De todo un poco...

Psanquin escribió:No me parece muy profesional para una pianista

Qué retrógrado eres, Psanquin! Mi impresión del viernes pasado fue de que se trata de una pianista como la copa de un pino y, además, guapísima: algún problema? O es que noto cierta envidieta?

Nicanor Parra se convierte en el tercer chileno en recibir el Cervantes. Los otros fueron Jorge Edwards y Gonzalo Rojas. Curiosamente tuve el privilegio de conversar con los tres -por separado, claro- en alguna oportunidad y a raíz de encontrármelos en la calle.

A Parra le dan el Cervantes, precisamente, cuando el nombre de Pablo Neruda es borrado de una calle española porque, según palabras de la autoridad- "nadie sabía quién era"...

Les dejo el link y los sabrosos comentarios, entre ellos: que la calle debería llamarse Generalísimo Francisco Franco...

http://www.emol.com/noticias/magazine/2012/04/11/535307/en-espana-le-quitan-el-nombre-de-neruda-a-una-calle-porque-el-poeta-no-es-conocido.html

La Madre Patria hace aguas en la República de las Letras y veo que la cretinización de los servidores públicos es universal.

...Ya me veo yo en Chile borrando los nombres de Alberti o García Lorca de las calles... diríamos que eso es subdesarrollo.


Pues, si no han leído a Parra, les dejo uno de sus grandes poemas.

Sí, un poema de lo más actual en las vidas virtuales de muchas personas

El Cuarteto de Tokio se disuelve: http://blogs.elpais.com/el-concertino/2012/04/el-cuarteto-de-tokio-se-disuelve.html

Estamos gafados: antes el Alban Berg, ahora el Tokyo, mi querido Tokyo

...siempre nos quedará el Arditti, forever!!!

monca escribió:El Cuarteto de Tokio se disuelve: http://blogs.elpais.com/el-concertino/2012/04/el-cuarteto-de-tokio-se-disuelve.html

Se veía venir. La decadencia ya era notoria como bien nos ilustra Javier en su crónica. De hecho ya empezó con la baja del primer violín Oudjián en el 95, aunque Dawes le sustituyó con acierto en un momento crucial, como fue la grabación de una integral de Beethoven de referencia, pero solo estuvo poco más de un año. Después vino Kopelman que a su vez había abandonado el Borodin dejándolo maltrecho y tampoco duró mucho. Y ya la puntilla se la dio la marcha del chelo Harada y la llegada de Beawer, un primer violín desconcertante con un sonido que no ha logrado empastar y que para colmo comete muchos errores, al menos el día que yo le vi.

Complejo y difícil mundo este del cuarteto de cuerdas. Miles de horas de trabajo para lograr un instrumento único formado a partir de cuatro cabezas, cuatro criterios, cuatro formas diferentes de entender la música. Una formación en la que todos pueden y deben opinar, pero años y años de ceder y convencer a partes iguales. Y cuando lo logran y llegan a lo más alto, ya están hartos unos de otros, pero están condenados a seguir, porque les ha costado mucho llegar hasta allí. Siempre lo he dicho: lo más difícil de un cuarteto no es lo musical, sino las relaciones personales. Peor que un matrimonio.

Algo así le pasó al Végh. Verídico, un alumno de Sandor me lo contó: ninguno se hablaba entre sí más que lo estrictamente imprescindible para ensayar. En las giras por Europa viajaban en tren en departamentos separados y en hoteles diferentes.

El Melos acabó cuando los hermanos Voss se enfadaron. El segundo violín Gerhard se fue, y después de muchas pruebas le sustituyó una descolorida Bieler. La repentina muerte de Melcher no hizo más que adelantar el final.

En el Italiano, la segundo violín Elisa Pegreffi se casó sucesivamente con los otros tres. Una bomba.

En el Borodin, la falta de armonía fue total en la época de Dubinsky y así lo denunció en sus memorias, acusando al chelista Berlinsky de sus intrigas como militante del partido comunista. Por si era poco, uno de los integrantes se había liado con la mujer de uno de ellos. Si Kopelman no se hubiera ido aburrido y hubiera podido liderar un relevo generacional, hoy podríamos hablar de la continuidad de un Borodin renovado. Que cuatro jóvenes se hayan hecho con el mismo nombre no significa nada. El Borodin murió.

¿El Amadeus?. Una excepción admirable. Sin un cambio durante tantos años. Todos fieles y un final ejemplar. Y hay que tener vocación para eso, porque no creo que lo hagan por dinero. Que al final un solo tenor de segunda fila cobra el doble caché que el mejor cuarteto. Lo explica mejor el viejo chiste:

-¿Cómo alguien tocando en un cuarteto puede acabar teniendo un millón de dólares?

-Empezando con diez millones.

Saludos

Gracias Nico1; muy informativo y entretenido

Nico, ¿y el Alban Berg?. Se les veía bastante bien avenidos.

Para mí, el único cuarteto que hoy en día esta a la altura de esos "míticos" es el Arcanto.

Ignacio escribió:Nico, ¿y el Alban Berg?. Se les veía bastante bien avenidos.

Asi parece ser, a juzgar por las muestras de afecto que les rodearon tras la muerte del viola Kakuska. En un concierto que dieron en su memoria acudieron importantes personalidades como Abbado, Rattle, Kocena, Quasthoff, Irvine Arditi...Le sustituyó Isabel Charisius, alumna del propio Thomas, pero no lograron sobreponerse a la muerte del amigo. En palabras de Valentín (curioso: tocayo de Berlinsky, el chelo del Borodin), "son 38 años de incesante trabajo, de darle al cuarteto prioridad sin condiciones sobre otros ámbitos de la vida". Duraron tres años más.

Aquí en el comienzo del Bartok nº 6, una muestra y un pequeño homenaje al gran violista Thomas Kokuska: