos y en general, en su impecable construcción. Sinopoli no crea atmósferas telúricas ni abiertamente dramáticas, a cambio plantea un lirismo primitivo, en ocasiones perturbador, pero jamás grotesco. Este ambiente de ensoñación se mantiene en un etéreo Tempo di Menuetto, de una delicadeza digna de Mendelssohn. Menos personal es el Comodo, dicho a tiempo relajado, con magnífica respuesta orquestal y bellos solos de corno de postillón, pero al que se le echa de menos mayor incisividad. Quizá el punto alto de la lectura de Sinopoli es su particular aproximación a la Canción de la medianoche de Nietzsche. El tiempo se estanca y el canto de la Schwarz es de una ambigüedad casi maligna. Sorprendente y muy bello, como si las palabras de Nietszche cobraran real sentido en este canto en que la voz literalmente se mimetiza con los instrumentos. Creo que jamás se había logrado esto en una interpretación de este magnífico lied. Notable es también la canción con coros que sigue, menos perturbadora que la anterior, más abiertamente ingenua. El final logra ser bello y angustiante a la vez, pero está lejos de las grandes explosiones emocionales de los grandes o de las contemplaciones pseudo-místicas de un Scherchen u Horenstein. En fin, una 3 absolutamente recomendable con momentos realmente notables y servida de un sonido que por sí solo ya justificaría el disco. No es primera opción, pero se disfruta y aprende mucho con su audición. (Interpretación: 8 / sonido: 10)
Sinfonía 4 (con Edita Gruberova/1991): Como le sucediera a Boulez posteriormente, Sinopoli opta por un enfoque distante, privilegiando la claridad instrumental (ayudada por una grabación magnífica), pero sin la mezcla entre lo inocente y lo trágico que logran las grandes versiones. Lamentablemente, el segundo movimiento sigue manteniendo este grado de aceptabilidad sin más, aunque el trio se muestra al fin más humanizado. Como le sucede a Boulez, Sinopoli logra recién conmover en un Ruhevoll de excelente factura, inquietante y decadente, aunque sin el sentido trágico que le imprime Boulez. La cota más alta de esta interpretación la alcanza la segunda mitad de esta música en una de sus recreaciones contemporáneas más atrevidas y convincentes: casi expresionista, rotunda y dolida. El nivel de excelencia se mantiene en un final magnífico con una soprano de un idiomatismo a toda prueba. Sinopoli opta por el enfoque feérico e intenta disipar los fantasmas de la ambigüedad del tercer movimiento mediante la luz de su visión. En resumen, una excelente 4, con un comienzo irreprochable aunque sin conmover. La interpretación despierta en el Adagio y Final. El sonido es magnífico, lo que unido a lo anterior hacen recomendable el disco (interpretación:8 / sonido:10)
Sinfonía 5 (1985): El controvertido Sinopoli se controla bastante en esta lectura de la 5. En el primer movimiento opta por tiempos cómodos que permiten la exposición de detalles tímbricos. El sentido dramático del discurso es reforzado por Sinopoli mediante ligeras aceleraciones y algunos llamativos efectos tímbricos que no suenan arbitrarios. En el agitado segundo movimiento opta por contrastes bien marcados, pero sin jamás llegar al extremo de un Scherchen. Excelente Scherzo en que cada detalle es expuesto fanáticamente. En esta ocasión, Sinopoli lleva los timbres de los vientos a sonar grotescamente en ciertos pasajes, lo que está muy bien para la obra. El adagietto es muy personal, sin explosiones sentimentales, pero muy convincente. Lo más polémico viene con su lectura del final en que la tensión decae a propósito. Sinopoli opta por hacer fluir el discurso sin la energía de un Solti y sin los contrastes de un Chailly. Simplemente se dedica a desgranarlo cuidadosamente y, afortunadamente le funciona, ya que las voces contrapuntísticas se revelan con mucha belleza. En resumen, una 5 muy personal que tiene mucho atractivo, pero que no hace tambalear la discografía. Muy interesante para mahlerianos. El sonido es excelente. (Interpretación: 8 / sonido: 10)
Sinfonía 6 (1986): El inicio no despierta gran expectación. Los primeros compases son de lo más literal en disco; no obstante ya en el tema de Alma se aprecia una propuesta que no va por el lado dramático, sino por el lado estructural y –si se puede- lírico de esta música. Todo está dicho con lujo de detalles, con una orquesta atentísima, pero acá falta la fiereza desatada de un Tennstedt, Karajan o Boulez. Como siempre en Sinopoli, la suspensión está tratada con una delicadeza emocionante. En el scherzo se aprecia más idiomatismo, los metales están claramente presentes y los cambios de tiempo son extraordinarios, lo mismo que la presencia del timbal. Enfoque elegante, no exento de morbidez y de tensión. El Andante moderato es de los más lentos en disco. Sinopoli acierta logrando crear una atmósfera delicada, desolada y abandonada, pero sin la efusividad de otras lecturas antológicas como la de Karajan. El movimiento final presenta una claridad asombrosa de texturas, pero no se advierte la furia apocalíptica que esta música exige; incluso son evidentes ciertos caprichos en los tiempos que ni siquiera Scherchen o Bernstein se habrían atrevido a realizar. No obstante, los resultados sonoros no son despreciables. En resumen, versión notable en muchos aspectos, particularmente en los movimientos centrales y con un cuidado del detalle asombroso que la hacen competir entre las mejores pese a su distancia afectiva. El sonido es imbatible (interpretación: 8 / sonido: 10)
Sinfonía 7 (1992): Se trata de uno de los registros más importantes del director veneciano. La 7 y sus complejidades son ideales para la peculiar concepción de Sinopoli. Esto queda de manifiesto desde la sórdida marcha del inicio, con sus ritmos cruzados y timbres alucinados. Desde este inicio, Sinopoli no buscará homogeneizar el discurso, darle coherencia estructural, sino desarticularlo en una serie de fragmentos, los cuales, no obstante, logran crear una sensación de imagen totalitaria del neurótico mundo mahleriano. En efecto, Sinopoli apura, ralenta, estanca, cae en el desenfreno, pero todo con fanática planificación, creando un cuadro esperpéntico y fascinante. La Philharmonia está, por su parte, gloriosa, tocando con una efusión casi insoportable a ratos. En la primera Música Nocturna, el concepto se vuelve más violento que de costumbre. Para el oído mahleriano acostumbrado surgirán como fantsamagorías fragmentos y citas de la tercera sinfonía, desarrollados acá de manera más manifiesta, como si Sinopoli asumiera abiertamente, cual psicoanalista sonoro, el pastiche fragmentado que compone esta música genial, acá ajena a todo glamour o romanticismo, transformada en un eco que va más allá de los espejismos entre metales. El Scherzo está dicho con una agresividad inusitada, menos brutal que otros, pero más incisivo y abiertamente grotesco. Pocas veces oiremos timbales más enfáticos, acentos rítmicos más descarados. Sinopoli interpreta esto, evidentemente, después de Berg, no antes. En la segunda Música Nocturna, el tono de serenata está tan maravillosamente presente que casi parece irreal y en medio de la visión desarticulada y crispada del director italiano, parece más una gran cita que una intervención romántica en este discurso sin centro. Si se aisla de su contexto llegaríamos a pensar que la visión de Sinopoli es casi la de un Barbirolli, pero se trata solamente de una mueca antes de que el final se transforme en una gloriosa charanga descabellada, autodestructiva y delirante. Sonidos extremos, enfoque extremo que sin embargo nos subyuga en su insolencia de la que no está ausente un gesto de grandeza, como si los signos agotados comenzaran recién a revelar aquello que los excede una vez oída esa caída en picada de la última perorata. No lo duden, un registro inolvidable, una lectura que a muchos extrañara, pero que a otros sacudirá con su desparpajo y profunda comprensión de la crisis de los signos mahlerianos. Imperdible y con sonido extraordinario. (Interpretación: 10 / sonido: 10) R
Sinfonía 8 (con Studer, Blasi, Jo, Meier, Nagai, Lewis, Allen, Sotin / The Southend Boy`s Choir / Coro Philharmonia / 1990): Desde el primer compás este registro se torna interesante. Sinopoli enfrenta la retórica inicial con absoluta ausencia de efectismo. El coro es enfático y seco, de una gran claridad, al igual que la orquesta. Realmente espléndido, Sinopoli enfrenta la primera parte con fiereza, pero sin perder la claridad de las voces. Los solistas destacan adecuadamente, aunque el contingente femenino se muestra más compenetrado con la obra. Sinopoli, como es su costumbre destaca ciertas voces y ralenta algún pasaje, logrando mostrarnos algunas novedades en esta obra imposible (en el mejor sentido del término). En la coda encontramos quizá lo mejor de esta lectura: simplemente apabullante el efecto sumativo de los coros que parecieran elevarnos del asiento. En la segunda parte, Sinopoli dirige con pulso seguro, pero algo más de entusiasmo no habría estado mal. Los solistas masculinos cumplen sin llegar a deslumbrar. Nuevamente, la mejor parte está en la claridad de los coros y en algunos pasajes instrumentales revelados fanáticamente. Por su parte, las sopranos están espléndidas (en particular una maravillosa Sumi Jo) La coda es realmente soberbia, tal como sucedió en el final de la primera parte. No lo duden, una 8 a tener en cuenta. Algo distante, pero muy clara, con una respuesta coral destacada y con detalles instrumentales que interesarán a los conocedores de la obra. Mejor la entusiasta primera parte. El sonido es muy bueno, pero no perfecto. (Interpretación: 8 / sonido: 9)
Sinfonía 9 (1993): Uno de los momentos cumbres del ciclo del maestro italiano es el primer movimiento de un poderío tal, belleza sonora, hondura y detallada exposición que pareciera que nos enfrentamos a una referencia obligada. Como pocos, Sinopoli llega a los tutti con una violencia demoníaca y resuelve las cadencias sin resolución con una hondura anímica sobrecogedora. Lamentablemente, el segundo movimiento, pese a su claridad, virtuosismo y desenfado aleja el demonio invocado en el primero y peca de "optimismo". La cosa no mejora en un regular Rondó-Burleske, que logra encenderse después de las literales suspensiones. El final no alcanza la hondura y emoción de los grandes, pero sí revela detalles insospechados, como los portamentos que se cuelan en las segundas voces de la cuerda (prodigiosamente captados por el ingeniero en sonido). Además, Sinopoli logra conmocionar en el clímax y sabe resolverlo. En fin, una excelente 9, cuyo comienzo prodigioso no se hace eco en los demás movimientos que, pese a todo, no carecen de interés. El sonido es maravilloso. (Interpretación: 8 / sonido: 10)
Sinfonía 10 (1987): Una de las lecturas más lentas de este movimiento (alcanza más de 32 minutos). La frase inicial presenta inquietud suficiente y Sinopoli acierta ralentando el segundo tema. El inicio es bastante auspicioso; no obstante, el director italiano se pierde al poco andar y pese a interesantes efectos tímbricos y al uso desenfadado de los instrumentos de viento y de la sonoridad plena de los trombones, la arquitectura naufraga. La música se estira sin tensión y hasta el aburrimiento se hace presente. Una lástima, el sonido del registro es estupendo y la Philharmonia está muy bien. Salvo detalles muy interesantes, una 10 que alcanza a estar bien y eso es muy poco en una obra de esta trascendencia. (Interpretación: 7 / sonido: 10)
Das Lied von der Erde (con Staatskapelle de Dresde / Iris Vermillion / Keith Lewis /1996): Los primeros compases muestran un sonido algo seco e incisivo. La construcción es impecable. La voz del tenor es casi ideal. Canta con convicción y posee un bello timbre. La dirección se muestra correcta, pero no eleva el vuelo, pese a detalles instrumentales muy bien logrados. El segundo lied se abre con una introducción poco prometedora en la orquesta, la voz de la mezzo se muestra muy bella, aunque algo ausente de carácter y a años luz de las grandes traductoras de esta página. En el tercer lied, la dirección se muestra más comprometida, con bellísimas intervenciones de la madera. Además el tenor posee una voz ideal para el papel. En el cuarto lied, al fin, se observa algo más de compromiso emocional en la orquesta. Incluso la mezzo hace una lectura muy meritoria. Sobresaliente la claridad lograda por la orquesta en el pasaje del caballo desbocado y excelente la resolución del lied. Excelente también la claridad presentada en el quinto lied, con un tenor adecuado, pero sin llegar a las cimas de la dicografía. Cuando esperábamos otra muestra de excelente rutina, el sonido de la orquesta nos introduce en una atmósfera fascinante. La entrada de la mezzo está muy bien lograda y la primera gran sorpresa del registro nos la llevamos con unos solos de oboe y flauta proverbiales. En realidad toda la dirección de los vientos es maravillosa y por sí sola justifica este registro. Además, la construcción del extenso lied es superior, el interludio está dicho de una pieza, con una sonoridad muy moderna, con exactitud anímica y hasta con arrebato emocional. De ahí en adelante el asunto decae un poco, sin perder interés. Pese a todo, nos quedamos con la sensación de que la voz de la mezzo podía haber entregado más. En resumen, una muy correcta lectura. Precisa en los primeros 5 lieder y excelente en el último. Las voces son muy bellas, pero están algo ajenas al discurso mahleriano. El sonido es excelente, pero extrañamente seco, lo que puede deberse al concepto del director. (Canto: 7 / dirección: 7 / Sonido: 9)
Das Klagende Lied (con Studer, Meier, Goldberg, Allen / Coro Shin-Yuh Kai (edición 1899 con Waldmärchen de 1880 / 1990): Es difícil saber por qué la crítica no se refiere más a este registro de la bella obra juvenil de Mahler. A todas luces el protagonismo en este registro del vivo tomado en Japón es la dirección de Sinopoli. En efecto, su lectura desde un comienzo aborda la obra como si fuera contemporánea del primer Schönberg y le resulta. Sinopoli no apuesta por el colorido maravilloso de Haitink o el romanticismo abierto de Chailly. Su posición es más extrema y hace que este Mahler se tiña de sangre y de angustia más allá de lo habitual. Sus tiempos son extremos, sus timbres agresivos, su canto muy expresivo y operático. Destaquemos la intención de cada intervención de coro y solistas. La fantástica sonoridad de la orquesta en la lejanía, la agresividad del inicio en Der Spielmann (como marcando la similitud con el inicio de la Resurrección) y en general muchos detalles expuestos con toda claridad: la coda es escalofriante. Como es costumbre en Sinopoli, los pasajes lentos reciben un extraño pero elocuente tratamiento, como si fuesen densificados por el maestro veneciano. En contra, la voz no siempre grata de la Studer, un insuficiente Goldberg y cierto énfasis que en ocasiones suena a apresuramiento más que a intensidad. Tampoco es aconsejable la edición que mezcla la versión original con otra posterior (para los tres segmentos de 1880, existen algunos registros como el de Nagano). Con todo, una lectura sobresaliente y que merece mayor difusión que otras inferiores en sus resultados (pienso en Rattle, Tilson-Thomas e incluso, Chailly)... al menos es más personal y demuestra profundo conocimiento de la obra mahleriana. El sonido se muestra un tanto delgado y distante. (Dirección : 9 / canto: 7 / sonido: 9)
Se suele hablar mal del Mahler de Sinopoli. No sé por qué. Su ciclo con Philharmonia es, sin dudas, más interesante que otros más "famosos" (Solti, por ejemplo). Por otra parte se trata de un ciclo que comprende todas las Sinfonías, más el Das Lied von der Erde, el Das Klagende Lied, los Kindertotenlieder (desatrosos con Terfel, hay que reconocerlo) y Lieder Eines Fahrenden con Fassbaender (quien está mejor con Chailly). De regalo algunas Canciones juveniles orquestadas (muy bien cantadas por B. Weikl).
El ciclo destaca por una sensacional Séptima y extraordinarias 2 y 3. Pero óigase también el primer movimiento de la Novena y el magnífico Das Klagende Lied. Lo peor, una decepcionante 10 y un Das Lied que a ratos convence y a ratos irrita por partes iguales. Por último, no olviden que está muy bien grabado y que se vendió en una cajita. A mí me gusta mucho el ciclo y ya es hora que los críticos empiecen a oírlo sin prejuicios... Si lo ven barato, no lo duden.
Sinfonía 1(1989): El inicio presenta un pedal fascinante, captado de manera muy natural por la grabación. Las fanfarrias son de las mejores en disco: brillantes, claras y precisas. Sinopoli, acierta en donde casi todos fracasan: en la transición hacia el tema principal y el posterior desarrollo, que en este caso escuchamos llenos de detalles, con un cantabile inaudito en todas las secciones. Si lo único rescatable de esta grabación fuera este movimiento, ya valdría la pena. La dirección mezcla maravillosamente bucolismo y atrevimiento, con una orquesta que responde con virtuosismo. El Scherzo es uno de los más modernos de la discografía. Habría que remontarse a Scherchen o Mitropoulos para encontrar algo tan atrevido. Los detalles son espléndidos y el trío es de una belleza incuestionable. La excelencia se mantiene e incluso se eleva en la Marcha Fúnebre, expuesta con una perfección que podríamos calificar de única: sensible, mórbida, con un sentido del cantabile que refleja el trabajo minucioso con la orquesta. Lamentablemente, el último movimiento nos muestra al Sinopoli rutinario, algo enfático y demasiado contundente y estentóreo. No es que esté mal dicho, pero la excelencia de los movimeintos precedentes se frustra ante la sola corrección del final, a gran distancia de los grandes en este fragmento: Bernstein / New York, Halasz, Joo, Walter, Abbado, Mitropulos, Horenstein, Chailly. En resumen, una gran versión, malograda por un correcto cuarto movimiento, pero que arroja luces sobre los otros tres. El sonido es perfecto (interpretación:8 / sonido:10)
Sinfonía 2 (con Brigitte Fassbaender / Rosalind Plowrigth / Coro Philharmonia /1985): Sinopoli apuesta por un concepto crispado y ácido en el inmenso primer movimiento. En realidad su lectura es ejemplar desde toda perspectiva: tensa, con interludios líricos magníficamente resueltos y con atención fanática al detalle: escúchese la coda desgranada con una claridad y elocuencia superiores. El andante es menos drástico, pero está servido con belleza e intención. Magnífico scherzo con detalles instrumentales muy bien resueltos y con extremos anímicos que lo vuelven cercano a los modos de un Scherchen. La Fassbaender es una gloria en el Urlicht y solamente por esto ya merecería la pena la audición del disco. Simplemente una de las grandes lecturas de estel lied. Hacia el final, Sinopoli deja de lado sus excentricidades y es una lástima, porque la corrección es magnífica, el sonido es fenomenal, pero falta intención en muchos pasajes. No obstante, la marcha tiene el preciso grado de angustia y la escena de las llamadas de trompetas es tan sobrecogedora como las mejores. La perorata final es modélica, pero sabemos que otros la han dicho con mayor emoción. En resumen, una segunda extraordinaria que afloja un poco en el final y eso la saca de las referencias obligadas. No obstante, es un Mahler que en sus cuatro primeros movimientos muestra lo mejor de este cuestionado director. El sonido es magnífico. (Interpretación: 9 / sonido: 10)
Sinfonía 3 (con Hanna Schwarz / Coro Philharmonia / New London Children´s Choir /1994): Sinopoli y la Sinfonía 3 pueden ser una unión peligrosa, pero he aquí que el director veneciano realiza una lectura no solamente bella, sino además llena de detalles interesantes y bastante respetuosa con las indicaciones mahlerianas. Para lograrlo opta por tiempos moderados que permiten que la sonoridad de los metales se expanda con comodidad y los detalles de la cuerda, las segundas voces en especial, se hagan atractivamente presentes. Puede que Sinopoli parezca artificioso al lado de un Horenstein, de Kubelik, Bernstein o Neumann, pero su análisis es irreprochable y logra momentos notables en el canto de los metales, en los solos y en general, en su impecable construcción. Sinopoli no crea atmósferas telúricas ni abiertamente dramáticas, a cambio plantea un lirismo primitivo, en ocasiones perturbador, pero jamás grotesco. Este ambiente de ensoñación se mantiene en un etéreo Tempo di Menuetto, de una delicadeza digna de Mendelssohn. Menos personal es el Comodo, dicho a tiempo relajado, con magnífica respuesta orquestal y bellos solos de corno de postillón, pero al que se le echa de menos mayor incisividad. Quizá el punto alto de la lectura de Sinopoli es su particular aproximación a la Canción de la medianoche de Nietzsche. El tiempo se estanca y el canto de la Schwarz es de una ambigüedad casi maligna. Sorprendente y muy bello, como si las palabras de Nietszche cobraran real sentido en este canto en que la voz literalmente se mimetiza con los instrumentos. Creo que jamás se había logrado esto en una interpretación de este magnífico lied. Notable es también la canción con coros que sigue, menos perturbadora que la anterior, más abiertamente ingenua. El final logra ser bello y angustiante a la vez, pero está lejos de las grandes explosiones emocionales de los grandes o de las contemplaciones pseudo-místicas de un Scherchen u Horenstein. En fin, una 3 absolutamente recomendable con momentos realmente notables y servida de un sonido que por sí solo ya justificaría el disco. No es primera opción, pero se disfruta y aprende mucho con su audición. (Interpretación: 8 / sonido: 10)
Sinfonía 4 (con Edita Gruberova/1991): Como le sucediera a Boulez posteriormente, Sinopoli opta por un enfoque distante, privilegiando la claridad instrumental (ayudada por una grabación magnífica), pero sin la mezcla entre lo inocente y lo trágico que logran las grandes versiones. Lamentablemente, el segundo movimiento sigue manteniendo este grado de aceptabilidad sin más, aunque el trio se muestra al fin más humanizado. Como le sucede a Boulez, Sinopoli logra recién conmover en un Ruhevoll de excelente factura, inquietante y decadente, aunque sin el sentido trágico que le imprime Boulez. La cota más alta de esta interpretación la alcanza la segunda mitad de esta música en una de sus recreaciones contemporáneas más atrevidas y convincentes: casi expresionista, rotunda y dolida. El nivel de excelencia se mantiene en un final magnífico con una soprano de un idiomatismo a toda prueba. Sinopoli opta por el enfoque feérico e intenta disipar los fantasmas de la ambigüedad del tercer movimiento mediante la luz de su visión. En resumen, una excelente 4, con un comienzo irreprochable aunque sin conmover. La interpretación despierta en el Adagio y Final. El sonido es magnífico, lo que unido a lo anterior hacen recomendable el disco (interpretación:8 / sonido:10)
Sinfonía 5 (1985): El controvertido Sinopoli se controla bastante en esta lectura de la 5. En el primer movimiento opta por tiempos cómodos que permiten la exposición de detalles tímbricos. El sentido dramático del discurso es reforzado por Sinopoli mediante ligeras aceleraciones y algunos llamativos efectos tímbricos que no suenan arbitrarios. En el agitado segundo movimiento opta por contrastes bien marcados, pero sin jamás llegar al extremo de un Scherchen. Excelente Scherzo en que cada detalle es expuesto fanáticamente. En esta ocasión, Sinopoli lleva los timbres de los vientos a sonar grotescamente en ciertos pasajes, lo que está muy bien para la obra. El adagietto es muy personal, sin explosiones sentimentales, pero muy convincente. Lo más polémico viene con su lectura del final en que la tensión decae a propósito. Sinopoli opta por hacer fluir el discurso sin la energía de un Solti y sin los contrastes de un Chailly. Simplemente se dedica a desgranarlo cuidadosamente y, afortunadamente le funciona, ya que las voces contrapuntísticas se revelan con mucha belleza. En resumen, una 5 muy personal que tiene mucho atractivo, pero que no hace tambalear la discografía. Muy interesante para mahlerianos. El sonido es excelente. (Interpretación: 8 / sonido: 10)
Sinfonía 6 (1986): El inicio no despierta gran expectación. Los primeros compases son de lo más literal en disco; no obstante ya en el tema de Alma se aprecia una propuesta que no va por el lado dramático, sino por el lado estructural y –si se puede- lírico de esta música. Todo está dicho con lujo de detalles, con una orquesta atentísima, pero acá falta la fiereza desatada de un Tennstedt, Karajan o Boulez. Como siempre en Sinopoli, la suspensión está tratada con una delicadeza emocionante. En el scherzo se aprecia más idiomatismo, los metales están claramente presentes y los cambios de tiempo son extraordinarios, lo mismo que la presencia del timbal. Enfoque elegante, no exento de morbidez y de tensión. El Andante moderato es de los más lentos en disco. Sinopoli acierta logrando crear una atmósfera delicada, desolada y abandonada, pero sin la efusividad de otras lecturas antológicas como la de Karajan. El movimiento final presenta una claridad asombrosa de texturas, pero no se advierte la furia apocalíptica que esta música exige; incluso son evidentes ciertos caprichos en los tiempos que ni siquiera Scherchen o Bernstein se habrían atrevido a realizar. No obstante, los resultados sonoros no son despreciables. En resumen, versión notable en muchos aspectos, particularmente en los movimientos centrales y con un cuidado del detalle asombroso que la hacen competir entre las mejores pese a su distancia afectiva. El sonido es imbatible (interpretación: 8 / sonido: 10)
Sinfonía 7 (1992): Se trata de uno de los registros más importantes del director veneciano. La 7 y sus complejidades son ideales para la peculiar concepción de Sinopoli. Esto queda de manifiesto desde la sórdida marcha del inicio, con sus ritmos cruzados y timbres alucinados. Desde este inicio, Sinopoli no buscará homogeneizar el discurso, darle coherencia estructural, sino desarticularlo en una serie de fragmentos, los cuales, no obstante, logran crear una sensación de imagen totalitaria del neurótico mundo mahleriano. En efecto, Sinopoli apura, ralenta, estanca, cae en el desenfreno, pero todo con fanática planificación, creando un cuadro esperpéntico y fascinante. La Philharmonia está, por su parte, gloriosa, tocando con una efusión casi insoportable a ratos. En la primera Música Nocturna, el concepto se vuelve más violento que de costumbre. Para el oído mahleriano acostumbrado surgirán como fantsamagorías fragmentos y citas de la tercera sinfonía, desarrollados acá de manera más manifiesta, como si Sinopoli asumiera abiertamente, cual psicoanalista sonoro, el pastiche fragmentado que compone esta música genial, acá ajena a todo glamour o romanticismo, transformada en un eco que va más allá de los espejismos entre metales. El Scherzo está dicho con una agresividad inusitada, menos brutal que otros, pero más incisivo y abiertamente grotesco. Pocas veces oiremos timbales más enfáticos, acentos rítmicos más descarados. Sinopoli interpreta esto, evidentemente, después de Berg, no antes. En la segunda Música Nocturna, el tono de serenata está tan maravillosamente presente que casi parece irreal y en medio de la visión desarticulada y crispada del director italiano, parece más una gran cita que una intervención romántica en este discurso sin centro. Si se aisla de su contexto llegaríamos a pensar que la visión de Sinopoli es casi la de un Barbirolli, pero se trata solamente de una mueca antes de que el final se transforme en una gloriosa charanga descabellada, autodestructiva y delirante. Sonidos extremos, enfoque extremo que sin embargo nos subyuga en su insolencia de la que no está ausente un gesto de grandeza, como si los signos agotados comenzaran recién a revelar aquello que los excede una vez oída esa caída en picada de la última perorata. No lo duden, un registro inolvidable, una lectura que a muchos extrañara, pero que a otros sacudirá con su desparpajo y profunda comprensión de la crisis de los signos mahlerianos. Imperdible y con sonido extraordinario. (Interpretación: 10 / sonido: 10) R
Sinfonía 8 (con Studer, Blasi, Jo, Meier, Nagai, Lewis, Allen, Sotin / The Southend Boy`s Choir / Coro Philharmonia / 1990): Desde el primer compás este registro se torna interesante. Sinopoli enfrenta la retórica inicial con absoluta ausencia de efectismo. El coro es enfático y seco, de una gran claridad, al igual que la orquesta. Realmente espléndido, Sinopoli enfrenta la primera parte con fiereza, pero sin perder la claridad de las voces. Los solistas destacan adecuadamente, aunque el contingente femenino se muestra más compenetrado con la obra. Sinopoli, como es su costumbre destaca ciertas voces y ralenta algún pasaje, logrando mostrarnos algunas novedades en esta obra imposible (en el mejor sentido del término). En la coda encontramos quizá lo mejor de esta lectura: simplemente apabullante el efecto sumativo de los coros que parecieran elevarnos del asiento. En la segunda parte, Sinopoli dirige con pulso seguro, pero algo más de entusiasmo no habría estado mal. Los solistas masculinos cumplen sin llegar a deslumbrar. Nuevamente, la mejor parte está en la claridad de los coros y en algunos pasajes instrumentales revelados fanáticamente. Por su parte, las sopranos están espléndidas (en particular una maravillosa Sumi Jo) La coda es realmente soberbia, tal como sucedió en el final de la primera parte. No lo duden, una 8 a tener en cuenta. Algo distante, pero muy clara, con una respuesta coral destacada y con detalles instrumentales que interesarán a los conocedores de la obra. Mejor la entusiasta primera parte. El sonido es muy bueno, pero no perfecto. (Interpretación: 8 / sonido: 9)
Sinfonía 9 (1993): Uno de los momentos cumbres del ciclo del maestro italiano es el primer movimiento de un poderío tal, belleza sonora, hondura y detallada exposición que pareciera que nos enfrentamos a una referencia obligada. Como pocos, Sinopoli llega a los tutti con una violencia demoníaca y resuelve las cadencias sin resolución con una hondura anímica sobrecogedora. Lamentablemente, el segundo movimiento, pese a su claridad, virtuosismo y desenfado aleja el demonio invocado en el primero y peca de "optimismo". La cosa no mejora en un regular Rondó-Burleske, que logra encenderse después de las literales suspensiones. El final no alcanza la hondura y emoción de los grandes, pero sí revela detalles insospechados, como los portamentos que se cuelan en las segundas voces de la cuerda (prodigiosamente captados por el ingeniero en sonido). Además, Sinopoli logra conmocionar en el clímax y sabe resolverlo. En fin, una excelente 9, cuyo comienzo prodigioso no se hace eco en los demás movimientos que, pese a todo, no carecen de interés. El sonido es maravilloso. (Interpretación: 8 / sonido: 10)
Sinfonía 10 (1987): Una de las lecturas más lentas de este movimiento (alcanza más de 32 minutos). La frase inicial presenta inquietud suficiente y Sinopoli acierta ralentando el segundo tema. El inicio es bastante auspicioso; no obstante, el director italiano se pierde al poco andar y pese a interesantes efectos tímbricos y al uso desenfadado de los instrumentos de viento y de la sonoridad plena de los trombones, la arquitectura naufraga. La música se estira sin tensión y hasta el aburrimiento se hace presente. Una lástima, el sonido del registro es estupendo y la Philharmonia está muy bien. Salvo detalles muy interesantes, una 10 que alcanza a estar bien y eso es muy poco en una obra de esta trascendencia. (Interpretación: 7 / sonido: 10)
Das Lied von der Erde (con Staatskapelle de Dresde / Iris Vermillion / Keith Lewis /1996): Los primeros compases muestran un sonido algo seco e incisivo. La construcción es impecable. La voz del tenor es casi ideal. Canta con convicción y posee un bello timbre. La dirección se muestra correcta, pero no eleva el vuelo, pese a detalles instrumentales muy bien logrados. El segundo lied se abre con una introducción poco prometedora en la orquesta, la voz de la mezzo se muestra muy bella, aunque algo ausente de carácter y a años luz de las grandes traductoras de esta página. En el tercer lied, la dirección se muestra más comprometida, con bellísimas intervenciones de la madera. Además el tenor posee una voz ideal para el papel. En el cuarto lied, al fin, se observa algo más de compromiso emocional en la orquesta. Incluso la mezzo hace una lectura muy meritoria. Sobresaliente la claridad lograda por la orquesta en el pasaje del caballo desbocado y excelente la resolución del lied. Excelente también la claridad presentada en el quinto lied, con un tenor adecuado, pero sin llegar a las cimas de la dicografía. Cuando esperábamos otra muestra de excelente rutina, el sonido de la orquesta nos introduce en una atmósfera fascinante. La entrada de la mezzo está muy bien lograda y la primera gran sorpresa del registro nos la llevamos con unos solos de oboe y flauta proverbiales. En realidad toda la dirección de los vientos es maravillosa y por sí sola justifica este registro. Además, la construcción del extenso lied es superior, el interludio está dicho de una pieza, con una sonoridad muy moderna, con exactitud anímica y hasta con arrebato emocional. De ahí en adelante el asunto decae un poco, sin perder interés. Pese a todo, nos quedamos con la sensación de que la voz de la mezzo podía haber entregado más. En resumen, una muy correcta lectura. Precisa en los primeros 5 lieder y excelente en el último. Las voces son muy bellas, pero están algo ajenas al discurso mahleriano. El sonido es excelente, pero extrañamente seco, lo que puede deberse al concepto del director. (Canto: 7 / dirección: 7 / Sonido: 9)
Das Klagende Lied (con Studer, Meier, Goldberg, Allen / Coro Shin-Yuh Kai (edición 1899 con Waldmärchen de 1880 / 1990): Es difícil saber por qué la crítica no se refiere más a este registro de la bella obra juvenil de Mahler. A todas luces el protagonismo en este registro del vivo tomado en Japón es la dirección de Sinopoli. En efecto, su lectura desde un comienzo aborda la obra como si fuera contemporánea del primer Schönberg y le resulta. Sinopoli no apuesta por el colorido maravilloso de Haitink o el romanticismo abierto de Chailly. Su posición es más extrema y hace que este Mahler se tiña de sangre y de angustia más allá de lo habitual. Sus tiempos son extremos, sus timbres agresivos, su canto muy expresivo y operático. Destaquemos la intención de cada intervención de coro y solistas. La fantástica sonoridad de la orquesta en la lejanía, la agresividad del inicio en Der Spielmann (como marcando la similitud con el inicio de la Resurrección) y en general muchos detalles expuestos con toda claridad: la coda es escalofriante. Como es costumbre en Sinopoli, los pasajes lentos reciben un extraño pero elocuente tratamiento, como si fuesen densificados por el maestro veneciano. En contra, la voz no siempre grata de la Studer, un insuficiente Goldberg y cierto énfasis que en ocasiones suena a apresuramiento más que a intensidad. Tampoco es aconsejable la edición que mezcla la versión original con otra posterior (para los tres segmentos de 1880, existen algunos registros como el de Nagano). Con todo, una lectura sobresaliente y que merece mayor difusión que otras inferiores en sus resultados (pienso en Rattle, Tilson-Thomas e incluso, Chailly)... al menos es más personal y demuestra profundo conocimiento de la obra mahleriana. El sonido se muestra un tanto delgado y distante. (Dirección : 9 / canto: 7 / sonido: 9)
Psanquin- administrador
- Cantidad de envíos : 8413
Fecha de inscripción : 16/03/2008
Re: Giuseppe Sinopoli, ¿sobrevalorado o infravalorado?
Qué pena de posavasos!
gustavo- Cantidad de envíos : 3368
Fecha de inscripción : 10/11/2009
Re: Giuseppe Sinopoli, ¿sobrevalorado o infravalorado?
Una importante novedad "sinopoliniana" en Profil (dentro de su serie sobre la Staatskapelle de Dresde):
Si bien todo el repertorio (de otros compositores) incluido está disponible en otras grabaciones dirigidas por Sinopoli, por fin se publica algo de su obra como compositor (sólo se conocía en CD--que yo sepa--la suite de Lou Salomé en DG).
Detalles aquí: https://www.amazon.com/Guiseppe-Sinopoli-Kai-Vogler/dp/B01ICDQOYC/ref=sr_1_1?s=music&ie=UTF8&qid=1473170913&sr=1-1&keywords=B01ICDQOYC
Si bien todo el repertorio (de otros compositores) incluido está disponible en otras grabaciones dirigidas por Sinopoli, por fin se publica algo de su obra como compositor (sólo se conocía en CD--que yo sepa--la suite de Lou Salomé en DG).
Detalles aquí: https://www.amazon.com/Guiseppe-Sinopoli-Kai-Vogler/dp/B01ICDQOYC/ref=sr_1_1?s=music&ie=UTF8&qid=1473170913&sr=1-1&keywords=B01ICDQOYC
Ritter- Cantidad de envíos : 2298
Localización : Madrid
Fecha de inscripción : 08/08/2011
Re: Giuseppe Sinopoli, ¿sobrevalorado o infravalorado?
Siii. Magnífica novedad. Del Sinopoli compositor sólo tengo la grabación de DG que citas ¡Magnífica obra! Así que bienvenida sea esta nueva grabación
Psanquin- administrador
- Cantidad de envíos : 8413
Fecha de inscripción : 16/03/2008
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